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¿Y qué esta pasando
con la dictadura en Venezuela?
Mucha expectativa
a nivel mundial y principalmente en Colombia generaron los más
relevantes acontecimientos en Venezuela hace un mes, la discordia de
si ingresaban o no las ayudas humanitarias al vecino país, la
liberación de Leopoldo López, refugiado hoy en día en la embajada de
España, los movimientos de Juan Guaidó por intentar derrocar el
régimen, en fin.
Lo único cierto es que la
situación de Venezuela acaparó los titulares de la prensa colombiana
y en muchos países del mundo que incluso generó un gran
acaparamiento noticioso en las principales horas de cadenas
nacionales por lo menos en nuestro país, tanto así que incluso
dedicaban horas y horas a esta problemática aun dejando a un lado
información cotidiana.
Ahora bien, la pregunta del
millón es ¿qué paso con esta expectativa? Ello, teniendo en cuenta
que es una realidad notoria que poco o quizás nada han vuelto
informar acerca de la precaria situación en Venezuela ya que en los
últimos días se ha presentado un hermetismo total acerca de este
tema, un silencio casi extraño de los medios de comunicación que
ahora poco registran lo que sucede.
Y aunque es lamentable decirlo,
quizás una de las razones principales de este hermetismo lo
constituye el hecho que pese a los esfuerzos tanto de Guaidó como de
la comunidad internacional, porque la realidad es que todos estos
movimientos diplomáticos y las sanciones de Estados Unidos no
rindieron el fruto esperado, Maduro sigue anclado en el poder y nada
ha cambiado.
Tal parece que los venezolanos se
acostumbraron a una vida a medias, porque la verdad es que no fueron
capaces de revelarse contra el régimen de una manera contundente
cuando contaron con la oportunidad y se dejaron vencer y acostumbrar
a la imposición chavista.
Sin embargo, ese silencio en
Colombia acerca del tema puede tener unos intereses más oscuros de
los anteriormente citados, dado al hecho que muchos críticos,
principalmente de izquierda, consideran que ese despliegue exagerado
de información se trataba de una estrategia mediática, es decir una
especie de cortina de humo para no revelar información relevante de
hechos importantes que ocurrían en el país de manera simultánea a lo
que ocurría en Venezuela.
Y ese argumenta se sustenta en el
hecho que poco o nada conocimos los colombianos de los avances de la
investigación por casos de corrupción en el caso del ex fiscal
Néstor Humberto Martínez, quien hace poco días abandonó su cargo;
según él, con la excusa de no estar de acuerdo que la Jurisdicción
Especial para la Paz JEP haya tomado la decisión de dejar en
libertad al ex líder guerrillero Jesús Santrich, evitando de esta
manera su extradición.
Además de los hechos detrás de
los asesinatos de líderes sociales en Colombia, entre otros temas de
interés fueron relegados a un segundo plano, porque la prioridad en
la agenda noticiosa colombiana era Venezuela, como para que de un
momento a otro, sea tan escasa o nula la información sobre este
flagelo, aun a sabiendas que el número de inmigrantes venezolanos
continúa creciendo de manera desbordada generando una gran crisis
humanitaria en el país.
¿En dónde quedaron entonces los
reportajes de la frontera colombo venezolana que estábamos ya
acostumbrados a ver los colombianos a la hora de levantarnos, a la
hora del almuerzo e incluso en la noche? Definitivamente como se
dice popularmente aquí hay gato escondido.
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Agresión
a la prensa, se prenden las alarmas
Por:
Ruben Varela Hurtado
Un total
de 2 casos registrados la semana pasada de agresión física, verbal y
psicológica que se presentó en el país en contra de periodistas de
medios de comunicación como el Quihubo y RCN televisión; prendieron
las alarmas en los casos de atropello a periodistas que se vienen
incrementado en los últimos años.
El primer caso se presentó contra el reportero judicial del canal
RCN, Felipe Quintero, cuando realizaba el cubrimiento noticioso de
la salida de Jesús Santrich de la cárcel La Picota de Bogotá y su
traslado a un bunker de la Fiscalía General de la Nación. fue
agredido por un grupo de simpatizantes del ex líder guerrillero,
quienes iracundos por la recaptura de Santrich, rodearon al
reportero y lo agredieron verbalmente con insultos, interrupción de
su trabajo y lo más delicado con el lanzamiento de una botella con
agua hacia su rostro.
El segundo caso y quizás el más aberrante, fue protagonizado por
Gustavo Roa, el reportero gráfico del periódico Quihubo en la ciudad
de Bogotá y quien después de trasladarse al barrio Nueva Zelanda de
la capital colombiana a cubrir la noticia de un supuesto suicidio,
fue agredido físicamente por los familiares del difunto, quienes sin
mediar palabra se valieron de puños y patadas para agredir al
periodista.
Lo más grave de este caso, lo constituye el hecho que dicha agresión
no solo estuvo a manos de los familiares del difunto que se
opusieron al trabajo del periodista, sino de algunos ciudadanos que
equivocadamente también agredieron físicamente a Gustavo Roa
creyendo que se trataba de un ladrón, luego de que algunos
familiares así lo afirmaran con el objetivo que más personas se
unieran a esta abominable agresión.
El resultado de este caso dejó como consecuencia tres fracturas en
el rostro para el reportero gráfico de este medio de comunicación,
quien posteriormente a la agresión fue atendido medicamente y
recibió una incapacidad de cinco días mientras se recuperaba de las
brutales agresiones.
Indignante para la prensa
Sin embargo el hecho que estos dos periodistas hayan sido agredidos
por la comunidad, no es lo más indignante para nosotros, los medios
de comunicación del país, la indignación en el gremio se incrementó
cuando al realizar una exhaustiva revisión de los casos; se
evidenció una total negligencia por parte de las autoridades,
específicamente de integrantes de la Policía Nacional que en ambos
casos hacían presencia y permitieron que las agresiones fueran
afectivas.
Ya
Gustavo Roa, en diferentes medios de comunicación del país denunció
el hecho que ante la golpiza que le propinaron en el barrio Nueva
Zelanda, buscó respaldo en dos agentes de la policía que hacían
presencia y que la respuesta de los uniformados fue que él se lo
había buscado por seguir grabando con su cámara, como quien dice,
según estos policías de “pacotilla”, el reportero tuvo la culpa de
que lo golpearan brutalmente ¿por qué?, ¿por hacer su trabajo? Qué
indignante.
En el otro caso, Felipe Quintero, periodista judicial de RCN,
también denunció ante los medios nacionales que ante la agresión de
la que era víctima por parte de los seguidores de Jesús Santrich
buscó ayuda con uniformados de la Policía Nacional que hacían
presencia en el lugar y que como
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respuesta
solo recibió negligencia, indicándole que se debía dirigir a los
superiores a poner la denuncia.
La verdad es que no se sabe que causa más indignación, si el hecho
que desadaptados sociales, porque no se pueden llamar de otra
manera, ya crean que en este país no sucede nada si interrumpen el
trabajo o agreden a un periodista, o el hecho que las autoridades
sean tan negligentes a la hora de defender a los comunicadores
sociales de este tipo de atropellos.
En mi juicio el segundo caso es más indignante, no es posible que
las autoridades que se suponen que deben de ser garantes de los
ciudadanos que se encuentran en peligro de agresión no los defiendan
y sean negligentes cuando el deber de protección es precisamente su
función y más aún al tratarse de personas como los periodistas que
hacemos un gran trabajo de informar a la sociedad.
Es hora entonces de tomar cartas en el asunto e investigar a fondo
los hechos para judicializar a los agresores de estos dos hechos con
el fin de que se les dictamine un castigo ejemplar que sirva de
referencia para que la gente en Colombia tome conciencia que el
agredir y cohibir al personal de la prensa es un acto sumamente
delicado que trae consigo catastróficas consecuencias penales.
Teleférico Vs Vida
Por:
Leonardo Franco Arenas
Desde la década de los
cincuenta se tienen noticias de iniciativas públicas y privadas para
construir un teleférico hacia la Laguna del Otún, embalse natural y
la fuente hídrica más importante en esta zona del país; para
resumir, una vital fábrica de agua. Está ubicada en el Parque
Nacional Natural los Nevados, área protegida creada para la
conservación de diferentes ecosistemas y corredor biológico de
importancia mundial. Allí nace el rio Otún fuente de vida para casi
tres millones de personas.
“El sistema de humedales del Otún, localizado en el Parque, fue
declarado humedal de importancia internacional por la convención
RAMSAR. Conservar la riqueza hídrica y biológica, en armonía con las
comunidades asentadas en la zona de influencia y visitantes, nos
permite tener una visión de un mejor futuro para todos” Parques
nacionales naturales de Colombia. www.parquesnacionales.gov.co
Casi siempre se había hablado del teleférico, el Cedral – Laguna del
Otún, en la década del sesenta; más tarde a comienzos de los noventa
se revivió este esperpento y la sociedad civil tuvo el valor y el
peso para frenarlo cuando ya se habían construido las bases en
concreto para un complejo turístico (aunque usted no lo crea) en el
sector de la asomadera.
Ahora como dice matador en un trino de twiter, “¿Teleférico a la
laguna del Otún? El señor bajito de los Crocs le vende humo a la
chusma palurda que lo aplaude. La Laguna del Otún es reserva
protegida incluso del turismo, es como si en el páramo de Santurbán
aprobaran la minería”
El proyecto en la ruta Santa Rosa de Cabal – Laguna del Otún ¿será
cierto?; este taco lo soltó el ex, cuando le preguntaron sobre las
visas retiradas a tres magistrados. De ser cierto y no una simple
cortina de humo a las cuales nos tiene acostumbrados el hombre, ¿los
risaraldenses y colombianos lo permitiremos? Claro que no.
Cuando el río suena, recordemos que en su gobierno se entregaron en
concesión los más visitados Parques Nacionales Naturales, casi todos
a Aviatur.
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