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¿El
alcohol es relajante o nocivo para la salud?
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Incluso aquellos que consideraban aceptable el consumo moderado
de alcohol comenzaron a preocuparse de que en realidad podría
ser más peligroso en condiciones climáticas extremas.
Por ejemplo, la Expedición Nacional del Ártico (1875-1876) fue
criticada por distribuir una ración de ron, con sugerencias de
que había contribuido a un brote de escorbuto, que supuestamente
se manifestó primero entre los bebedores empedernidos de la
expedición.
Críticas como estas supusieron que los exploradores se
esforzaron cada vez más por enfatizar que su consumo de alcohol
era moderado y "medicinal".
A menudo lo hacían ingiriendo solo ciertos tipos de bebidas
alcohólicas que, argumentaban, tenían mayores propiedades
medicinales.
Esto normalmente significaba brandy, champán o ciertos tipos de
vino.
Pero el desacuerdo entre los médicos sobre qué bebidas eran más
saludables era feroz.
De hecho, muchas de estas bebidas se consideraban medicinales
sin razones más allá del hecho de que eran caras.
Hoy en día, esas bebidas rara vez se consideran medicinales,
pero las preocupaciones médicas sobre los efectos del alcohol no
han desaparecido.
Y, al igual que sus contrapartes victorianas, muchos médicos
contemporáneos han sugerido que ciertos tipos de bebidas son más
saludables que otras.
Estimulantes: alcohol o cafeína
Como muestra una investigación reciente realizada por mi colega
Kim Walker y yo, los estimulantes (incluido el alcohol)
siguieron siendo una medicina popular para los viajeros europeos
en África hasta finales del siglo XIX y principios del XX.
En parte esto se debió a que eran relativamente baratos, fáciles
de administrar y producían efectos perceptibles en la mente y el
cuerpo del bebedor.
También se creía que remediaban la creencia persistente de que
los climas cálidos eran físicamente dañinos y psicológicamente
deprimentes.
En la misma guía de viaje de 1883, Dobson se quejó de "los
efectos deprimentes del clima" para respaldar su prescripción de
alcohol.
En consecuencia, algunos viajeros vieron las bebidas alcohólicas
como estimulantes útiles para ayudar a combatir estos efectos.
Incluso aquellos que se oponían a la bebida expedicionaria
todavía consideraban importantes las bebidas estimulantes, pero
en su lugar recetaban "una taza de café".
La comprensión médica de la bebida ha cambiado considerablemente
en los últimos 150 años.
Pero estudiar cómo los exploradores victorianos y eduardianos
abordaron el alcohol también muestra continuidades importantes.
Entonces, como ahora, las prácticas de consumo de alcohol están
determinadas no solo por el conocimiento médico, sino también
por las actitudes culturales hacia las diferentes bebidas y los
entornos en los que las consumimos.
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Hay evidencias que sugieren que muchas personas comenzaron a
beber más durante la pandemia de Covid-19 para intentar
relajarse.
Profundizar en la historia del alcohol puede ofrecer algunas
ideas sobre por qué ha prevalecido este mito.
¿Fines medicinales?
A lo largo de la historia, el alcohol se ha utilizado con
frecuencia con fines medicinales y se considera que tiene muchas
propiedades útiles, incluso como antiséptico y anestésico.
He estudiado cómo los exploradores del siglo XIX y principios
del XX usaban la bebida.
Observar el comportamiento de los viajeros puede arrojar luz
sobre la comprensión científica y médica del alcohol.
Porque, en una era anterior a los ensayos clínicos, los
escritores médicos recurrieron a las narraciones de los
exploradores para recabar pruebas sobre los efectos en la salud
de diferentes alimentos y bebidas.
Por lo tanto, sus escritos pueden ayudarnos a conocer los
enfoques anteriores sobre el alcohol y la salud.
De hecho, muchos exploradores victorianos del Ártico bebían un
vaso de ron "para calentarse" al final de un largo día en
trineo.
Decían que les ayudaba a dormir, a relajarse y a aliviar las
tensiones.
También los viajeros británicos en el este de África bebían a
menudo pequeñas cantidades de alcohol al final de un día de
viaje.
Lo consideraban una "medicina" útil que los ayudaba a lidiar
tanto con los efectos de la fiebre como con las tensiones
emocionales del viaje.
En una guía de consejos para viajes publicada en 1883, George
Dobson, un cirujano del ejército británico, aconsejó que en
climas cálidos "el trabajo continuo, como el de los deportistas
y los viajeros, no se puede mantener por mucho tiempo sin la
ayuda del consumo ocasional y sensato de alcohol". |
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Salud y equilibrio
Inicialmente y en pequeñas dosis, el alcohol parece actuar como
un estimulante, ya que hace que el corazón lata más rápido, y da
más energía.
Sin embargo, pronto actúa como un depresor, inhibiendo la acción
del sistema nervioso central, lo que ralentiza los tiempos de
pensamiento y reacción.
Estos efectos sobre la salud fueron particularmente importantes
en la medicina de principios del siglo XIX, ya que algunos
médicos teóricos veían el cuerpo como un sistema que debía
mantenerse en equilibrio.
Y los estimulantes o depresores se consideraban una forma
importante de restablecer el equilibrio si alguien no se
encontraba bien.
Con el tiempo, estos puntos de vista se volvieron cada vez más
impopulares entre los científicos y los médicos, y fueron
reemplazados por teorías de la enfermedad que buscaban
determinar las causas de infección más específicas.
Por ejemplo, la "teoría de los gérmenes", que se propuso por
primera vez en 1861, mostró que muchas enfermedades eran
causadas por microbios y no por el clima.
De manera similar, los médicos británicos se estaban interesando
cada vez más en el papel de los mosquitos en la propagación de
la malaria.
Tales desarrollos llevaron a nuevos enfoques médicos que
buscaban prevenir y tratar enfermedades comunes en las regiones
cálidas.
El alcohol también podría usarse para mezclar otras drogas.
Crítica hacia la bebida
Pero las actitudes médicas cambiantes hacia las enfermedades no
fueron el único factor en la disminución del consumo de bebida
medicinal en las expediciones.
Esto se debió en gran parte al movimiento por la templanza, una
campaña arraigada en el cristianismo evangélico que buscaba
desalentar (y a veces prohibir por completo) la venta de
alcohol.
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