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el 9 julio de 1948
Por Rafael Cano Giraldo
-1948-1981
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El Imparcial, setenta y un años no es nada…1948 – 2019
Volver, el inmortal
tango interpretado por Carlos Gardel en la película “El día que me
quieras” en 1935, dice “Volver con la frente marchita, las nieves
del tiempo platearon mi sien. Sentir que es un soplo la vida, que
veinte años no es nada…Frase que enmarca perfectamente esta
conmemoración, setenta y un años celebra El Imparcial en lo que ha
sido la travesía por una de las épocas quizás más aciagas de la aún
joven historia del país, solo doscientos años de vida republicana.
En los albores del siglo XX el señor Eduardo Botero inaugura la
primera y casi artesanal imprenta en este pueblo grande y
emprendedor, Pereira; se imprime el primer periódico, El Pijao.
Algunos años más tarde los señores Roberto Cano y Eduardo
Piedrahita, ponen en funcionamiento la imprenta Nariño, corría el
año de 1909, a partir de ese año y por espacio de diez más, se
llevaron a cabo aproximadamente 50 publicaciones entre periódicos y
revistas. Don Víctor Mazuera fundó la afamada y reconocida en su
época, tipografía Pereira, posibilitando que muchas personas
interesadas en escribir e imprimir sus publicaciones lo pudiesen
hacer.
En 1929 Don Emilio Correa Uribe funda El Diario, periódico de la
élite de la ciudad y el gran Caldas, el medio de información del
“Blancaje” como se conoció durante muchos años a la alta sociedad en
Pereira y sobre todo en Manizales.
Para mediados del año 1948 y en el génesis de la violencia
partidista, Don Rafael Cano Giraldo se embarca en la aventura de
darle vida a otro medio de comunicación más popular, más del pueblo
y casi con las características de un pasquín, nace El Imparcial.
A partir de allí se estableció un tire y afloje, un pulso a veces
llevado a los tribunales en la lucha por la competencia y la
fidelidad de los lectores, como lo decía hace unos días el
presidente de la academia pereirana de historia, “Era un
enfrentamiento casi de clases, los blanquitos contra la gente del
común, llamados despectivamente negritos” En muchas ocasiones este
medio fue satanizado, señalado, pretendido amordazar y sacarlo de
circulación por las fuerzas más poderosas de la ciudad; sus oficinas
cerradas y sus voceadores amenazados.
Afortunadamente para la libertad de expresión, ninguno de estos
infundios fueron exitosos ni pudieron pelechar y así continuó el
periódico durante décadas. Posteriormente se tuvo una línea
editorial amarillista y centrada en la crónica judicial, porque ya
que estaba en manos de otro propietario menos interesado en la
información y el desarrollo periodístico que en la parte económica.
Así siguió hasta el año 1981 en que fue adquirido por su propietario
actual.
El Imparcial no se volvió a imprimir a partir de la década de los
noventa y solo fue hasta el año 2009 cuando renació, ahora online,
para marcar la pauta en desarrollo tecnológico desde una plataforma
propia. En este último año El Imparcial, se ha venido consolidando
como el medio de comunicación que más crecimiento ha tenido, en la
región y en Colombia. Somos un medio de comunicación online dedicado
al ejercicio de la libre expresión, mediante la creación de
contenidos en defensa de los derechos de los ciudadanos;
salvaguardando el bien común, la defensa de la libertad con el
ejercicio profesional y la responsabilidad en la información, será
uno de los medios de comunicación online más reconocidos y leídos en
Colombia, comprometido en ofrecer innovadores formatos y tecnologías
digitales para diferentes lectores, de manera responsable e
independiente; lo anterior define la misión y la visión del
periódico.
Vamos hacia adelante en una nueva época, en el futuro, porque desde
esta posibilidad tecnológica podremos brindar una mejor y más amplia
perspectiva de información local, regional, nacional y mundial a
nuestros lectores, que por la magia del Internet nos pueden estar
leyendo en el corregimiento de Altagracia en Pereira, Cota
Cundinamarca, New York, Tailandia, en la Patagonia o en la estación
espacial.
Seguimos, al fin y al cabo “Setenta y un años no es nada…” Un
agradecimiento a nuestros lectores y por supuesto un reconocimiento
a nuestros colaboradores en las diferentes áreas de El Imparcial.
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La mayoría de edad de los canales privados en Colombia
Por
Leonardo Franco Arenas
Hoy 10 de
julio se están conmemorando los 21 años (la mayoría de edad en
algunos países) de la inauguración de la televisión privada en el
País. Hasta ese día de 1998 la televisión nacional se componía de
tres canales administrados por el Estado, Canal Uno, Canal A y Canal
11 o televisión educativa. A las programadoras privadas se les
asignaban los espacios por la comisión nacional de televisión, la
mayoría de las veces para pagar favores políticos; algunas de ellas
aún se recuerdan, Punch, RTI, Jorge Barón TV, Caracol, RCN,
Coestrellas, Promec, Cenpro etc. Tras una licitación llevada a cabo
a las carreras y sin mucha competencia, Caracol y RCN fueron los
proponentes beneficiados, obteniendo la licencia a partir de 1998 y
la oportunidad comercial de estructurar sus parrillas, de acuerdo a
sus criterios y sobre todo del rating o audiencia, nueva expresión
aplicada a la oferta de programas en cartelera y horarios de
emisión.
Este desarrollo televisivo, pero sobre todo de capital impactó
directa y negativamente en las pequeñas productoras y oferentes de
espacios en los canales estatales, la mayoría desapareció porque su
músculo financiero no pudo competir con los medios que representaban
el poderío económico de grandes capitales: Grupo Santodomingo y el
conglomerado Ardila Lulle. Nos llegó de una manera más evidente el
monopolio a los medios de comunicación televisivos, que luego se
ampliaron o diversificaron en la radio, prensa escrita y más tarde
en Internet.
Hoy día la televisión nacional se divide en la pública nacional,
Señal Colombia y Canal Institucional. Televisión privada nacional,
Caracol tv, RCN tv, Canal Uno y City tv. Televisión pública
regional, 9 canales regionales. Televisión local, televisión
comunitaria y por último la televisión por suscripción. Todo el tema
está en manos de la Comisión nacional de televisión.
Ahora bien, los mandamases de la programación televisiva en Colombia
son los dos poderosos canales privados, Caracol tv y RCN tv, quienes
a criterio propio y amparados por la ley, para obtener buenas marcas
en el rating, además del arrastre, el prime time, la cuota de
audiencia o share, mueven sus programas, terminan o dejan de
presentar series, telenovelas, realities etc., de acuerdo a lo que
marcan las encuestas; el irrespeto casi total al televidente.
De
otra parte los noticieros cada día se ven más cuestionados por el
tratamiento que le dan a la información, la línea editorial casi
siempre está matriculada con el gobierno de turno, dejando a un lado
la imparcialidad y manipulando su estructura noticiosa, su cobertura
, los análisis y contenidos; algunos de manera velada, otros de
manera directa y desvergonzada.
En estos
noticieros se tergiversa la realidad, la percepción general que se
tiene del diario acontecer, tanto así que hay noticias que de
acuerdo a la época se ponen de moda, aún teniendo menos importancia
que otras más impactantes que se “deben esconder” o tratar sin mayor
trascendencia.
Se ha cumplido la
mayoría de edad de la televisión privada y se hace necesario que
estos canales actúen consecuentes con su responsabilidad social. Si
no, la opción es cambiar de canal o apagar el televisor. Por un
feliz cumpleaños.
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DUQUEDESIDIA
Gustavo Álvarez Gardeazábal
julio 10 2019
Desidia es negligencia, falta de cuidado. Tengo un ejemplo concreto:
el 31 de este mes se cumplen 12 meses desde cuando la firma de
ingenieros Solarte, por razones de todos conocida, se vio obligada a
entregar las concesiones con las cuales hacía el mantenimiento de
varias carreteras del país, las cuales, hay que decirlo a pulmón,
funcionaban debidamente y lograban, con la plata de los peajes,
mantener en muy buen estado las que tenían a su cargo, como la Vía
Panorama, la carretera a Buenaventura o la que va de Santander de Quilichao hasta Buga. Por esa misma fecha también se dio por
terminada la concesión de mantenimiento de la recta Cali-Palmira y
la de Puerto Triunfo a Santuario.
Desde hace un año, por negligencia o falta de cuidado, es decir por
desidia, el gobierno del señor Duque no ha adjudicado los nuevos
contratos de mantenimiento y, lo que es peor, se ha hecho a la plata
de los peajes pero las carreteras en mención se encuentran
desbaratadas. La disculpa inicial de este régimen era que la plata
de los peajes de agosto a diciembre no había sido incluida en el
presupuesto de Santos del año 2018 y, como tal, tampoco existía la
manera de llevarla al gasto para el mantenimiento, por cuenta del Invias. Dicen que toda esa plata se fue al fondo común del Tesoro
Nacional.
Pero llegó el 2019 y como ya sonaba muy feo echarle la culpa al
anterior gobierno y el presupuesto fue aprobado cuando ya la
duquedesidia regía en Colombia, estamos evidenciando que lo que no
han existido son ganas o tan siquiera responsabilidades para
arreglar ese problema y evitar el deterioro mayor de tales
carreteras. Ahora se vuelve a dar el caso, Sims Tech. desmontará el
31 de agosto las 140 cámaras que vigilan las vías de este país y
como es la desidia y no el señor Duque quien nos gobierna, no hay
plan B para reemplazarlas.
BALOTO
julio
9 2019
No hay nada más fastidioso para un comentarista diario que ser ave
de mal agüero y, mucho peor, tener que reconocer que tiempo después
de la advertencia se acierta. Aquí dije, y en mis cuentas de twitter
y Facebook, y en el podcast, que el remiendo innovador que le
estaban haciendo al Baloto terminaría por espantar la clientela. Un
informe que han presentado El Tiempo y Portafolio muestra que no
solamente no estaba equivocado, sino que quienes se burlaron de mis
opiniones van a tener que olvidarse de sus críticas y que los dueños
del Baloto, y el ministerio de Salud y los gobernadores que se
lucran de ese juego, no les queda más que meter la mano para tratar
de no acabar de ahorcar la gallina de los huevos de oro.
Según el informe periodístico en mención, el Baloto jugó hasta el
2016 (cuando les dio por innovarlo) un promedio de 23 mil millones
mensuales. El año pasado no pasó de 14 mil millones. Es decir, con
esa genialidad que le inventaron rebajaron en un 50% la cantidad de
jugadores y, por ende, la salud dejó de percibir nacional y
departamentalmente lo que hasta entonces estaba recaudando. Las
cifras deberían ser alarmantes si existiera un gobernante capaz de
entender cual país dice que está dirigiendo. La Salud recibió en el
2016 la nada despreciable suma de 128.500 millones del juego del
Baloto y el año pasado apenas consiguió recaudar 75.800. Este año
serán muchos menos porque los apostadores se mamaron de no poderse
ganar el premio acumulado (va en más de 50 mil millones) ni siquiera
de acertar la revancha (que anda por los 25 mil) porque se volvió
imposible acertar simultáneamente cinco números entre 43 y además
una balota entre 16. Cuando lo dijimos, ni Alejandro Gaviria, el
Minsalud de entonces, con ancestro paisa de jugadores, lo entendió.
Quien sabe ahora de rector de los Andes si ayudará a buscar una
salida al Baloto para salvarlo.
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