Más amables a medida que envejecen
Científicos de la Universidad de Claremont, en EEUU, encontraron una
explicación neurológica vinculada a la segregación de oxitocina.
Los efectos del envejecimiento sobre la función cognitiva es una de
las materias de mayor preocupación científica que crece en la medida
en que la esperanza de vida se prolonga y la salud mental se
convierte en clave para sostener la calidad de vida de las personas
más longevas y su entorno.
Por ejemplo, estudios previos han constatado que el envejecimiento
afecta la eficiencia y la velocidad de procesamiento, el aprendizaje
explícito, la memoria de trabajo, la atención y la resolución de
problemas. Estos cambios pueden resultar de la reducción del volumen
de materia gris en las regiones del cerebro a medida que se
envejece, incluida la corteza cingulada anterior, la corteza frontal
orbital, el surco temporal superior, la ínsula y el cuerpo estriado
dorsal y ventral.
Los comportamientos sociales y las respuestas emocionales también
cambian con la edad. Las personas mayores dedican más tiempo al
voluntariado y donan una mayor proporción de sus ingresos a
organizaciones benéficas en comparación con los adultos más jóvenes.
En estudios de laboratorio se ha confirmado que las personas mayores
comparten más dinero con extraños que los adultos más jóvenes.
Varios factores están asociados con una mayor prosocialidad en las
personas longevas. Esto incluye un mayor afecto positivo. Los
adultos
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mayores pueden desarrollar habilidades que mejoran su estado de
ánimo y que es menos probable que usen los adultos menores, aunque los
científicos aceptan que existe una variación significativa entre cada individuo.
En una nueva investigación, que acaba de publicarse en Frontiers, los
científicos han descubierto que, en promedio, con algunas excepciones, las
personas realmente se vuelven más amables a medida que envejecen, y esto se debe
en gran parte al aumento de los niveles de oxitocina. Los especialista incluso
sugieren que al menos algunas personas que parecen ponerse más irritables con la
edad pueden estar sufriendo una caída en los niveles de oxitocina, una situación
que también puede modificarse a medida que envejecen. Entre aquellos para
quienes aumenta esta hormona de sentirse bien hay una mayor sensación de
felicidad y satisfacción con la edad.
La oxitocina está tan estrechamente relacionada a la bondad y la felicidad,
según informan los especialistas, que la satisfacción con la vida podría
incrementarse con actos de bondad. Esta acción sería un motor aceptable para
iniciar un círculo virtuoso, o ciclo de retroalimentación positiva, de sentirse
mejor haciendo más actos buenos, ya que “las conductas amables estimulan la
producción de oxitocina”, citan los autores en el estudio.
“Esta investigación proporciona una explicación neurológica de por qué muchas
personas se vuelven más agradables a medida que envejecen —explicó Paul J Zak,
especialista del Centro de Estudios de Neuroeconomía perteneciente al posgrado
de la Universidad de Claremont en California—. Estudiamos a personas sanas de 18
a 99 años y descubrimos que la liberación de oxitocina aumentaba con la edad.
Además, este cambio en la oxitocina influyó positivamente en el comportamiento
prosocial destinado a beneficiar a las personas, como las donaciones a
organizaciones benéficas y el voluntariado en el sector social. Esta es la
primera vez que un cambio claro en la oxitocina se relaciona con comportamientos
prosociales”, completó el científico.
En el proceso los científicos también encontraron que los niveles de gratitud y
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preocupación empática aumentan a medida que se envejece, nuevamente
debido al aumento de los niveles de oxitocina. “Quizás lo más interesante es que
el cambio en la oxitocina se asoció con una mayor satisfacción con la vida,
gratitud y preocupación empática que aumentan a medida que las personas
envejecen —agregó
Zak—. Se ha demostrado que la oxitocina influye en la confianza, el
altruismo, la caridad y la generosidad, y nuestros hallazgos indican que la
química neuronal que ayuda a mantener las relaciones sociales y a vivir una vida
plena parece fortalecerse con la edad”.
Zak sugiere que los hallazgos ofrecen lecciones de vida para personas de todas
las edades, pero quizás especialmente para los ancianos, para quienes la
actividad social se vuelve cada vez más importante pero más difícil de
satisfacer. “La investigación muestra que la demanda de interacciones sociales
crece, no disminuye, con la edad y las personas mayores que satisfacen esta
demanda viven una vida mejor. Esto es especialmente importante porque pierden
relaciones cercanas a medida que envejecen”, señaló.
“De manera más general, la investigación muestra que las personas de todas las
edades pueden aumentar su satisfacción con la vida al incrementar la cantidad y
el tipo de comportamientos de ayuda que realizan. La retroalimentación positiva
de ayudar a otros puede entrenar al cerebro para que libere más oxitocina, de
modo que obtengan sus beneficios, que incluyen la reducción del estrés
fisiológico y una mejor respuesta inmunitaria”. Los especialistas destacaron que
la oxitocina y las conexiones sociales que permite pueden reducir
sustancialmente la morbilidad y la mortalidad.
“Ayudar a los demás no solo es agradable, sino que también puede hacer que las
personas sean más felices y saludables. Los sujetos necesitan a otros para
prosperar y cuando entendemos esto, podemos crear más oportunidades para
conectarnos con otros en el trabajo, durante el tiempo libre y elegir participar
en más actividades sociales”, concluyó el científico. |