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			No hay derecho…, esto solo sucede en Colombia Por Ruben Varela Hurtado Felices, así estamos todos los colombianos después del histórico triunfo de Egan Bernal tras coronarse el pasado fin de semana como el campeón del Tour de Francia, pasando a la historia como el primer compatriota que logra semejante hazaña que jamás había logrado conquistar ningún ciclista de nuestro país, ni siquiera en la gloriosa era de Lucho Herrera y ni en este último tiempo con Nairo Quintana. Sin embargo, después de semejante hazaña histórica, aun cuando no han cesado las celebraciones por este magno triunfo conseguido por un chico de apenas 22 años de edad, un hecho reciente no solo causó polémica en el país, sino también indignación a más de uno, como lo fue por ejemplo la decisión que previamente había tomado el Gobierno Nacional de concederle la Orden de Boyacá al ex senador del partido Centro Democrático, Ernesto Macías. Para los que no sepan, la Orden de Boyacá es la máxima distinción que ofrece el Gobierno a militares y ciudadanos que se hayan destacado en una determinada área, conmemoración que se entrega a portas de la celebración de la Batalla de Boyacá a celebrarse el próximo 7 de agosto en el territorio nacional. Lo que causa indignación para muchos, es el hecho que el Gobierno (en un momento dado porque la decisión cambió) haya preferido otorgarle este mérito a este CORRUPTO político que tan solo hace unos pocos días fue protagonista de un escandaloso y bochornoso acto que dejó al desnudo la calaña de persona que es, cuando pretendía sabotear la intervención de los voceros de la oposición al Gobierno. Es inaudito que después de este escándalo el Gobierno hubiese contemplado la posibilidad de homenajear a este personaje con el máximo reconocimiento de orden nacional, solo porque es militante del partido del Gobierno y es de la rosca política, y lo más triste, poniéndolo encima de Egan Bernal, un deportista que a pulso y a sus 22 años de edad dejó huella en la historia de Colombia con semejante triunfo en Francia. Mejor dicho, no hay derecho y es de no creer. Y es que en realidad fue tanta la molestia, la presión y la lluvia de críticas en redes sociales y medios de comunicación que precisamente hace tan solo dos días, el presidente de la República de Colombia, Iván Duque, quien actualmente se encuentra de viaje en China, manifestó desde las tierras asiáticas que ya es un hecho que este máximo galardón será finalmente otorgado al ciclista. No obstante, la pregunta del millón es ¿Qué hubiese ocurrido si las críticas no hubieran sido tan fuertes ante esta decisión? La	respuesta es que lo más seguro es que nos hubiéramos tragado como se dice coloquialmente el “sapo” de que este señor Macías fuera condecorado y que nada hubiera pasado, pero como la gente empezó a criticar y protestar, entonces al presidente no le quedó de otra que ceder a la condecoración que por cierto es más que merecidísima. En resumen, este hecho fue una radiografía del panorama colombiano, un país en el que nos “hinchamos el pecho” cada vez que nuestros deportistas triunfan en el extranjero, pero que a la hora de apoyarlos, o hay recursos económicos para hacerlo o simplemente es más importante condecorar a un político simpatizante con el Gobierno de turno. Definitivamente Colombia en pasta. ¿EL MALO ES ZIDANE? Gustavo Álvarez Gardeazábal Julio 31 2019 En Colombia casi ninguno de los líderes políticos o empresariales o deportivos llega a lograr unanimidad en el aplauso. Casi todos se quedan siempre con solo máximo la mitad de los colombianos a su favor (la otra media o los detesta o sencillamente no les reconocen liderazgo nacional). Por eso es muy significativo que al futbolista James Rodríguez, uno de los pocos ídolos totales, lo tengamos tan abandonado en la miserable pelea que le ha montado desde hace dos años el entrenador del Real Madrid, el tal Zidane. Yo no se de fútbol pero como no he perdido mi sentido común, cuando interpreto lo que dicen los cronistas deportivos de España y América y Alemania, a los que he leído en procura del conocimiento que no poseo, me encuentro con una verdad de puño. A James Rodríguez, que tiene un patadón con la izquierda y una capacidad de servir de armador en cualquier equipo, lo compró por una suma crecidísima don Florentino, un constructor español, dueño mayoritario del Real Madrid. Por alguna razón, porque juega con la izquierda, porque es tartamudo, porque tiene un estupendo gusto por las mujeres bonitas o por algo que nunca nos han contado, el entrenador del Madrid, el señor Zidane (que también fue jugador), le hizo el fo desde que llegó, lo mandó a la banca y lo fue aislando hasta que lo aburrió. Florentino, para salvarlo, lo negoció en préstamo con los alemanes del Bayer creyendo que uno o dos años después se lo comprarían al menos por la suma que lo había adquirido. Tampoco fue así. Algún morrocó tiene el muchacho pues pese a sus goles, el Bayer lo fue mandando a la banca hasta que lo devolvió. Ahora James, el ídolo nacional del fútbol, está de nuevo menospreciado bajo las órdenes de Zidane que no lo pondrá a jugar y lo desvalorizará a punta de aislamientos hasta que lo haga desaparecer. Lo raro es que en Colombia nadie habla mal de Zidane y tenemos a James solo, sin apoyo.