El Imparcial-Pagina 16

 

                                                                                                                                 Pereira, Colombia -  Edición: 12.579-159 - Fecha: 02-02-2020

MAGAZÍN LITERARIO                                                               Pg. 1-19

Share this page

 

 

 

Amor Silente
 

 

Hoy como todos los días comienza mi andar a las seis de la mañana, la rutina diaria sin saber que muchas cosas cambiaran, que marcaran un antes y un después, mi fantasía comienza cuando entro al edificio donde trabajo, saludo a compañeros y extraños, pero hay una persona muy especial a la que no saludo, pero no dejo de admirar su caminar, la sonrisa que se dibuja en su cara, el cabello que ondula en su espalda y esos ojos que brillan como luna en la noche cuando el cielo está claro.

 

En ocasiones detengo un poco mi caminar para dejar que se adelante y poderla admirar con detenimiento, aunque tengo semanas viéndola no puedo pronunciar una sola palabra cuando la tengo cerca, eso sí, mi corazón palpita más rápido y en ocasiones siento que saldrá de mi pecho y alcanzara el suyo.

Han pasado semanas y hoy nuevamente concurso para poder sentarme, en la misma mesa del comedor donde esta con un par de amigas, pero se me adelanta un caballero y debo fingir que me dirijo a la mesa contigua, doy la espalda al sentarme y solamente me conformo con escuchar su voz, aunque realmente son pocas las palabras que percibo.

 

Ahora sé que se llama Cristina y que está sola en la ciudad y se aloja en el lado Oeste, a unos 45 minutos de la oficina, quisiera tener el valor de hablarle, pero realmente no sé por qué me paralizo al solamente verla, de contextura delgada de un metro sesenta de estatura, cabello negro y largo, ojos color miel y piel trigueña.

 

Estoy en la parada del bus son las cinco de la tarde, me quedo caminar un poco más de lo acostumbrado por qué tenía que comprar un medicamento, tengo una fuerte alergia por el polvo que se ocasiona en la oficina con los cambios del mobiliario, al montarme me toca irme de pie, al caminar para hacer espacio en la próxima parada llegue a la mitad del bus y escucho una voz que me dice “dame para ayudarte con el maletín” allí a mi lado está sentada Cristina, solo salió de mis labios decirle gracias, por unos instantes solo se cruzaron

 

 

nuestras miradas y a los pocos minutos llego mi parada, tuve intensiones de seguir, no se adonde pero fue mi mejor día.

 


Esa noche le pedí a la luna que no se fuera de mi mente esa imagen, ese momento, porque los relámpagos del tiempo dejan huellas, los sentimientos y las culpas lo remueven todo y en instantes quedas loco, pero por lo que la vida te depara sin saber a qué atenerte.

 

Los días cambiaron para mí, ya la saludaba y la fui conociendo poco a poco, su vida, su ser completo, quién era, de dónde venía y que quería, mis días se hicieron más cortos, pero era poco lo que conversábamos, de pronto se fue alejando, le escribía y contestaba dos días después.

 

En muchas ocasiones no la podía ver en el lobby del edificio, tampoco en las escaleras o el comedor, a los pocos días supe que tuvo que retirarse del empleo, eso me cayó muy mal, no supe que hacer ese día.

Por días quise saber de ella, lo poco que me dijeron fue donde vivía su familia y decidí ir un sábado a ese lugar, al llegar me encontré con su hermana, después de hacerme preguntas para saber quién era me dijo, mi padre estuvo

 

 

 

enfermo varias semanas y cuando un miércoles se sintió muy mal llame a Cristina.

 

Ese día viajo y el expreso donde venía tuvo un accidente, ella falleció, no pude aguantar mi llanto y grite como un loco, porque a mí, qué pasara ahora? , me quede con las ganas de besar sus labios, de volver a ver su sonrisa, pero no la puedo perdonar por dejarme solo, por haberse ido sin decirme, por dejarme solo con ese gran dolor por dentro.

 

Unos minutos después fui a ver donde fue sepultada, justamente al lado lo hicieron con el papa que murió días después, aun así no lo podía creer, me arrodille y le pedí me diera fuerzas para seguir y recordarla por siempre, desde entonces soy un nómada solitario, cada noche al ver la luna recuerdo ese día del bus, no quiero que mi llanto por ella se esfume, no quiero dejar de ver su reflejo en el vidrio del lobby del edificio, solo sigo allí para recordarla, fueron tantas las promesas que me hice y tú ya no estas.

Se dice que

Todo hombre necesita una mujer inteligente, que le ayude a ir por la vida. Se dice que detrás de cada hombre exitoso hay una gran mujer. Sin una mujer el hombre no es nada más que un egoísta común y corriente, que en ocasiones perdería el rumbo.

 

Si una mujer inteligente entra en su vida, tendrá sentido, dirección y sabiduría para no echar a perder su existencia. A veces amamos con locura a alguien y no podemos explicar por qué. Siendo honesto, no necesitas una razón. Si la amas y no puedes imaginar tu vida sin ella, no la dejes ir lucha por ella, si la dejas ir y era para ti, regresara. Si significa tanto para ti, debes darte cuenta de eso. Ni la muerte podrá separar un gran amor.

 

 

AUTOR: Enrique J. Marrero R.
Guarenas-Venezuela
Fecha: 02-Octubre-2.016
e-mail: enriquejmarrero17@gmail.com

 

 

 

    © Editorial Elimparcial.com.co | Nosotros |   

    © 1948-2009 2019 - El Imparcial - La idea y concepto de este periódico fue hecho en   Online Periodical Format (OPF) que es un Copyright de ZahurK.

    Queda prohibido el uso de este formato (OPF) sin previa autorización escrita de ZahurK