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Recolectar café y amor a lectura
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“El préstamo de los libros es totalmente gratuito, es decir que las personas pueden leer lo que quieran e incluso pueden llevarse los libros para la casa y luego devolverlos, unas personas lo hacen y otras no, pero lo importante es que lean porque tenemos una gran variedad de libros como novelas, cuentos, fábulas, revistería, entre muchos otros”, indicó Veracruz Rendón.
Y es que de acuerdo con Gildardo Veracruz, esta labor que realiza todos los domingos en el parque principal de Santuario, es el resultado de un programa que se denomina ¨Lectura al parque¨ y que es apoyado por la Secretaría de Cultura de Santuario, una labor que según él, viene ejecutando de una manera gratuita y por amor a la lectura.
La versión de las familias
Ángela María Agudelo Hernández, es una ama de casa residente en el municipio de Santuario, quien aseguró sentirse satisfecha con la realización de este proyecto cultural, según ella, dado al hecho que los niños cada vez más adquieren la posibilidad de aprender a leer.
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Hombre de raíces campesinas se ha convertido en todo un ejemplo de inclusión social. |
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Rubén Darío Valera
Muy desde la madrugada como bien lo hacen muchos de los residentes de Santuario, Gildardo Veracruz Rendón Bedoya, se levanta desde tempranas horas para rebuscarse en la plaza principal de este municipio risaraldense, la oportunidad de recoger café en el transcurso de la semana en fincas ubicadas en veredas aledañas como Buenos Aires, La Esmeralda y San Rafael.
No obstante, la diferencia que tiene Gildardo Veracruz Rendón, respecto a otros campesinos, no solo del municipio de Santuario, sino también de todo el departamento de Risaralda, lo constituye el hecho que este hombre de raíces campesinas se ha convertido en todo un ejemplo de inclusión social.
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Siendo así, este reconocimiento se debe a la bonita labor que
sagradamente realiza todos los domingos, en la mitad del parque
principal de Santuario, justo en la pila de cemento donde se ubica
la estatua del libertador Simón Bolívar, donde desde muy temprano,
don Gildardo empieza acomodar uno por uno las docenas de libros que
posee, con el firme propósito que los santuareños cuenten con la
oportunidad de leer en el parque.
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