El campo: todo un sinónimo de olvido

Y es que la tristeza palpable en los ojos de don Eduardo Antonio es la representación del abandono del sector rural que se vive en Colombia y por supuesto en Risaralda, siendo este una motivación más que suficiente para que el analista, experto y asesor ambiental especializado Ferney Henao Ospina realizará un contundente mensaje sobre este tema en la ejecución de un foro que tuvo lugar en la Universidad Tecnológica de Pereira y que se llevó a cabo en el marco de la semana agroindustrial.

“Si lugar a dudas hace falta más productividad en el campo, y la manera cómo podemos mejorar esta problemática es capacitando a los campesinos para que sean más productivos en su tierra”, explicó Henao Ospina.

De acuerdo con el exponente de este foro, la preocupación actual más grande para el campo agrícola, lo constituye el hecho que en comparación del año 2015 con el año 2019 ha disminuido el presupuesto otorgado por el Gobierno Nacional, pasando de acuerdo con Henao de un total de un poco más de 3 billones de pesos a un 1 billón de pesos.

Don Eduardo Antonio Uribe Ospina, de 84 años de edad acostumbra sentarse en la puerta de su casa

Rubén Darío Varela

Como casi todas las tardes, vestido con su habitual camisa rosada y con una gorra color, ese caracteristico estilo militar de la que asegura él que ya está muy “acabadita”, don Eduardo Antonio Uribe Ospina de 84 años de edad acostumbra sentarse en la puerta de su casa, ubicada en el corregimiento de La Florida, para dedicarse a observar cuando transeúnte, en su mayoría turistas, circula por la calle vieja y empedrada en donde se ubica su humilde vivienda.

Y es que asegura él que este es un modo de matar el tiempo, esperar cautelosamente con resignación el final de mes para cobrar los 80 mil pesos, que le corresponden por la media pensión que el Gobierno Nacional le otorga a los ancianos de la tercera edad.

Narra él que gracias a esa “ayudita” como describe la mal llamada media pensión puede comprar panela, arroz y aceite para sobrevivir el mes, eso sí, la gorra y los viejos zapatos deben de seguir con él, porque según Eduardo Antonio Uribe Ospina a su sobrino, quien toda la vida se ha dedicado a ser cebollero en La Florida no le alcanza el dinero para comprarse otros zapatos.

“Esperamos que a los abuelos del campo nos ayuden, porque por ejemplo yo siento que el Estado nos abandonado mucho y por ejemplo mis sobrino Brayan me cuenta que la producción de cebolla y no es la misma y por eso necesitamos y exigimos más ayuda”, indicó Uribe Ospina.