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La
opinión de la oposición también cuenta
Sin duda alguna, siendo
coherentes con la filosofía de libertad que ha venido implementando
el periódico El Imparcial acerca de la igualdad y el respeto de los
derechos humanos, consideramos que la diversidad de opiniones deben
ser escuchadas y deben de estar a la orden del día en los diferentes
aspectos de nuestra vida diaria, incluyendo y con muchísima más
razón, el área de la política en las altas esferas del Gobierno
Nacional.
Y es precisamente que persiguiendo esta filosofía, es sumamente
válido reprochar todas aquellas iniciativas que atenten contra la
expresión de otras opiniones adversas como por ejemplo el repugnable
y abominable acto que realizó hace tan solo algunos días el ex
presidente del Congreso de la República, Ernesto Macías del partido
Centro Democrático.
Macías no se percató que tenía un micrófono abierto y
accidentalmente dejó al desnudo las bajezas para impedir que la
oposición al Gobierno Nacional diera su discurso el pasado 20 de
julio, un acto reprochable y polémico que sin duda alguna se
constituye como todo un fidedigno escenario de la constante que a
diario se vive en el Congreso de la República.
Se trata entonces de un retrato de la cruenta realidad del país en
el que vivimos y del que se dice que es democrático, pero en el que
lamentablemente existen “personajes de cuello blanco”, en especial
políticos, (en su mayoría de derecha), quienes consideran que se
deben de vetar a toda costa y utilizando cualquier tipo de método y
artimañas para callar a quien opine lo contario.
Es hora de acabar con colectividades políticas intransigentes que se
quieren quedar con el control absoluto, silenciando la oposición y
perjudicando la calidad de vida de los colombianos de una manera
solapada. Basta de la mermelada, la maquinaria que tiene como fin
favorecer los intereses particulares y no comunitarios y que con sus
acciones no permiten que otras colectividades con ideas diferentes
también expongan sus modelos de transformación social.
En síntesis, la
invitación no solo se hace extensiva a las esferas políticas, sino
también a los estudiantes de colegios, universitarios y cualquier
otro tipo de instituciones de Colombia, en las que frente algún
determinado tema existan opiniones diferentes y divididas, hay que
tener en cuenta la importancia de la oposición para aspirar a tener
un equilibrio social, político y económico que nos aleje de una
dictadura que bien puede venir de la extrema derecha o la extrema
izquierda.
Además, como
conclusión general, se debe de tener muy presente para bienestar de
la toda la sociedad en común y como una linda enseñanza que la
oposición no solo es foco de crítica, sino también se consolida como
una herramienta de mejora a tener en cuenta para empezar a mejorar
cada vez más en aquellos aspectos que se critiquen, pero siempre
desde una manera muy constructiva.
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El verdadero grito de independencia
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Ex-ministro de nuevo en Colombia
Por:
Natalia Cuervo López
Parece
que para los padres de la patria o por lo menos los que tienen el
poder ejecutivo y legislativo (por mayoría y cargos de importancia),
los hampones de cuello blanco son inocentes, mártires y hasta
ejemplos a seguir. Es indignante que los colombianos tengamos que
escuchar de aquellos que nos representan palabras de bondad hacia
sujetos que tanto daño económico le han hecho a la nación.
Me parece que el pueblo una vez más ha sido burlado y aunque es
increíble, este mismo aplaude ingenuamente estos aconteci-mientos, y
sí, estoy hablando de quien fue el Ministro de Agricultura y
Desarrollo Rural en los periodos de gobernabilidad de Álvaro Uribe,
quien está condenado por irregularidades en procesos de contratos
ejecutados durante su gestión en esa dependencia, entre los que nada
más y nada menos hay involucrada la suma de 1.3 billones de pesos y
tierras del sector rural.
Su gestión no tardó más de 4 años, pero esto fue suficiente para que
en su promesa de reactivar el campo ayudara a unas familias
agricultoras con el denominado “Agro Ingreso Seguro”, lo que no
sabíamos era que esas familias eran las más poderosas del país,
dineros que fueron a parar en los bolsillos de quienes no lo
necesitaban y nuestras familias campesinas de escasos recursos y con
verda-deras falencias económicas no vieron los recursos prometidos
para tecnificar y mejorar su labor.
Y como si no fuera suficiente, el señor Arias no solo estuvo
involucrado en este despliegue de recursos, además también se
evidenció que algunas tierras del sector rural como la Hacienda
Carimagua, que estaba destinada como predio en concesión y a bajo
costo para beneficiar familias desplazadas por la violencia, el
ministerio de Agricultura repre-sentado por este señor, realizó
trámites para cambiar la destinación de dicho predio y poder
entregárselo a latifundistas de la época.
Sin embargo, después 5 años de ausencia y luego de que Estados
Unidos extraditara a Colombia a Andrés Felipe Arias, coinciden-cialmente
del Congreso de la República empezó a legislar de nuevo y el Centro
Democrático lidera la ponencia de la llamada “ley Andrés Felipe
Arias”, pues como su nombre lo indica el Ex-ministro que ayudó a las
familias adineradas del país a obtener subsidios millonarios del
erario se verá beneficiado.
Aun no puedo entender si después de haber hecho hasta lo imposible,
agotando todos los recursos jurídicos, el señor Arias resultó
culpable, por qué en
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Colombia
esto no es suficiente, de verdad nos vamos a seguir dejando meter
estos golazos, acaso no nos duele la corrupción, el tráfico de
influencias y mal gasto de los recursos públicos, yo si quiero
recordarle a todos los colombianos que es nuestro dinero el que nos
roban, no el de otros es el nuestro y el Ex-ministro ha sido
declarado culpable, entonces creo que lo más justo es que pague por
sus malas decisiones y por los hechos ocurridos durante su labor en
el ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
PETRO Y RAMOS
Gustavo
Álvarez Gardeazábal
Aunque para muchos estamos frente a un cambio generacional, para
otros estamos en frente a la demostración que Colombia es una
democracia hereditaria. El hecho de que en Medellín el hijo del
frustrado candidato presi-dencial Luís Alfredo Ramos aspire a ser
alcalde de la capital antioqueña, es igual al que el hijo del
derrotado candidato presidencial Gustavo Petro aspire a ser
gobernador del Atlántico.
El hijo de Ramos va con el respaldo del frenesí uribista que han
tenido los antioqueños. El hijo de Petro va envuelto en la
gigantesca votación que su papá obtuvo en el Atlántico cuando Duque
lo derrotó nacionalmente .Alfredo Ramos ya fue senador. Nicolás
Petro no ha llegado nunca antes a una elección ni ocupado cargo
público. Ramos II se enfrenta a un reguero de candidatos sin mucha
entidad aunque algunos rebosan de ganas de usar los nuevos o los
antiguos votantes. Petro II se enfrenta a la más poderosa maquinaria
electoral que existe en Colombia y que ha aglutinado la familia Char
alrededor de un solo nombre, el de Elsa Noguera, la ex-alcaldesa de
Barranquilla y compañera de fórmula de Vargas Lleras.
Aparentemente la batalla es desigual en Barranquilla porque el otro
Petro no tiene maquinaria ni reconocimiento ciudadano, sola-mente
goza de una fama de cordial. En Medellín es también desigual. El
otro Ramos apenas si es reconocido por su tempe-ramento hosco y
distanciador pero tiene una maquinaria arrolladora que maneja Alvaro
Uribe Vélez con el dedo meñique.
Cualquiera de los dos, o los dos al tiempo, pueden ganar o perder.
Si Petro gana en el Atlántico, su padre se vuelve a proyectar como
el verdadero rival del 2022.Si Ramos pierde en Medellín, comenzaría
el desbarajuste de Uribe y se haría el primer pago al desgobierno de
Duque. Si Petro pierde, los Char siguen mandando y si Ramos gana,
nada cambia.
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