Pereira, Colombia - Edición: 12.930-510

Fecha: Jueves 02-06-2022

 

MEDIO AMBIENTE

 

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El humano y su indiferencia medio ambiental

(Parte II)

 

 


Por: Iván Roberto Pulido

 

En el mapa de la Tierra es posible dibujar otro mapa: el mapa de los bosques y selvas que desaparecen delante de nuestros ojos. Y en el mapa de la deforestación y la depredación todavía podemos esbozar otro mapa: el de las gentes amenazadas por la destrucción de su medio ambiente, una geografía donde los grupos indígenas predominan. Tala desenfrenada, ganadería extensiva, agronegocios, esquemas de desarrollo masivo y expulsión forzada de sus tierras, han tenido un impacto devastador sobre estos grupos.

Invariablemente, la destrucción de su entorno conlleva también la violación de sus derechos humanos: pierden su hábitat tradicional y sus medios de subsistencia, su sistema social y sus prácticas religiosas, y aun su espiritualidad. ¿No es mucho mejor respetar el derecho de los grupos indígenas a que vivan en sus tierras, en lugar de tenerlos en las megalópolis como refugiados ambientales, sufriendo en su propio cuerpo la degradación ecológica?

Cada año millones de toneladas de desechos radioactivos, químicos orgánicos, líquidos tóxicos, cenizas de incineradores, heces humanas, pinturas y lubricantes son exportadas al Sur por el Norte. Latinoamérica, en particular, se está convirtiendo en el basurero preferido para los residuos peligrosos generados por compañías norteamericanas, canadienses, japonesas y europeas. Estos residuos, importados legal o clandestinamente, a menudo camuflados como materiales «reciclados», contaminan nuestro medio ambiente y ponen en peligro vidas humanas y ecosistemas enteros.

Las víctimas son mantenidas en la ignorancia, usualmente, sobre los riesgos potenciales para su salud y sobre el tipo de sustancias que son arrojadas en su entorno. Nosotros tenemos el derecho de no ser el depósito de una basura que no hemos producido ni segregado. Quizá, si estos residuos tuvieran que permanecer in situ o ser tratados cerca del lugar de su manufactura, habría un tremendo incentivo para la reducción tanto de desechos domésticos como industriales. El derecho de no recibir la basura de otros es un corolario de la responsabilidad para disponer de la propia basura de uno.


En los próximos años, cuando hablemos de los derechos humanos estaremos hablando de nuestros derechos elementales a tener un aire y un agua limpios, de los derechos de las mujeres a criar niños libres de plomo, del derecho de cada individuo a tener la información y los medios a su alcance para hacer las decisiones personales necesarias que puedan llevar a la población global a estabilizarse, del derecho de las futuras generaciones a vivir dignamente en un planeta rico en biodiversidad, y de la responsabilidad de cada individuo para hacer esto posible.

Debemos dejar de hacer sofismas sobre incertidumbres científicas y sobre escenarios conflictivos posibles donde sobreviven los seres humanos, de debatir sobre la prescindibilidad de las especies y de argüir sobre el número de cánceres atribuible a la destrucción de la capa de ozono. Debemos hacer un acto de fe y reconocer que nuestro planeta está en grave peligro. Debemos comprender que la mentalidad de business as usual de muchos líderes políticos y económicos del Norte y del Sur, quienes, carentes de una visión global persisten en defender intereses nacionales (y a veces únicamente personales) a corto plazo, no va a asegurarnos que nuestros descendientes puedan gozar un día de sus derechos ambientales y humanos.


10.000 AÑOS DE DEGRADACIÓN AMBIENTAL

Durante estos períodos de tiempo los humanos comenzaron a talar y quemar bosques para plantar alimentos; y a domesticar plantas y animales para hacerlos dependientes de la interacción humana.

 

Los primeros pastores también cambiaron su entorno a través de la limpieza del terreno y la cría selectiva. Y si bien estos cambios se produjeron a ritmos diferentes, ahora sabemos 

 

 

 

que hay ejemplos muy extendidos de ello a largo de todo el mundo que pueden proporcionar la información sobre cómo llegamos a degradar  nuestra relación con la Tierra y sus recursos naturales hasta el modo en que lo hacemos hoy en día.

Resulta que muchas de las formas en que las personas en la antigüedad usaban la tierra no eran tan "inocuas.


Hemos podido observar una trayectoria progresiva en nuestro impacto ambiental, Y si bien la velocidad a la que el entorno está cambiando actualmente es mucho más drástica, también pudimos comprobar los efectos que el impacto del ser humano tuvo en la Tierra hace miles de años". En busca de la sabiduría de nuestros ancestros

CIUDADES MÁS RESPETUOSAS CON EL MEDIO AMBIENTE

Si bien el cambio climático de hoy y la destrucción del medio ambiente están ocurriendo más rápidamente y en una escala mucho mayor de lo que el mundo haya visto nunca, señala que este estudio ayuda a proporcionar un contexto histórico a los problemas de actuales.

ANIMALES EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
Mostrar que recientemente ha habido un cambio muy acelerado en el uso de la tierra, pero que sin embargo los humanos han estado provocando hace 3.000 años.

Esto demuestra que los problemas que enfrentamos hoy están muy arraigados en nuestra naturaleza humana y que van a ser necesarias algo más que simples soluciones para resolverlos. Eso es algo que no se puede ignorar.

Tales de Mileto, fue declarado precursor de la ciencia, tras su filosofía caracterizada por dejar a un lado las explicaciones religiosas o mitológicas respecto a los fenómenos físicos de la naturaleza y dar paso al pensamiento racional lógico, deduciendo el agua como principio constitutivo del mundo.
Al parecer no trascendental, por confundir la filosofía con la ciencia y carecer de una fuente directa de su pensamiento, pero si concluyente la condición de indispensabilidad del agua para la vida.

De tal realidad se desprenden toda una serie de temáticas a futuro, como el no entender hoy, que cerca de 800 millones de personas en el mundo, carezcan de acceso al servicio básico de suministro de agua potable y que al menos 2.000 millones de personas se abastezcan de fuentes de agua contaminadas, situación provocadora de muerte a más de 500.000 personas.

E inexplicable de igual entender que los incendios, sequias, lluvias torrenciales, inundaciones devastadoras, huracanes, tsunamis, deshielos glaciares, escasez de agua, lluvias toxicas, que vemos diariamente a nivel mundial, muestras fehacientes de los impactos que el cambio climático está ocasionando a lo largo y ancho del planeta, no muevan a prender las luces de alerta para que en especial los países poderosos del universo prescindan de su codicia, para implementar ´política internacionales serias y cumplibles que den freno de una vez por todas con seriedad y severidad, a la acción humana que a diario no hace más que agravar la situación de la escasez, de valiosos recursos naturales no regenerativos, provocadores de un cambio climático que ya ronda en afectación de más del 40% de la población mundial, situación por demás agravada de 1.700 millones de personas vecinas de acuíferos del mundo, que por no costarles nada, malgastan el recurso superando su capacidad de recarga, poniendo en riesgo la seguridad hídrica de agua dulce, el equilibrio de los ecosistemas y el desbalance de la biodiversidad mundial, sin asomo de sonrojo alguno.

El padre de la filosofía, en honor a su sabiduría, bien nos motivara algún día en su recordación a la reflexión hacia un acceso universal equitativo de los recursos naturales, que nos motive a prescindir de esa inflexión sin sentido, de la humanidad a enemistarse con el medio ambiente.

Y a modo informativo, comentar que el 70% del agua dulce lo consume la agricultura, en 330 millones de hectáreas dotada de riego, que representa el 20% de la superficie cultivada, que aporta el 40% de la producción global de alimentos.

 

Por igual, anotar por aumentos de recursos hídricos para futuro, especialmente presionados

 

 

por la agricultura, razón de peso que implicara apoyo económico constante, para la asignación equilibrada de aguas, donde se deberán precisar políticas de estado que normaticen la eficiencia en el uso del agua, basado en inventarios de recursos de aguas superficiales y subterráneas, número de usuarios agrícolas, urbanos, energéticos e industriales.


Así mismo, proyectar con la mayor eficiencia el agua para que cumpla a cabalidad su fundamental función en la seguridad alimentaria mundial, las proyección poblacional del planeta es superar los 10 000 millones de habitantes para 2050, reto que invita a la planeación inmediata para satisfacer las necesidades básicas de alimentos de esta cifra mínima de personas.

Razón que indica la necesidad de acompañamiento de la ciencia, investigación, transferencia y productividad aumentada a un aproximado 70 %, dado que la agricultura de riego es aproximadamente dos veces más productiva por hectárea, implica un efecto de amortiguación contra la variabilidad climática que a la vez permite una diversificación de los cultivos más segura, resultado clave para la seguridad alimentaria y nutricional del mundo.

Como conclusión a las proyecciones relacionadas, se hace necesario reconsiderar la gestión del agua en el sector agrícola, mediante sistemas de riego de alta tecnología, riego por goteo, almacenamiento de aguas lluvias, tratamiento de aguas residuales para su reutilización, la combinación de cría de animales acuáticos con plantas hidropónicas en un medio ambiente simbiótico o acuaponía, todas técnicas que impliquen mínimos desperdicios de agua, aplicación de los riegos en las horas de monos sol, y por lo tanto menos evapotranspiración o infiltración; y por demás la ordenación general de los recursos hídricos y seguridad hídrica como manejo integral que signifique menor afectación ambiental y apoyo a la recarga normal de los acuíferos subterráneos.

Desafortunadamente, la capacidad para mejorar la gestión del agua en la agricultura se ve limitada por políticas erradas, sin conocimiento y causa de la problemática, por pura apatía de un tema que no interesa por considerarlo baladí para la competitividad, un desempeño institucional deficiente y restricciones financieras. Las instituciones públicas y privadas más importantes —entre ellas los ministerios de agricultura y Medio ambiente, las autoridades encargadas de gestionar las cuencas hidrográficas, los administradores de los sistemas de riego, los usuarios de agua y las organizaciones de agricultores— por lo general no cuentan con entornos y capacidades normativas para realizar sus funciones con eficacia y demasiadas restricciones financieras.
Los agricultores y sus organizaciones a menudo están respondiendo a marcos de incentivos altamente distorsionados en relación con políticas de apoyo agrícola y fijación de precios del agua. Y más en un País como Colombia, hoy sometido a la improductividad agraria, donde se prefiere como consecuencia de lo mismo a pretender invertir en otras áreas que no significan sino agrandamiento del conflicto que hoy ya alcanza los 200 años en lo que a tierras se refiere.

La mayoría de los Gobiernos y usuarios de agua no invierten de manera adecuada en el mantenimiento de los sistemas de riego y drenaje.

El aumento en la eficiencia del consumo de agua para fines agrícolas, depende también de las transferencias de tecnología para las inversiones agrícolas destinadas a mejorar la gestión del suelo, del agua y a la mejora de la calidad de las semillas.

Existen alternativas como semillas mejoradas, siembra directa, labranza mínima, humectación y secado alternativo, intensificación sostenible del arroz y otras, pero es necesario ajustar mejoras de los sistemas de abastecimiento de agua, usando tecnologías de información, como los sensores de humedad del suelo y estimación de la evapotranspiración a partir de datos satelitales, herramientas de alta tecnología que aumentarían la eficiencia y la productividad del uso del agua en la agricultura.

Todo un resumen de situaciones, que hacen necesaria la socialización del problema y que promuevan la importancia de cuidar y concientizar sobre su uso y manejo sostenible, tarea a emprender entre todos, en vigía a conservar tan vital recurso natural que nos viene brindando nuestro todopoderoso planeta y lo estamos desperdiciando y derrochando.

 

 

 

 

  

 

 

  

 

 

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