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La ciencia de la
felicidad
Teresa Pardo R.
Se dice que la felicidad es una ciencia porque más allá de que pueda
estudiarse epistemológicamente, también puede lograr que las
personas sean competentemente felices.
Sin embargo, en los últimos años, un grupo de investigadores y
académicos entre los que podemos mencionar a Tal Ben Sahar, de la
Universidad de Harvard, y Martin Seligman, considerado padre de la
psicología positiva, se han propuesto determinar la felicidad como
una ciencia, es decir, se trata de un área de la vida que puede ser
entendida como una competencia.
Así surge el concepto de ‘la ciencia de la felicidad’, una
herramienta que combina valores, hábitos y equilibrio emocional para
transformar la vida de las personas y la relación que tienen con el
trabajo, la sociedad y consigo misma.
Últimamente, la noción ha tomado mayor relevancia en las empresas y
universidades porque la incorporación de la metodología que propone
ha logrado mejorar la productividad, la salud y la armonía de los
empleados y estudiantes.
Cuestiones cientificación
Definiciones de felicidad hay tantas como seres humanos en el mundo.
Parece una cuestión sobrevalorada porque es complejo definir o
limitar el significado de la palabra y es aún más difícil
experimentarla habitualmente.
Sin embargo, en los últimos años, un grupo de investigadores y
académicos entre los que podemos mencionar a Tal Ben Sahar, de la
Universidad de Harvard, y Martin Seligman, considerado padre de la
psicología positiva, se han propuesto determinar la felicidad como
una ciencia, es decir, se trata de un área de la vida que puede ser
entendida como una ciencia.
PAÍSES MÁS FELICES
Los países más
felices del mundo: no, Colombia no es el primero FELICIDAD
Finlandia, el país más feliz del mundo por quinto año consecutivo
FELICIDAD. |
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Las cinco acciones para ser feliz, según experto
EL TIEMPO de Así surge el concepto de ‘la ciencia de la felicidad’,
una herramienta que combina valores, hábitos y equilibrio emocional
para transformar la vida de las personas y la relación que tienen
con el trabajo, la sociedad y consigo
La literatura que se ha escrito sobre la ciencia de la felicidad
propone que si por cada emoción negativa que sentimos vivimos tres
positivas, sentiremos que somos felices. Esto sucede por la
asimetría con la que solemos vivir las emociones positivas y
negativas. Normalmente las emociones negativas las sentimos de forma
más intensa por lo que muchas veces valoramos como neutras o
inexistentes muchas emociones que en realidad son positivas.
Desde la ciencia también se argumenta que cada persona tiene una
determinada predisposición genética hacia la felicidad, es decir, un
nivel de felicidad basal que es innato y que viene determinado por
nuestros genes. De hecho, existe una característica humana llamada
‘adaptación hedonista’, que sugiere que los cambios circunstanciales
en la vida de una persona –como encontrar un trabajo, enamorarse o
tener un problema de salud y sus efectos sobre la felicidad– son
efímeros. La tendencia natural del ser humano siempre será volver al
nivel de felicidad que genéticamente tiene marcado. Esto sucede por
la capacidad humana de adaptarse y acostumbrarse a los cambios.
Con estas premisas de base en la construcción de esta teoría sobre
la ciencia de la felicidad, el reto de las organizaciones
empresariales hoy en día es incorporar estos conocimientos
científicos a una metodología novedosa que logre optimizar los
resultados laborales y la satisfacción de los empleados.
Empleados productivos
En el más reciente informe de la Encuesta Nacional de Condiciones de
Salud y Trabajo en el Sistema General de Riesgos Laborales se
determinó que entre el 20 por ciento y 33 por ciento de los
trabajadores manifestaron un alto nivel de estrés, lo que genera un
mayor número de incapacidades al año en las empresas. Pero las
cifras no se detienen: solo el 15 % de las personas dicen ser
felices en el trabajo, lo que hace que el nivel de compromiso y
motivación sean bajos.
Estar estresado eleva la producción de cortisol y esto favorece la
aparición de enfermedades inflamatorias.
“Estar estresado eleva la producción de cortisol y esto favorece la
aparición de enfermedades inflamatorias. Por esta razón empiezan a
presentarse una serie de afecciones que impactan negativamente a un
ser humano. La cosa es que esto hace parte de la vida misma y la
clave está en aprenderlo a gestionarlo y enfrentarlo de una manera
innovadora y positiva. Ahí está la llave de entrada a la felicidad”,
asegura Ortiz Mclean.
A partir de esta idea, los expertos argumentan que la gran
preocupación de las empresas hoy en día es cómo generar mayor
productividad a través de la experiencia del usuario. Si este es el
objetivo principal, se debe ver la felicidad como un factor casi tan
importante como el salario de los trabajadores.
La ecuación de la felicidad
Los estudios neurológicos y fisiológicos de la
Ciencia de la Felicidad han descubierto que la capacidad de
desempeño y éxito de una persona viene dada por una combinación del
coeficiente intelectual (CI), inteligencia emocional (IE) y la
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habilidad de relacionamiento o inteligencia social
(IS). Sin embargo, normalmente los seres humanos solo tenemos acceso
hasta el 70 % de esas capacidades.
Ese último 30 % de nuestro rango alto de capacidades solo se activa
cuando el cerebro libera endorfinas y dopaminas de manera sostenida,
y esto solo ocurre cuando una persona es feliz. Es por esta razón
que las personas felices tienen un mejor desempeño que las personas
que no lo son.
Según Ortiz Mclean, son seis conceptos los que hay que incorporar en
los modelos de liderazgo para lograr impactar las organizaciones en
sus procesos de transformación, orientados a crear nuevos ambientes
de trabajo y mayor productividad: generar relaciones íntimas
sólidas, concentrar la atención en lo simple, incorporar rutinas de
ejercicio físico, crear rituales basados en el agradecimiento y el
aprecio por la vida, practicar la resiliencia y entender que el
fracaso es parte del aprendizaje.
Podría decirse con claridad que quienes toman en serio estos
procesos innovadores, mejoran la salud mental de sus trabajadores y
previenen enfermedades que incidan en el ausentismo.
“Claro que se puede llegar a ser feliz habitualmente. Existen
indicadores de la felicidad que sustentan esta metodología”,
argumenta el experto, en el marco del día mundial de la felicidad,
que se celebra cada 20 de marzo.
Todos queremos ser felices. Pero muchas veces pensamos que la
felicidad es algo que simplemente ocurre o no; de la cual no tenemos
control. Es fácil conectar la idea de felicidad con la situación en
la que nos encontramos. Es posible que nos digamos a nosotros
mismos, "Si las cosas fueran diferentes, sería feliz".
Pero esa no es la manera en la que la felicidad ocurre. Los estudios
de investigación indican que solamente una pequeña parte de la
felicidad (aproximadamente un 10%) depende de la situación en la que
se encuentra una persona. Entonces, ¿de dónde proviene la mayor
parte de nuestra felicidad.
La decisión de ser feliz o no depende de nosotros
Los investigadores han demostrado que más de la mitad de la
felicidad depende de cosas que están bajo nuestro control. Esto es
una noticia fabulosa ya que significa que todos podemos ser felices.
Una parte importante de qué tan felices somos depende de nuestra
actitud, de los hábitos que
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