|
Fundado
el 9 julio de 1948
Por Rafael Cano Giraldo
-1948-1981
Director: Zahur K.
Zapata - 1981 –
ADMINISTRACIÓN
Publisher
Zahur
Klemath Zapata
Gerente
Operativo
Natalia
Cuervo López
Marketing
Director Comercial:
Darwis Urbina
REDACCIÓN
Jefe de Redacción
Rubén Dario Varela Hurtado
Colalaboradores
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Harold Alvarado Tenorio
Gabriel Jaime Caro (Gajaka)
Rafael
Urrea
Diagramación
Rafael
Zardar
Roberto Gonzalez
Soporte Tecnológico
Darwin
Urbina
Aurooj Ali Khan
Sidra
Noor
Muhammad Mushtaq
CONTACTO
E-mail:
director@elimparcial.com.co
redaccion@elimparcial.com.co
ventas@elimparcial.com.co
Calle. 21
Nº
7-68 Segundo piso
Tel. (57)
6-348
6207
Pereira, Colombia
1-646-370 6964
New York, USA.
Directora: Julián Chica
Cardona
Colaboradores:
Gustavo
Álvarez Gardeazábal
Harold Alvarado
Tenorio
Zahur
Klemath Zapata
Gabriel
Jaime Caro (Gajaka)
Carlos
Orlando Pardo
Jotamario
Arbeláes
-------------
correo@magazinliterario.com
El Imparcial es un
medio informativo digital
que se
publica
en
PF en
Internet y pertenece a
la red de medios "Network
Digital News" de
propiedad de ZahurK.
|
|
¿Prima más el dinero que
los derechos humanos?
Para nadie es un secreto que la población venezolana atraviesa
quizás por el peor momento de su historia, muertes diarias a causa
de constantes apagones en los hospitales, falta de medicina,
alimento, etc., siendo esta una situación real que no es ninguna
novedad a estas alturas del partido.
No obstante, el punto álgido de los que muchos poco se atreven
hablar, lo constituye el hecho de reflexionar sobre el siguiente
interrogante: ¿Qué es más indignante? ¿El hecho de que continúen los
atropellos de la dictadura de Maduro, o el hecho de que tristemente
prevalezcan intereses económicos internacionales que impiden que se
tomen verdaderas cartas en el asunto que contribuyan a encontrar una
solución viable a esta cruenta realidad?
Lo único cierto es que desde todo punto de vista, es inaceptable que
gobernantes de países potencias mundiales como China y Rusia
prefieran apoyar la dictadura presente en Venezuela por prevalecer
intereses económicos y obstaculizando así una salida internacional.
Entonces la pregunta esclarecedora, ¿vale más los miles de millones
de dólares que China y Rusia le han prestado a Venezuela que los
derechos humanos de personas que a diario no tienen que comer y de
niños que fallecen por desnutrición?
En definitiva los gobernantes de este país deben analizar, porque el
pecado no es solo de Nicólas Maduro, sino de estos dos países ricos
que aun con suficientes recursos continúan apegados a una millonaria
deuda que ni siquiera tal vez se le pueda pagar.
Piedra en el zapato
Este argumento se sustenta no como un simple análisis político, sino
basado en los últimos acontecimientos en las reuniones de la ONU
(Organización de Naciones Unidas) en donde han sido precisamente los
votos de los chinos y de los rusos que tienen bloqueado el accionar
de nuevas acciones en contra de Maduro.
Y es que contrario a lo que se creía, la salida de Maduro no está
para nada fácil porque a la hora de la verdad, el denominado cerco
diplomático no ha surgido efecto, Maduro sigue aferrado en el poder
y continúan en Venezuela los crímenes de lesa humanidad sin que se
pueda hacer nada y todo gracias al apoyo ruso que sigue apoyando
económicamente y militarmente a Venezuela.
En síntesis, los prestamos de china y rusa son un obstáculo y el
hecho de que el usurpador Maduro sigue con el respaldo no solo
militar, sino de grupos al margen de la ley y además de milicianos,
la solución de Venezuela no parece llegar pronto, al contrario cada
vez parece más lejana, y lo más lamentable es que los venezolanos
ante tanto habladuría a nivel internacional y nada de hechos
concretos se están acostumbrando a su nefasta realidad.
Es hora entonces de tomar cartas en el asunto, pero cómo hacerlo, si
hasta las mismas organizaciones de protección internacional se ven
impedidas por poderosos miembros que han interpuesto el dinero antes
de la conservación de vida. Este es lamentablemente el accionar de
nuestro mundo, el mismo en el que se interpone el dinero, el poder,
los intereses económicos y de negocios por encima del pueblo.
Cuando será entonces que veremos libre a nuestro hermano país de
Venezuela, ¿el día que China y Rusia reciban el dinero prestado? ¿El
día que recapaciten los militares? ¿El día que Estados Unidos se
decida a realizar una intervención militar en territorio venezolano?
¿El día que Maduro recapacite? ¿El día en que los venezolanos
provoquen una guerra civil y decidan unirse a Colombia para poder
crecer como una sola nación para el bien de una sociedad que son los
mismos y solo los separa intereses políticos.
¿Cuándo?
|
|
|
|
ENVIDIA Y
VENGANZA
Gustavo Álvarez
Gardeazábal
Si algo nos caracteriza a los colombianos es que hemos construido
mucho de lo que tenemos ejerciendo la envidia y la venganza y,
aunque no se crea, disimulándolas. Si hubiésemos superado la envidia
por el bienestar ajeno no estaríamos creyendo que lo de cada uno es
lo peor y lo del otro lo mejor. Y, aunque duela admitirlo, sobre la
envidia polarizamos y nos enfrentamos. Por algún maldito gen, no
hemos podido aceptar jamás que otro lo pueda hacer mejor .Tal vez
por el mismo ancestro, cuando damos una opinión sobre lo bueno o
malo del sujeto observado o juzgado, siempre se nos refuta
comparándonos con otro o, lo que puede ser peor, tildando al que
califica, de pertenecer al bando enemigo del calificado. En Colombia
una opinión neutra es rechazada. Una opinión propia un es delito.
De la misma manera, desde épocas precolombinas y después en los
hombros de los conquistadores españoles y en las andas de las
torturas de la inquisición eclesiástica, hemos ejercido la venganza
como única forma de compensar lo que no somos, lo que hemos perdido
o para disimular lo mal orientados que hemos estado. El que la hace
la paga, ha dicho una y otra vez quien hoy nos gobierna. Y la
mayoría de compatriotas ha creído que esa frase presidencial no es
una exageración ni una forma miserable de entronizar la venganza
como elemento ordenador de la sociedad.
Probablemente la religión católica, con sus cuentos del cielo y el
infierno, del premio y el castigo, abrió las puertas para que
actuáramos como los judíos o los musulmanes e implantáramos aquello
de diente por diente, ojo por ojo. No importa de dónde provenga. Lo
cierto es que nos estorba muchísimo y que bajo ningún punto de vista
pareciera que quisiéramos modificar nuestra actitud. Hicimos un país
sobre la envidia y la venganza y hoy nos está resultando demasiado
costoso admitirlo y más caro todavía, intentar modificarlo.
EL MIEDO
El miedo no lo venden en
las farmacias. El miedo es muy personal. Tanto, que se vuelve
absolutamente respetable. Hay sicólogos que hacen distinciones entre
miedo y temor. Consideran que el miedo es casi irracional y es
inherente a la gran mayoría de los seres humanos y surge ante la
percepción de un peligro. El temor es para tales sicólogos una
emoción artificial que hace evitar
|
|
o huir de
situaciones de peligro imaginario. Es temor entonces aterrorizarse
por un sapo o una culebra que finalmente ni van a picar ni van
siquiera a atacar. Y es miedo esconderse ante la inminencia de la
muerte o huir para poder disminuir los efectos de esa posibilidad.
Cada quien, entonces, reacciona a su manera, unos con mayor
velocidad, otros con más agresividad. Todo depende de lo que en
Colombia llamamos “ flojera”.Solo cuando el miedo se torna en
colectivo y en contagioso se abren
las puertas del pánico. Muchos gobernantes y jefes religiosos han
creado miedos y temores y sobre ellos han construido su poder.
Muchas religiones, por no decir que casi todas, han construido sus
pedestales asustando a sus creyentes.
Así pasó con el
infierno. Así está pasando ahora con la realidad nacional. Desde
Bogotá han sembrado miedos y temores sobre la provincia. Los malos y
los bandidos han sido crecidos desde los escritorios bogotanos. El
poder de manejar la información y los hilos burocráticos ha servido
para ello. Muchas veces entonces las estigmatizaciones son fruto del
miedo sembrado desde esos cenáculos santafereños. Ante la
incapacidad de entender al provinciano, negro o indio, montañero o
costeño, han preferido sembrar el miedo sobre sus actuaciones. Los
resultados los estamos viendo por estos días. Hay quienes exigen
respeto a su miedo para disimular su incapacidad. Hay quienes se
incapacitan o encaprichan para no tener que confesar que sienten
miedo. Descubrirlos es uno de los oficios del periodismo de opinión.
|