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Colombia rechazó acusaciones del régimen de Maduro
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siento el
proyectil, me disparan con una bala de goma directo al ojo. Me
desmayo, me levantan. Veo destellos, veo negro, me pongo a llorar
del dolor”. Según Yuri, sigue latente esta intensión, porque los
casos siguen ocurriendo.
Otro caso ocurrió hace pocos días en Bogotá, cuando jóvenes que
integran la Primera Línea, un grupo de defensa similar al de las
protestas de Hong Kong, recibieron impactos y pasaron 40 minutos
esperando para ser trasladados a un hospital. Pero los casos vienen
desde las protestas del 21 de noviembre e incluso antes, por lo cual
congresistas de oposición exigen el desmonte del Esmad. Según la
Campaña Defender la Libertad van ocho lesionados oculares. EL PAÍS
escuchó los relatos de seis de ellos en Bogotá y Medellín.
Bárbara Zárate no ha sido capaz de ver los vídeos de su hijo
Cristian Rodríguez, que perdió su ojo el lunes 16 de diciembre.
Según los relatos de los testigos, el joven de 26 años, estudiante
de Trabajo Social, recibió el impacto de una bomba aturdidora en el
rostro. El diagnóstico: trauma ocular severo. “Soy una mujer que ama
a su país.
Lo que duele es que los califiquen de vándalos cuando no lo son. Con
mi hijo cometieron una injusticia”, dice la mujer que comenzó un
proceso judicial contra el Esmad.
La Policía ha dicho que estaban bloqueando una vía, pero testigos
aseguran que el muchacho no estaba en ese grupo y que recibió el
impacto de frente. “Él nos cuenta que corrió y que el policía lo
persiguió para lanzarle la bomba”, agrega.
Indígenas transexuales con refugio en Santuario
El
Heraldo
Dentro de
una casa de ladrillo amarillo, en un cuarto oscuro, cuatro mujeres
bailan. Levantan las manos, coordinan el movimiento de la cadera,
dan vueltas en círculos desordenados alrededor de un poderoso
parlante de casi dos metros de altura del que salen los acordes
jubilosos de una canción.
Una de ellas se llama Samantha Siagama.
Hace algunos años, Samantha tenía nombre, corte de pelo y ropas de
varón. Y era tratada como un hombre de la comunidad Embera, la etnia
mayoritaria en el Occidente de Colombia. Hasta que un día dijo que
no señores, que ella era una mujer. Y tuvo que huir porque la iban a
matar.
"Mi
familia me dijo que si yo me convertía [en mujer] era mejor matarme.
Mejor acabar con la vida. A los 13 años me fui", relata Samantha,
ahora con 27.
"Y después de deambular por algunos pueblos, llegué a Santuario.
Aquí me recibió un cafetero que en su finca siempre nos ha tratado
bien".
La casa donde vive y danza está clavada en una de las montañas que
sostienen a Santuario, un municipio colombiano -ubicado unos 350
kilómetros al oeste de Bogotá- del que surge un sinfín de líneas
simétricas de cafetales que se estiran hasta donde alcanza la vista.
Hace años, las otras tres mujeres —Yorladis, Marcela, Bella— también
tenían nombres, cortes de pelo yropas de varón, y eran tratadas como
hombres.
Debieron escapar de sus comunidades para poder vivir y bailar como
mujeres. Y después de peregrinar por calles, puentes y veredas,
terminaron en Santuario.
Samantha les abrió las puertas de la finca y convenció al patrón
para que las dejara vivir con ella.
"Hacerse mujer"
6:30 am. Samantha, que es capataz del establecimiento cafetero donde
vive, acaba de despachar al campo a dos trabajadores con el desayuno
y un termo lleno de tinto (café) hirviendo. Cuando todos se han ido,
ella comienza a maquillarse.
De varios frascos que antes sirvieron como recipientes de bebidas
instantáneas en polvo, va retirando los productos para retocarse la
cara.
Primero el rímel para las pestañas, luego la base para el rostro y
finalmente un delineador sobre los labios.
Es un procedimiento que ejecuta casi a ojos cerrados con los
maquillajes que compra en el pueblo cada ocho días.
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En un
intento de mantener involucrado a gobiernos extranjeros de sus
errores, el gobierno de Nicolás Maduro nuevamente lanza acusaciones
infundadas y con pruebas que solo ellos saben de dónde salen.
Así mismo los gobiernos de Brasil y Perú también desmintieron la
supuesta participación de sus gobiernos en el ataque militar
ocurrido el 22 de diciembre.
El gobierno de Colombia rechazó las acusaciones del régimen de
Nicolás Maduro, en contra de su nación, sobre una supuesta
participación en el ataque ocurrido el domingo pasado, contra un
destacamento militar en el Estado Bolívar.
De igual manera, llamó la atención de la Comunidad Internacional
frente a esta incriminación por parte del régimen, «que sólo busca
distraer la atención frente a los graves problemas domésticos
inventándose enemigos externos», detalló un comunicado.
El gobierno brasileño negó «cualquier participación» en el asalto
del domingo a un destacamento militar en el sur de Venezuela.
Lesionados por pólvora en lo que va de diciembre
Archivo
Por más
que se busquen mecanismos que permitan advertir a los usuarios de
juegos pirotécnicos, las cifras de lesionados siguen siendo muy
altas, en lo que ha transcurrido de este mes de diciembre 2019, ya
hay muchos casos de quemaduras y tragedias por el uso indebido de
estos artefactos.
Instituto Nacional de Salud ha dado un informe, en el boletín
emitido por el organismo, detalló que
la cifra
de quemados tiene una reducción de 10% con respecto a las personas
que resultaron lesionadas con pólvora en el mismo período del año
2018.
La
información del INS adicionó que 62 adultos sufrieron daños bajo los
efectos del alcohol. Esto expresa un aumento de 36% con respecto a
los 45 casos de 2018.
La
actividad causante en 68% de los casos fue la manipulación. Mientras
que 22% de las personas resultaron heridas al ser observadores, 2%
por transportar pólvora y 1% por almacenarla.
93% de los heridos sufrió quemaduras, 69% laceraciones, 30%
contusiones, 8% amputaciones, 8% daño ocular y 4% puso en peligro su
sistema auditivo.
Los departamentos con más casos reportados son Valle del Cauca, con
38; Antioquia,32; Tolima, 24; Cauca, 21; Caldas, 18; y Bolívar, 12.
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Esto en
respuesta a las acusaciones del oficialismo.
«Brasil
niega cualquier participación en el episodio», indicó la
cancillería, sin ofrecer más detalles.
El régimen atribuyó el ataque, que dejó un militar muerto y seis
detenidos, a la oposición. Jorge Rodríguez aseguró que son
entrenados en «campamentos paramilitares» de Colombia y respaldados
por autoridades de Brasil y Perú.
«Recibieron la colaboración artera del gobierno de Jair Bolsonaro”,
apuntó el ministro de comunicación de Maduro.
Por su parte, el ministro de relaciones exteriores de Perú, Gustavo
Meza-Cuadra negó que su país esté involucrado en el asalto a una
unidad militar al sur del país.
El
canciller del régimen, Jorge Arreaza denunció que el grupo de
supuestos mercenarios tienen su base de operaciones en Perú. Estos
ingresan al país por Colombia y reciben apoyo de Brasil, aseveró.
En
Bogotá, hasta el momento ha habido 25 que- mados. Un
aumento de 16 casos con respecto al mismo período del año pasado.
Mientras,
en otras ciudades como Barranquilla se han reportado 11 lesionados
por pólvora. Una disminución de 5 personas con respecto a las 16
heridos de 2018.
La policía en la mira por lesiones oculares a manifestantes
Archivo
En las
distintas manifestaciones ocurridas en el país, han sido muchos los
detenidos y heridos, pero es ocurrente que unas 8 personas,
aproximadamente, han sufrido heridas en sus ojos.
Estos son
los relatos de varios de los que han perdido la vista, por haber
recibido impactos de artefactos contundentes y otros instrumentos,
supuestamente usados por los efectivos del orden público.
Por otro lado un grupo de Congresistas y ONG piden desmontar el
Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), se han contado varias
historias de estos actos ocurridos en semanas pasadas.
Una de
las víctimas es Yuri Camargo, quien se graduó el 20 de noviembre
pasado. Salió a marchar por las calles de Bogotá el 21, el 22 y el
26 recibió un impacto de la policía antidisturbios que le quitó la
posibilidad de ver por su ojo izquierdo.
“Era un
día normal de marcha en la Universidad Nacional. El Esmad [Escuadrón
Móvil Antidisturbios] arremete con lacrimógenos, yo estoy en la
primera línea pero bajo la guardia y
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