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Reubicadas del sector de La Mina, pronto serán felices propietarias
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Testimonios:
Gina Paola Marín:
Yuly Tatiana Fernández:
Marisol Portela, Especialista Social
Por ejemplo Yina Paola, tiene una condición judicial particular porque ella está cumpliendo una detención domiciliaria, pero el 26 de este mes tiene una audiencia y en esa audiencia ella va a solicitar un permiso, para que le permitan trabajar, porque es cabeza de hogar, ya que tiene bajo su responsabilidad tres niñas menores de edad.
Esto, de alguna manera las pone a ellas, sobre todo las que son cabeza de familia, en otra expectativa de vida, y eso es lo que estamos haciendo, buscando que se de ese cambio que generamos por parte del proyecto Megacable, que haya sido un cambio muy positivo para la vida de ellas. Sí, ellas se apoyan muchísimo, entonces este es un caso de verdad que muy bonito. |
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Por:
Luis Fernando Cardona
Cuando Gina Paola y July Tatiana recibieron la visita del equipo social del Megacable, lo único que pasó por sus mentes fue el miedo de quedarse sin lo único de valor con que contaban: las frágiles viviendas en guadua y esterilla, con techos de zinc, paredes de yute y cartón que habían levantado con sus propias manos y donde la necesidad las llevó a vivir haciéndole cabriolas al peligro, que en ocasiones parece ensañarse en los más débiles.
“Es que uno se vuelve desconfiado y ya no cree en las palabras de los políticos ni los gobernantes”, dijo July Tatiana, quien le prometió a la Virgen de Guadalupe que construiría un altar en su honor si el gobierno les cumplía. Ese altar ya adorna su sala de estar.
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Para su sorpresa, la Alcaldía, previo visto bueno de la Secretaría Jurídica, la citó para asignarle los subsidios de arrendamiento y le pidió la documentación para gestionar el de compra de vivienda usada.
La especulación, sin embargo, no se hizo esperar; solo fue que se propagara la noticia de que estaban buscando vivienda, para que los predios en la comuna Villasantana se encarecieran; incluso los arriendos subieron de valor y las exigencias de los propietarios las hacían inaccesibles.
Ya no tendrán que lidiar con el insalubre frío de las noches en el barranco, ni la humedad de los pisos en tierra sobre sus pies descalzos o el polvo acumulado en el ambiente cuando la temperatura sube, calcinando sus cuerpos y los de sus pequeños hijos, ni la oscuridad en el sector que las deja a merced de la delincuencia.
Desde hoy, tienen un techo donde vivir y donde soñar al lado de sus hijas, y no se cansan de darle gracias a Dios y a la Administración Municipal de Pereira, la capital del eje, y al Megacable que cambió sus vidas, quizás para siempre.
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