Fundado el 18 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

Pereira, Colombia - Edición: 12.931-511

Fecha: sábado 04-06-2022

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

 

Liderazgo Cruel

 


Termina la semana son ya normales las decisiones tomadas entre gritos de gallos y madrugadas. Mientras un buen grupo de colombianos aún no saben que vestirán, que podrán recibir de asistencia médica o peor aún, muchos ni siquiera tendrán un bocado y no solamente en estas fechas, sino casi todos sus días de vida.

Las preocupaciones son para quien la padece, se acabó la bondad que caracterizaba al común denominador del ciudadano colombiano, se ha vuelto tal absurdo ver como unos pocos disfrutan de las bondades de esta tierra, que por demás es muy bondadosa y que refleja augurios de progreso, pero no se concreta.

Queda descontado por parte de autoridades que de algún modo deben velar por la seguridad social de los ciudadanos, que a pelen a una gota de conciencia y que deja a un lado el ámbito político, que se dediquen realmente al bienestar de los más desprotegidos o vulnerables.

Si bien es cierto que cada individuo es responsable de manera individual del deterioro de las propiedades y principios grupales, también es cierto que existen instituciones del Estado que contribuyen con dicho deterioro.

Al no poner en práctica el liderazgo distribuido, la flexibilidad, el consenso, la formulación de objetivos y una evaluación continua de lo social; todo ello ha generado el inmenso deterioro social que origina la gran cantidad de muertes violentas, que ha diario suceden en distintos poblados y ciudades del país; así como el deterioro de las infraestructuras de calles muy pocas transitadas por los que les tocaría poner remedio, como así a lugares históricos, estructuras municipales y departamentales, ahora con ello llega este maléfico virus.

Sin embargo, no se suele reflexionar sobre el sentido profundo de estas frases que a todas luces nos enuncian un juicio moral de realce o reconocimiento del decoro, honor o de la grandeza en la manera de comportarnos. Hay que destacar muchos sectores abandonados, que en estas situaciones salen a la luz con brillo propio, pero no es así en todos los departamentos o ciudades.

En el sector salud no se estaba preparado para nada como lo que sucede hoy en día, sin embargo en muchos departamentos y ciudades se ha logrado contener en gran medida la contaminación del virus que nos aqueja en la actualidad, medidas de todo tipo, unas acertadas y otras no tanto, pero existen personajes que están luchando al lado del pueblo.

Otros se ha dado a la tarea de politizar esta problemática, dejando de lado su compromiso social y ético.

Pero no obstante en la situación en la que nos encontramos en la actualidad es deber de todos poner nuestro granito de arena y luchar por salir adelante, que por demás la situación ponen en riesgo a todos por igual, entre los héroes silenciosos ahora también podemos contar a los bomberos, funcionarios policiales, médicos y enfermeras.

Seguramente se escapan algunos que no han sido nombrados aquí, sin embargo ya es un plural común en que salgan más héroes silenciosos, que dejemos a un lado la
politi-quería, que juntemos nuestras manos para hacer un trabajo digno y dignificante, aquí no es hora de protagonismo, es momento de una lucha de ¨Todos para todos¨.

 

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

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El futuro está aquí

 

 

Por Zahur Klemath Zapata

zkz@zahurk.com

 

Esta es la edición 12.931-511 de El Imparcial de hoy sábado 4 de junio de 2022.

 

Después de dos siglos de luchas entre los mismos el país se ve más unido que nunca aunque una bandada de palomas quieran hacer creer algo diferente.

 

Después del 29 mayo la atmósfera en la sociedad comenzó a volverse menos pesada, la bolsa de valores subió y el dólar bajo vertiginosamente. Esto es una muestra que comenzó a regresar la confianza en el destino del país.

 

Colombia no necesita mirar al pasado para avanzar y construir una nación prospera. El pasado ya hace parte de nuestras vidas pero el futuro no. La experiencia vivida está latente en nuestra mente al igual que cuando por primera vez uno se quema con un objeto caliente. Ya sabe que eso que está caliente no se toca. Ya hay suficiente experiencia en la política y los politiqueros que se han robado todo cuanto esté a su alcance.

 

Los políticos han sido los profesores que le han enseñado a la sociedad como robar, como evadir todo tipo de seguridad y cerrarle el paso a la prosperidad. Ya todo el mundo lo sabe. Los que no quieren el cambio, a pesar que lo piden como estrategia para poder permanecer en el. Son todos esos que ya todo el mundo lo sabe y hostigan por el cambio  para que cambie de manos y llegue a ellos.

 

Colombia necesita enfocarse en la industria y la alta tecnología, educar a la gente a que se unan a la gran empresa donde puedan tener todas las garantías laborales y un retiro saludable para sus últimos días.

 

El trabajo informal, el que se ha venido fomentando por décadas solo genera vivir de un sueldo que solo alcanza para sobrevivir sin ninguna prestación social y garantías de ahorro. Por eso vemos a  millones de personas  viviendo de pequeños puestos como esclavos de su propia miseria.

 

Colombia tiene todo un gran potencial humano. No podemos dejar que esos cerebros creativos se vayan a trabajar a grandes empresas en el exterior porque aquí no las hay. La lucha constante para poder sobrevivir y alcanzar una educación que puedan presentar con habilidad sus conocimientos a quienes los necesitan, en Colombia no es posible.

 

El estado actual deprecia ese conocimiento porque lo considera inútil porque les va a quitar dineros del presupuesto que ellos necesitan para pagar los compromisos de campaña.

 

El futuro está aquí y  a la vuelta de la esquina.

 

 

Crónica de Gardeazábal # 426

LA REINA DE TODOS

 

Gustavo Alvarez Gardeazábal

 

Audio: https://www.spreaker.com/episode/50048747

La noticia de que la reina Isabel no podrá asistir hoy a la misa de acción de gracias en la Catedral de San Pablo en Londres, porque no se sintió bien después de que salió ayer al balcón del palacio a presenciar la marcha de la Guardia de Escocia, no va a mermar ni el fervor de los millones de ingleses ni el entusiasmo conque muchísimos habitantes del mundo entero estaremos pendientes este domingo del desfile en la carroza real para celebrar los 70 años de su reinado. Y será así porque en un mundo que fue aboliendo las monarquías y las hizo pasar de moda, la reina de Inglaterra ha perdurado como imagen icónica para por lo menos dos generaciones enteras. Ha permanecido tanto tiempo en el trono y ha ejercido tan drásticamente su poder imperial desde aquel ya remoto 1952, cuando siendo niño la vimos ser coronada en el inolvidable noticiero “El mundo al instante” que presentaban en el Teatro Boyacá de Tuluá (no existía entonces la televisión), que verla ayer, ancianita, impecablemente vestida de azul en el balcón palaciego acompañada del gigantesco pero ya muy desmirriado Duque de Kent, primo hermano suyo y comandante de las Guardia de Escocia, nos resultó suficiente para que muchos retrocediéramos en el tiempo y reconociéramos todo lo que esta señora ha significado para su país, para la ya casi extinta mancomunidad británica y, en especial para los ojos de un mundo que ha cambiado tanto, pero tanto, desde su coronación que ella bien podría ser hoy apenas una pieza de museo. Pero a los 96 años, la reina Isabel no lo es porque ha tenido la gracia, la habilidad o el don ,como dirían mis abuelos, de hacerse querer u odiar pero a cualquier costo de haberse convertido con el paso de los años en un verdadero ícono universal, en la reina de todos.

La hemos visto enterrar a su padre y a la centenaria reina madre. La hemos visto saltar matojos con su hermana y sus hijos, díscolos , atrevidos y sinvergüenzas. La notamos cruel cuando no asumió el duelo por la muerte de Diana. Y la hemos imaginado impasible, sentada frente al televisor viendo la insidia de la serie de Netflix, “The Crown”, que la pintó a veces muy vergajamente pero por encima de cualquier defecto la caracterizó como el símbolo que ha sido y que hoy sus súbditos y el mundo entero le reconocen con un gran aplauso.

El Porce, junio 3 del 2022

 

 

  

 

 

  

 

 

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