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Amor Silente
Hoy como todos los días comienza mi andar a las seis de la mañana, la rutina diaria sin saber que muchas cosas cambiaran, que marcaran un antes y un después, mi fantasía comienza cuando entro al edificio donde trabajo, saludo a compañeros y extraños, pero hay una persona muy especial a la que no saludo, pero no dejo de admirar su caminar, la sonrisa que se dibuja en su cara, el cabello que ondula en su espalda y esos ojos que brillan como luna en la noche cuando el cielo está claro.
En ocasiones detengo un poco mi caminar para dejar
que se adelante y poderla admirar con detenimiento, aunque tengo
semanas viéndola no puedo pronunciar una sola palabra cuando la
tengo cerca, eso sí, mi corazón palpita más rápido y en ocasiones
siento que saldrá de mi pecho y alcanzara el suyo.
Ahora sé que se llama Cristina y que está sola en la ciudad y se aloja en el lado Oeste, a unos 45 minutos de la oficina, quisiera tener el valor de hablarle, pero realmente no sé por qué me paralizo al solamente verla, de contextura delgada de un metro sesenta de estatura, cabello negro y largo, ojos color miel y piel trigueña.
Estoy en la parada del bus son las cinco de la tarde, me quedo caminar un poco más de lo acostumbrado por qué tenía que comprar un medicamento, tengo una fuerte alergia por el polvo que se ocasiona en la oficina con los cambios del mobiliario, al montarme me toca irme de pie, al caminar para hacer espacio en la próxima parada llegue a la mitad del bus y escucho una voz que me dice “dame para ayudarte con el maletín” allí a mi lado está sentada Cristina, solo salió de mis labios decirle gracias, por unos instantes solo se cruzaron |
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nuestras miradas y a los pocos minutos llego mi parada, tuve intensiones de seguir, no se adonde pero fue mi mejor día.
Los días cambiaron para mí, ya la saludaba y la fui conociendo poco a poco, su vida, su ser completo, quién era, de dónde venía y que quería, mis días se hicieron más cortos, pero era poco lo que conversábamos, de pronto se fue alejando, le escribía y contestaba dos días después.
En muchas ocasiones no la podía ver en el lobby
del edificio, tampoco en las escaleras o el comedor, a los pocos
días supe que tuvo que retirarse del empleo, eso me cayó muy mal, no
supe que hacer ese día.
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enfermo varias semanas y cuando un miércoles se sintió muy mal llame a Cristina.
Ese día viajo y el expreso donde venía tuvo un accidente, ella falleció, no pude aguantar mi llanto y grite como un loco, porque a mí, qué pasara ahora? , me quede con las ganas de besar sus labios, de volver a ver su sonrisa, pero no la puedo perdonar por dejarme solo, por haberse ido sin decirme, por dejarme solo con ese gran dolor por dentro.
Unos
minutos después fui a ver donde fue sepultada, justamente al lado lo
hicieron con el papa que murió días después, aun así no lo podía
creer, me arrodille y le pedí me diera fuerzas para seguir y
recordarla por siempre, desde entonces soy un nómada solitario, cada
noche al ver la luna recuerdo ese día del bus, no quiero que mi
llanto por ella se esfume, no quiero dejar de ver su reflejo en el
vidrio del lobby del edificio, solo sigo allí para recordarla,
fueron tantas las promesas que me hice y tú ya no estas.
Si una mujer inteligente entra en su vida, tendrá sentido, dirección y sabiduría para no echar a perder su existencia. A veces amamos con locura a alguien y no podemos explicar por qué. Siendo honesto, no necesitas una razón. Si la amas y no puedes imaginar tu vida sin ella, no la dejes ir lucha por ella, si la dejas ir y era para ti, regresara. Si significa tanto para ti, debes darte cuenta de eso. Ni la muerte podrá separar un gran amor.
AUTOR:
Enrique J. Marrero R. |
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