ambiente, sin importar etnia o raza, en beneficio de proveer el alimento tres veces al día y defender a capa y espada  los temas de soberanía y seguridad alimentaría como políticas mundiales de estado.

En consecuencia convertir el arraigo, como uno de los ases bajo la manga del campesino ancestral colombiano para evitar que sus hijos se desplacen hacia las urbes, a integrar grupos ilícitos armados o a implementar cultivos de drogas ilícitas muy bien pagas, igual que la solicitud al estado de acortar los caminos hacia la innovación tecnológica, al restablecimiento del tejido social y a la restitución de los derechos vulnerados que los ha limitado para el proceso equilibrado en el goce de todos los beneficios urbanos.    

La tarea a corto plazo será recobrar la identidad, arraigo y cultura campesina en lo social, cultural, educativo, político, económico, la equidad de género, la interculturalidad, la ética, pedagógica y política emancipadora de sus derechos, en favor de la reconstrucción y reconciliación de sus territorios.

Y de no creer, hoy la mano de obra en el campo es un lujo y a nadie le preocupa, todo a causa de políticas no socializadas con los productores agrarios, analizadas en base a estadísticas comparativas con otros países, que en resumen nos han llevado a las controvertidas conclusiones, del mejor importar que producir.      

Son sabias palabras las de antecedidos hombres y mujeres representantes del sector de campesinos luchadores, honestos y trabajadores, los cuales desgastaron sus fuerzas por mantener vivo el campo colombiano, quienes sin tanto estudio entendieron como principal motor económico para Colombia, la producción agraria dolarizada.  

Para coherencia en el tema, se precisa enamorar a los jóvenes del campo colombiano, son ellos quienes pueden trabajar con pasión para su desarrollo, reconocerles sus valores y diversidad cultural, territorial y de propósitos. La exclusión en la que los hemos tenido se refleja en las 200 mil familias campesinas que encontraron la coca como única forma para permanecer en sus tierras.

Debemos entender a Colombia como un país verde, con potencial en la biodiversidad y la producción de alimentos sustentables como sus verdaderas riquezas y nunca la extracción de sus recursos minerales o energéticos.

Debemos partir que el Estado debe garantizar la vida de los colombianos; mas no combatiendo con armas, causas de las nefastas razones que han puesto en peligro la vida de los campesinos en medio de los enfrentamientos; es la inversión en producción la que genera la verdadera seguridad de las regiones, del mismo modo el fortalecer el comercio justo en el campo empodera a nuestros jóvenes y reproyecta el campo como el lugar ideal para el desarrollo.

También a consideración, solicitar a Agrosavia Instituto estatal encargado de la investigación agraria, el desarrollo de programas de extensión rural que diversifiquen con variedades promisorias para el establecimiento de agronegocios con productos de exportación que traduzcan en mejoría de calidad de vida, que de arraigo a su terruño a la familia campesina y a la economía colombiana para su equilibrio. 

COMITÉ DE INGENIEROS AGRÓNOMOS UT 73 B

POR. - I.A. IVÁN R. PULIDO GONZÁLEZ REPRESENTANTE