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Peces pequeños de
agua dulce, en riesgo de extinción
Las altas temperaturas y las precipitaciones esperadas entre 2050 y 2070 como
consecuencia del cambio climático global serían las principales responsables de
la disminución de los peces pequeños de agua dulce en casi un 50% en todo el
mundo, especialmente en las áreas tropicales.
Para contrarrestar esta realidad que parece inminente, se requiere que todos los
países del mundo se informen sobre las tendencias y proyecciones desde la
academia, para tomar medidas a un plazo más cercano de 2050, año estipulado en
algunos protocolos que buscan disminuir los efectos del cambio climático.
Los anteriores serían algunos de los principales resultados de la investigación
adelantada por la bióloga Ana Milena Manjarrés Hernández, de la Universidad del
Magdalena, doctora en Estudios Amazónicos de la Universidad Nacional (UNAL).
“En ese viaje por la biología estaba inquieta por entender cómo se distribuyen
los peces en general, principalmente en los ríos. Allí fue cuando me surgió la
idea de trabajar en la distribución de las especies y analizarla desde dos
aristas, una espacial y otra temporal, surgiendo así junto con el director de la
tesis esta investigación doctoral”, cuenta la bióloga.
En su investigación, Manjarrés realizó un análisis sobre cuáles eran las
variables o factores que podían incidir en la distribución de los peces de agua
dulce, teniendo en cuenta diferentes escalas espaciales y nivel de afectación.
Así mismo, hizo una proyección sobre cómo las condiciones actuales permitirían
predecir qué especies estarían o no presentes entre 2050 y 2070.
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“Normalmente los biólogos vamos a campo y obtenemos la información, pero en esta
oportunidad mi trabajo consistió en actualizar y analizar una base de datos que
tenía alrededor de 16.825 especies de peces de todo el mundo, la base de datos
se construyó con la ayuda de todo un equipo, liderado por el profesor Cástor
Guisande”, señaló.
A través del software ModestR se analizaron 19 variables bioclimáticas como la
temperatura y la precipitación, factores que ayudan a entender cómo funciona el
ambiente. También se trabajaron otras variables, como altitud, densidad de
población humana, el índice de vegetación, la producción primaria y otras, que
aportaron al análisis.
El estudio evidenció que la extensión geográfica de análisis genera un efecto
diferenciado en la influencia de la variable sobre la distribución de las
especies. Por ejemplo, en extensiones pequeñas, conocidas como escala local, la
temperatura sería la variable que más incidiría en la distribución de las
especies, mientras que entre más amplia sea la extensión geográfica, mayor será
la influencia de otros factores como la precipitación.
“Una de las especies en las que se observó la variabilidad en la influencia fue
en Hoplias
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malabaricus, conocida como Dormilón o Taraira (de la familia
Erythrinidae). A nivel de la cuenca del Amazonas se logró documentar que en las
subcuencas de Bolivia la precipitación genera mayor impacto”, destaca la
investigadora.
Se espera que para los próximos años contemplados en previsiones para 2050 y
2070, según los modelos de distribución de las especies que trabajamos, exista
una desaparición completa de las áreas de distribución de casi la mitad de las
especies de peces de agua dulce, que oscila entre el 45,3 % y el 46,7 %
independientemente del año y el escenario climático.
Según la investigadora, esto se daría especialmente hacia las especies de menor
tamaño y las especies con un tamaño de rango geográfico más pequeño, es menos
probable que las especies endémicas se adapten al cambio climático. También se
disminuirá la diversidad taxonómica o de clasificación, ya que, al haber menos
especies, habrá también mayor uniformidad en todas las cuencas.
El dióxido de carbono es uno de los gases de efecto invernadero que más
contribuye al cambio climático del planeta, a través del aumento de la
temperatura.
Aunque en el mundo se han dado distintos escenarios y protocolos de
acción para mitigarlo, la investigadora Manjarrés es clara en advertir que antes
de proyectar las diferentes medidas de contención, los Gobiernos se deben
documentar más desde la academia para generar una prevención más eficaz.
Agrega que “a nivel regional, la idea sería trabajar en crear políticas para
proteger áreas específicas y prevenir la introducción de especies en los
ecosistemas, ya que además de las afectaciones propias de las condiciones del
clima cambiante, también se alterarían las interacciones entre especies”.
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