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Lía es la primera transexual en tramitar su cédula en Pueblo Rico
Por Rubén Darío Varela
Aplicarse
un poco de maquillaje, no mucho labial porque dice ser muy sobria a
la hora de maquillarse, es una de las primeras actividades que Lía
Dalila Muñoz Patiño realiza minutos antes que su abuela materna
Herlinda le sirva el desayuno para después caminar como todos los
días desde Villa Santana al centro de Pereira trasegando por la
calles sin un peso en el bolsillo y cargada con su bolso negro y una
carpeta verde repleta de papeles de hojas de vida y certificados de
estudios por doquier, conservando así la lejana esperanza de
encontrar una oportunidad de trabajo.
Según lo narra ella, es la única mujer transexual que ha existido hasta el momento en un municipio tan conservador, hecho que causó tanta sensación que incluso periodistas de |
El Espectador viajaron a territorio risaraldense a realizar un documental que hoy en día se puede observar en el canal YouTube con un número considerable de visitantes y que se encuentra con el nombre de Lía Dalila Muñoz.
sucesos; aún permanece intacto en su memoria aquellos imborrables momentos en los que simplemente por su condición sexual, jóvenes desadaptados la despojaron de sus vestiduras en plena calle y la desnudaron vulnerando y haciendo trizas su dignidad de ‘mujer’.
“También
en una discoteca de Pueblo Rico cuando estaba bailando empezaron a
grabarme, hicieron una ronda y me gritaban loca, loca mientras todos
se reían”, mencionaba Lía al son que sus ojos se humedecían de
tristeza en entrevista con El Imparcial y al mismo tiempo que se las
arreglaba como fuera para acomodar aquella carpeta verde, evitando
que no se extraviara ningún documento y certificado de los numerosos
cursos que ha realizado en sistemas, atención al cliente, trabajo
comunitario, entre otros.
Foto: RDVH Nunca se ha prostituido
Aunque Lía Dalila fue rechazada por su propio padre, quien jamás aceptó su condición sexual y a que se vio en la obligación de emigrar de Pueblo Rico Risaralda debido a varias amenazas de muerte por desempeñar trabajo social en la administración municipal por su cabeza nunca transitó la idea de acudir a la prostitución para encontrar una salida a su crisis económica.
En lugar de utilizar las noches bohemias y salir a rebuscarse en las calles pereiranas, Lía prefirió recurrir a la ayuda de su abuela materna y utilizar aquellas tristes noches de su realidad para adelantar cuanto curso y conferencia de superación personal encontraba en internet para prepararse académicamente y contar con más estudios en su hoja de vida. |
Sin embargo a todos sus estudios en Arquitectura dirigida por eventos que adelantó en Bogotá, estudios de atención a la comunidad, entre otros cursos que ha adelantado en diferentes entidades como el SENA., poco o quizás nada le han servido para encontrar un empleo digno en la ciudad.
“Siempre ando muchas distancias a pie porque no tengo para los pasajes, sacando fotocopias de certificados, diplomas de estudios y aplicando a vacantes, ni siquiera cumpliendo el perfil para los coll center que es tan fácil conseguir trabajo allí para todos me han dado la oportunidad de pasar el primer filtro porque vivimos en una sociedad machista que aún discrimina mucho a las personas por su condición sexual”, precisó Lía.
Y es que no solo el rechazo de su familia y la sociedad han sido los únicos obstáculos que Lía ha tenido para conseguir el éxito, el diagnóstico médico de cáncer de abdomen a causa de la peritonitis que por poco la lleva a la muerte ha sido otra barrera en su vida que con coraje y determinación ha venido afrontando a la fecha.
Siempre optimista
Actualmente Lía no cuenta con ningún tipo de ingreso, ni siquiera
para subsidiar sus pasajes porque su abuela es de bajos recursos y
aunque aún no ha logrado conseguir trabajo, ella, todavía firme como
roble le sigue rindiendo tributo al significado de sus nombres
y ahora se inscribió en un curso de emprendimiento en el Instituto
Cultural Lucy Tejada, sin importarle que las ampollas en sus
tobillos continúen creciendo y que no almuerce.
Mientras encuentra un trabajo digno, Lía Dalila continuará caminando todos los días con su carpeta verde de papeles de certificados a la espera de que ocurra el milagro de encontrar trabajo estable, eso sí, a excepción de los domingos, días en que los dedica para colocarse su mejor vestido para acompañar a su abuela a la iglesia como una buena católica, porque según ella es una mujer integra en valores.
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