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Trata y esclavitud sexual
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“En una
llamada él le dice a la niña que le pase a la mamá, y ellos hablan.
Le comenta que quiere tener una relación con su hija y ella le dice
que sí, que yerno. Luego la señora empezó a pedirle plata, y él le
giraba 80.000, 100.000, 200.000 pesos. En una oportunidad le envió
de un solo giro 600.000, que eran para el transporte de la niña
desde La Dorada hasta Bogotá, y del terminal a la whiskería”, dice
un agente de la Sijín.
Estas consignaciones, como los audios de esas llamadas, fueron
pruebas importantes para solicitar la captura de esa mujer, a quien
se la denominó como alias Sonia.
Finalmente, la última estrategia que usaban era hacer publicaciones
en redes sociales en las que ofrecían supuestos empleos como
meseras.
En un anzuelo de estos, publicado en Instagram, cayó una menor de 15
años de nacionalidad venezolana. En este caso, la adolescente,
viendo que a su mamá no le alcanzaba el dinero, quiso ayudarla, así
que fue a este lugar a buscar el supuesto empleo.
“Alias
Pacheli, quien era el que administraba la whiskería, la recibió y le
dijo que el trabajo era como trabajadora sexual, que para que los
clientes consumieran más, y que si quería acostarse con ellos, que
era decisión de ella, y le dio una cédula falsa”, manifestó el líder
de la investigación.
Con la evidencia recolectada por cerca de un año, las autoridades
solicitaron una acción administrativa para ingresar al
establecimiento en compañía de entidades del Distrito. En el
procedimiento rescataron a la niña de La Dorada y a la venezolana,
quienes hoy están bajo la custodia del ICBF.
Según el relato de una de ellas, eran más las menores de edad que
estaban en el sitio, pero los investigadores sospechan que fueron
sacadas del establecimiento por lugares ocultos destinados para
ello. Con todo esto, solicitaron siete órdenes de captura, incluso
contra la madre de la niña que la envió por dinero a Bogotá.
Aunque todos fueron enviados a prisión, incluido alias Jota,
propietario de la whiskería y líder de la banda, ninguno aceptó los
cargos por concierto para delinquir, trata agravada de personas,
explotación sexual infantil, entre otros delitos.
La Alcaldía de Bogotá fue notificada de la solicitud para que se
cumpla dicha clausura. La Fiscalía también avanzará en el proceso de
extinción de dominio de este inmueble.
Resumen
En Colombia, se presentaron 200 casos de trata de personas entre
2017 y 2018. El 86% de las víctimas son niñas y mujeres, entre los
14 y 35 años, la mayoría sometidas a esclavitud sexual, laboral,
encierro e incluso vendidas para matrimonio, hay en la actualidad
673 investigaciones abiertas por este delito.
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En las
últimas semanas la Sijín de la Mebog y la Fiscalía capturaron a
siete personas sindicadas de trata de personas, entre ellas niñas y
mujeres jóvenes.
Era una cantante aficionada de 24 años, caminaba por la plaza de
Bolívar de Pereira buscando que alguien le comprara un computador
portátil para completar el dinero del arriendo. Era lo último que
tenía, está es una de las tantas historias de jovenes y niñas que
caen en las redes de estas mafias sexuales.
Zoraida una chica procedente de familia muy humilde ha querido
experimentar la independencia y su situación agravo cada día más,
por unos pesos acepto un favor sexual, al cabo de pocos días ya
tenía dueño y acabo su vida de independencia. Vio como un amigo o
conocido de semanas atrás le ofrecía ayuda de allí el calvario.
La lleno
de ropa y calzado, le ayudo a pagar la renta, comida, servicios e
incluso que pudiera estar en lugares muy buenos, pero llego la hora
de pagar.
Fue invitada a una celebración en una casa donde se destilaba mucho
licor, drogas y bailes, era el lugar soñado por muchas niñas,
pasarla bien y disfrutar, así comenzaron las solicitudes de
acompañamiento a los amigos, ya en los momentos de estar sumergida
entre alcohol y drogas no había vuelta atrás.
Ya en ese mundo, el amigo le manifestó que podía ganar mucho dinero
e incluso en dólares, que le pagaría más de 20 millones de pesos
mensuales. Eso se convirtió en las palabras mágicas.
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Entre
los involucrados en estas mafias
Alias
Jota, oriundo de Santa Rosa de Cabal, tiene un hotel en ese
municipio, una reconocida gallera que se llama JJ en Chinauta,
Cundinamarca, y la whiskería Forty Nine, que en su interior tiene
tienda de ropa y restaurantes con todos los lujos. Él era el líder
de este grupo delincuencial.
Esta organización, que fue denominada 'el Engaño', tenía varias
estrategias para convencer a sus víctimas. Una de ellas era con
proxenetas en Pereira, quienes, como en el caso de la cantante,
identificaban mujeres en condición de vulnerabilidad y les ofrecían
estabilidad económica.
Otra, que era usada por alias Álex –quien vivía en Santa Rosa de
Cabal–, consistía en que, aprovechando su buen porte y su apariencia
física, conquistaba jóvenes, se hacía novio de ellas y después las
convencía de que viajaran a Bogotá para conocer a ‘Jota’.
Mujer
‘vendió’ a su hija
También usaban las redes sociales. Alias Mauricio, un hombre de 50
años que apareció después de varias interceptaciones telefónicas,
fue clave para capturar a esta organización criminal.
“Él vio
por Facebook a una niña de bajos recursos de La Dorada, Caldas.
Empezó a entrarle, a conquistarla, le decía 'tú me gustas', la
enredó”, comenta un agente de la Sijín, quien reveló que la madre de
esta menor fue quien la convenció, por dinero, de que viajara a
Bogotá.
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