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El valor de las cosas
Por: Agustín Perozo Barinas
«Este mundo material es para el hombre demasiado poco y el mundo
invisible no lo percibe, no lo conoce». Enrique Rambal
La economista ítalo-estadounidense, Mariana Mazzucato, escribió
el libro:
«El valor de las cosas», y tomé prestado el título para este
artículo.
Philip Collins dijo: «Alguien debería hacer un musical de este
libro. Eso es bastante improbable, lo reconozco, pero no tanto
como parece. Es hora de trabajar en la idea y Mariana Mazzucato
es candidata para escribir el libreto».
La palabra valor deriva del latín 'valere' que significa "ser
fuerte" y de donde tenemos nuestro verbo 'valer'. El verbo 'valere'
se vincula con la raíz indoeuropea *wal- (ser fuerte). Lleva el
sufijo -or que indica efecto o resultado, como en amor, calor,
candor, dolor, fervor, temor, vigor, etc.
Por definición:
1- Cualidad o conjunto de cualidades por las que una persona o
cosa es apreciada o bien considerada: "Una palabra de gran
valor". 2- Alcance de la significación, importancia o validez de
una cosa: "El valor de una palabra".
Veamos "precio", que viene del latín 'pretium' = recompensa:
1- Cantidad de dinero que permite la adquisición o uso de un
bien o servicio: "El precio del cacao subió dos veces en un
mes". 2- Perjuicio, esfuerzo o sacrificio que es necesario para
conseguir una cosa: "El precio de la fama".
Podemos ir sacando conclusiones preliminares:
¿Cuál es la
diferencia entre precio y valor? Simplemente, el precio es lo
que pagas por algo, o lo que el mercado cree que vale algo; el
valor es lo que tú crees que vale.
Hemos escuchado relatos de ancianitos con terrenos y casitas de
toda una vida donde levantaron sus familias y que se resisten a
venderlos a cambio de enormes cantidades de dinero en zonas de
interés turístico o inmobiliario. Para ellos, esos terrenos
tienen un valor propio, intransferible; para los interesados en
comprar, esos bienes tienen un precio a veces especulativo,
otras tantas, de mercado.
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La tierra misma, el suelo, madre de los alimentos naturales,
tiene un valor sagrado, vital, útil y necesario, que dada su
importancia alimentaría cualquier precio sería poco. Sin
embargo, la demanda inmobiliaria, aumentada por la creación de
deuda bancaria, para este caso: las hipotecas (deuda
hipotecaria), impulsan los precios y estos promueven la
urbanización de suelos fértiles en países donde la pobre
alimentación, precisamente, es una problemática secular.
¿Qué precio tiene mi mascota, una curiosa perrita salchicha de
nariz gigante y orejas de elefante que cree soy su hijo canino?
El valor emocional tiene una medida: lo que usted esté dispuesto
a sacrificar a cambio de dinero. Por lo tanto, el precio de mi
perrita es inconmensurable.
Podrían llegar los tiempos donde se incluya el "aire puro" como
valor agregado en zonas de desarrollo inmobiliario. El aire es
invaluable por razón obvia, pero ya está tan contaminado en
muchas ciudades que podría tener ese VA endosado a esas ofertas
inmobiliarias. ¿El agua? Lo mismo... cuando usted la compra
embotellada es agua 'privatizada' con un precio de venta
específico. Pertenezco a la última generación de dominicanos que
tomaba agua directa del grifo, sin riesgos, para saciar la sed.
El ser humano se está individualizando en extremo y
progresivamente, perdiendo su sentido de comunidad, de
solidaridad, valores comunes en pequeños poblados. «La
individualización es una estructura de la personalidad propia de
las sociedades industrializadas en la cual, como si se tratara
de un anhelo evidente y natural, el "ideal del yo" busca
diferenciarse de los demás». (Gina Zabludovsky)
Esa desconexión nos hace más egoístas y menos empáticos. La
deuda, el consumismo y el miedo hacen el resto: sociedades con
ciudadanos desvinculados, enajenados. Nada nuevo.
Olga Santisteban nos recuerda que el mítico conquistador
macedonio, Alejandro Magno, dijo: «De la conducta de cada uno
depende el destino de todos», lo cual, no cabe duda, tendría una
importancia capital para llevar a cabo todo aquello que se
propuso.
El todo es la suma de sus partes y en estas radica el problema.
Si la mayor proporción de las partes están defectuosas, ¿que se
puede esperar del conjunto?
Si el ser humano, en su mayoría, entendiera la maravillosa y
milagrosa obra que es, sería menos frívolo y superficial y se
valorara más a sí mismo. Un ejemplo entre cientos, ver:
https://youtu.be/rd6_zrvwk7U
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Esta pandemia ha sido un escenario
donde el valor y el precio de las cosas se contraponen: La
crematística de algunas poderosas farmacéuticas en oposición a
la salud de la humanidad, y los intereses de sectores
industriales, financieros, e incluso de transporte marítimo a
nivel global, en oposición al costo de los alimentos para las
poblaciones del planeta. Ver:
https://www.xlsemanal.com/firmas/
20120923/agonia-crematistica-3587.html
La degradación del hombre y sus sociedades, al punto de vernos
amenazados recurrentemente por un conflicto nuclear, por lejano
que nos pueda parecer, es consecuencia de priorizar la utilidad,
el provecho, el beneficio, sobre el valor. Los intereses de
dominio generan guerras donde el valor por la vida misma se
reduce a un objetivo militar.
¿Qué tanto valor tienen las abejas, los abejorros, las avispas?
Los insectos polinizadores desempeñan un papel vital en la
agricultura, en los ecosistemas y en la producción de alimentos
para las personas. Sin embargo, están en peligro por causas
vinculadas a la acción humana. (FAO/Américas)
¿Que valor tienen las masas forestales? Las tecnologías
digitales han reducido considerablemente el uso de papel
periódico y papeles de oficina lo que quita presión al desafío
de la desforestación global. Aunque seguimos con el grave
eco-problema del papel higiénico y otros, como las servilletas,
faciales y el papel toalla. Apremiante agregar otros
eco-problemas, como son: los vertederos, el desagüe de aguas
residuales y los desechos no degradables, que disminuyen el
'valor real' del medioambiente y los hábitats.
«Los españoles sufrimos una enfermedad del corazón que solo se
cura con oro», dijo una vez Hernán Cortés a Moctezuma, en una de
esas dudosas frases que han pasado a la Historia. Pero aunque no
se deba interpretar literalmente, más que considerar al oro como
elemento de sanación, en este caso su ausencia puede enfermar de
varias formas a sus adoradores. (Jorge Álvarez/Los soldados del
Rey)
Concluimos con el mismo Rambal cuando nos advierte: «No
entreguemos el corazón a cosas perecederas». O nos acabará
consumiendo nuestro propia necedad de no querer ver, entender y
atender lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos. Algunos
nos responderían que el oro no es perecedero...
Autor del libro sociopolítico «La Tríada II», en Librería
Cuesta.
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