Apicultura en Risaralda

no soluciona los problemas de fondo”.

“Hay problemas muy serios en el sector, como la falsificación de la miel, la cual podría llegar a un 70 % de lo consumido por los colombianos, estas falsificaciones son mezclas de azúcares, endulzantes y jarabes, estos son vendidas especialmente por grandes superficies y por uno que otro avivato, a la par, hay una entrada masiva de mieles de China con serios riesgos sanitarios”.

“El otro es el uso de plaguicidas e insecticidas que en países desarrollados se están prohibiendo por el daño que generan, acá se usan como si fueran agua, varias universidades han demostrado los perjuicios que causan en la orientación de las abejas. En Uruguay, se dañó casi toda la producción del país porque se encontraron rastros de estos químicos en su miel”

“Parece increíble pero el gobierno sigue promocionando el glifosato y otros insecticidas que además de poner en juego la apicultura, pone en riesgo una actividad tan importante para el ser humano como lo es la polinización de los cultivos y los ecosistemas, yendo en contravía de los lineamientos básicos que necesitamos como sociedad”

Regresando a Risaralda, la producción afronta inconvenientes de plagas, pero estas dicen los reportes aún no se han extendido y seguramente no afecte en buena medida por las características de la zona, mientras tanto los productores continuarán cosechando su miel, que en su mayoría es de producción campesina, con un promedio de 20 a 22 kilos (medida para la miel) de miel por colmena.

Una práctica milenaria

Finalmente, apicultores como Duberney seguirán promoviendo esta práctica milenaria que poco a poco crece en el departamento, generando productos apícolas naturales y de calidad en una zona que por sus condiciones geográficas, podría crecer a mayor escala y consolidarse siempre y cuando tuviese más apoyo estatal.

Mientras tanto la apicultura contribuirá a la polinización, de ella depende en gran medida  la sostenibilidad del ser humano, su supervivencia, que aunque parezca blindada por tanto desarrollo, sería muy difícil nuestra existencia si llegarán a desaparecer estos pequeños pero importantes seres vivos.

Por Édison Fabián Osorio Morales

 
En Risaralda además del café, también se cosechan otros productos agrícolas como la caña o el plátano. Asimismo, otros no son tan mencionados, como en el caso de la apicultura.

Al apicultor también se le conoce como ganadero de rebaños de abejas, el cual al cuidarlas las colmenas, obtiene beneficios como miel principalmente, también propóleos, jalea real o medicinas.

Duberney Galvis, es productor apícola del departamento de Risaralda, conocedor del aumento de la actividad apícola en la zona, que para el año 2017 contaba con un aproximado de 2000 productores.

Su experiencia como apicultor

Duberney le cuenta al Imparcial que: “La producción ha aumentado un poco porque desde la secretaría de agricultura departamental han hecho esfuerzos por incluir a la apicultura dentro de las alianzas productivas, permitiendo así, asistencia seria como por ejemplo la ofrecida por el Sena, con muy buenos materiales de apoyo y conocimiento profesional de docentes y estudiantes sobre el tema.”

Sin embargo, las políticas estatales en materia agropecuaria no se han caracterizado por ser autónomas, en muchas ocasiones han ido en contra del país menoscabando la soberanía alimentaria y en favor de grupos económicos nacionales o de multinacionales extranjeras.

Duberney Galvis cuenta que: “la revolución verde (política de gobierno) cometió crímenes

ecológicos muy grandes, en el caso de la apicultura, acabó con fuentes de néctar nativas, desencadenando en una reducción significativa en la población de la Apis melífera, la especia de abeja con mayor distribución en el mundo, pero en la actualidad, los esfuerzos de los productores y también desde los programas de apoyo de las secretaria de agricultura, se ha logrado que vuelvan a aparecer poblaciones de abejas y abejorros nativos que no veíamos en la región desde hace décadas”.

 No es solamente la miel lo que hace importante a las abejas

Igualmente, tanto a nivel local como nacional, la población ha venido tomando conciencia del papel fundamental de las abejas para la polinización, los productores, los académicos y otros sectores han logrado hacer pedagogía para que las personas las respeten las colmenas y no sufran ataques por parte del ser humano.

La apicultura y el cuidado de las abejas tienen una función especial para los seres humanos y las especies animales que va más allá de sus dulces productos, el proceso de polinización que cumplen las abejas, permite la germinación y la aparición de nuevos frutos y semillas, estudios científicos calculan que sin las abejas, la producción de las cosechas podrían bajar hasta un 75 %.

Retos para la apicultura

Sobre esta metería Duberney Galvis opina que:  “ la apicultura al igual que otros productos agropecuarios, enfrenta todos los daños que produce el libre comercio, las políticas del gobierno son insuficientes, aunque hace poco se presentó un proyecto de ley en el congreso, este