El Imparcial-Pagina 16

 

                                                                                                                                 Pereira, Colombia -  Edición: 12.593-173 - Fecha: 22-03-2020

MAGAZÍN LITERARIO                                                           Pgs. 1-19

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Cumpliendo un Ciclo


Recuerdo que los noticieros hablaban de una epidemia causada por un virus hallado en un meteorito chocado hace miles de años descubierto en la Antártida, virus que fuera de soportar las altas temperaturas al ingresar a la tierra, soportó la congelación, pero ahora por el calentamiento que sufría el planeta quedó al descubierto y por consiguiente el virus se propagó por el mundo, provocando una pandemia nunca antes vista.


Primero comenzó con un brote de fiebre inexplicable en la Rusia, no obraba ningún medicamento, sólo afectaba a los adultos, ningún niño la padecía, los estudiosos sacaron la teoría, que posiblemente el virus atacaba a las personas con las hormonas sexuales activas, los niños estaban a salvo, una gran falacia.
Algunas pocas personas tenían una especie de inmunidad, ellas se encargaron que la raza humana continuara.

Comenzó la enfermedad con los científicos que descubrieron el meteorito, de allí pasó al personal médico del hospital, las familias de los enfermos y así sucesivamente, no lo detuvo nadie, en tan poco tiempo no hubo ni personal médico para atender a los enfermos y realmente no había nada que hacer, no se había descubierto ninguna medicina idónea para combatirlo, muchos personas morían en sus casas.

La pandemia se extendió a los demás países en cuestión de semanas, hombres y mujeres murieron y la peor parte la tuvieron sus hijos pequeños, al no tener adultos que cuidaran de ellos terminaron muriendo también pero de hambre, de abandono, si un bebe tenía la suerte de tener un hermano mas grandecito tenía una pequeña posibilidad de sobrevivir, solo faltaba esperar el paso del tiempo a ver si sobrevivían la llegada de la adolescencia, un círculo vicioso.

La televisión, la radio, los teléfonos, la electricidad, todo dejó de funcionar, no había suficientes personal para trabajar, todo el avance científico y tecnológico se perdió.

   

Las ciudades, pueblos, cogieron un olor a putrefacto de tanto muerto en las calles y las casas, los pocos sobrevivientes tenían que alejarse de los centros urbanos, buscar el campo, alejarse, me adueñé de una pequeña finca cercana a mi pueblo, el medio de transporte idóneo para movilizarme resultó ser la bicicleta, allá trasladé mis hijos pequeños aún y los demás chicos que se me atravesaron por el camino, llegué a ese pequeño refugio. Tocó empezar de nuevo, aprender a vivir sin tecnología, sin saber de nadie ni nada, dejar que los muertos cumplieran su ciclo de descomposición, que el tiempo hiciera su trabajo.
 

Se aprovechó la comida que quedó en los almacenes por un tiempo, pero luego encontramos visitantes indeseables, las ratas por doquier, encima de todo y comiendo de todo, lo único que se salvaba los enlatados, la supervivencia para alguien que solo conseguía la comida con ir a comprar en un almacén era ya de por si, misión imposible, los bebés llorando, tantos chicos a cargo, por qué sobreviví?
 

Ahora estoy vieja, algunos chicos a mi cuidado murieron al llegar a la adolescencia otros sobrevivieron y ahora están en su labor de repoblamiento y con su muy desarrollado instinto de sobre vivencia, retrocedimos a la era del hierro si acaso, porque usábamos lo que ya estaba hecho, aprendimos a cosechar y a vivir en paz.

Las ciudades se abandonaron, estar en el cemento no sirve para alimentarse, con el tiempo me imagino quedarán enterradas y se repetirá de nuevo la historia ya enseñada, de reyes, esclavos, feudales.

   

Tanto que se habló de la sobrepoblación mundial, es irónico, fue por eso, precisamente que se logró un desarrollo tecnológico admirable, había mucha gente para trabajar, tal vez las palabras de Dios eran sabias, “creced y multiplicaos”.

Quizás esto ya hubiese pasado y por ello la existencia de pirámides y otros desarrollos tecnológicos de nuestro pasado milenario que no tuvieron explicación en nuestro tiempo, fue logrado por otra humanidad que de repente fue diezmada como en el presente.

 

 

Se aprovechó la comida que quedó en los almacenes por un tiempo, pero luego encontramos visitantes indeseables, las ratas por doquier, encima de todo y comiendo de todo, lo único que se salvaba los enlatados, la supervivencia para alguien que solo conseguía la comida con ir a comprar en un almacén era ya de por si, misión imposible, los bebés llorando, tantos chicos a cargo, por qué sobreviví?

Ahora estoy vieja, algunos chicos a mi cuidado murieron al llegar a la adolescencia otros sobrevivieron y ahora están en su labor de repoblamiento y con su muy desarrollado instinto de sobre vivencia, retrocedimos a la era del hierro si acaso, porque usábamos lo que ya estaba hecho, aprendimos a cosechar y a vivir en paz.

Las ciudades se abandonaron, estar en el cemento no sirve para alimentarse, con el tiempo me imagino quedarán enterradas y se repetirá de nuevo la historia ya enseñada, de reyes, esclavos, feudales.

Tanto que se habló de la sobrepoblación mundial, es irónico, fue por eso, precisamente que se logró un desarrollo tecnológico admirable, había mucha gente para trabajar, tal vez las palabras de Dios eran sabias, “creced y multiplicaos”.

Quizás esto ya hubiese pasado y por ello la existencia de pirámides y otros desarrollos tecnológicos de nuestro pasado milenario que no tuvieron explicación en nuestro tiempo, fue logrado por otra humanidad que de repente fue diezmada como en el presente.

 

Victoria Zapata

     

 

 

 

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