EDITORIAL
Que nos expliquen el alza de los servicios
públicos
Con mucho enojo y sorpresa reciben hoy en día muchos pereiranos las
novedades reflejadas en su factura de servicios públicos,
especialmente la factura de energía que se ha incrementado de una
manera exorbitante, reflejando un aumento entre el 10 y el 15% de la
tarifa que se pagaba.
Dicho aumento ha sido mucho más evidente en los sectores de estrato
4 que por cierto están siendo estratificados de una manera errónea
ya que muchas familias de procedencia humilde residen en estos
sectores, lo que lleva a concluir que la estratificación no debe de
darse de manera colectiva, sino más bien de manera individual,
apelando así a la idea que los estratos sociales no deben de existir
en Colombia.
Lo preocupante de esta situación de aumento indiscriminado en la
factura de servicios públicos tiene que ver con el hecho que estas
entidades no cuentan con una respuesta clara a los usuarios que les
explique las razones por las cuales se están evidenciando estos
incrementos tan desproporcionados en la facturación.
Sigue siendo aún más preocupante el hecho que los canales de
atención al cliente facilitados por estas entidades son ahora
virtuales sin que las personas cuenten con la posibilidad de poder
quejarse de manera directa o presencial ante un administrativo y
obstaculizando de esta manera contar con la oportunidad que le
brinden solución directa a su queja.
Mucho se ha hablado y rumorado que desde el gobierno local se está
usando este medio de los servicios públicos para recaudar dinero que
es usado en las reparaciones del sistema masivo de la ciudad de
Pereira, un hecho que deja mucho que pensar ante la transparencia
del recaudo de los recursos de impuestos de servicios públicos
pagados por todos los pereiranos.
La ciudadanía tiene derecho a que se realice una auditoria constante
y eficiente acerca de los incrementos de nuestros servicios
públicos, no es justo que la gente se vea en la obligación de pagar
más dinero de lo que usualmente paga por el consumo de energía y
agua.
Ahora bien, otra de las quejas más recurrentes tiene que ver con el
hecho que en los últimos días se han presentado casos en donde se
está vulnerando el derecho a la protección de la ley del mínimo
vital de agua, teniendo en cuenta que a muchas personas les están
cortando el servicio de agua, pese a la ley que se hizo en pandemia
que indicaba que no se podía suspender el servicio de agua por
tratarse de un servicio de necesidad básica para la supervivencia.
Lo único cierto es que este tipo de alzas no pueden seguir
ocurriendo sin que nada suceda, es hora de que todos los ciudadanos
alcemos la voz para evitar que nos sigan vulnerando los derechos y
tengamos que pagar más impuestos y mucho menos sin saber a ciencia
cierta los conceptos por los cuales se están justificando este tipo
de incrementos abusivos y descarados en las facturas de servicios
públicos.
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Las sociedades se renuevan después de
hechos traumáticos
Por Zahur Klemath Zapata
zkz@zahurk.com
Esta es la edición 12.938-518 de El Imparcial de hoy martes 21 de junio de 2022.
Lo de este domingo 19 de junio 2022 en Colombia fue un hecho que se veía venir.
Es traumático para la gran mayoría de la sociedad, porque es un país de millones
de habitantes y compuesto de una variedad de etnias.
Esta no es una sociedad representada por un grupo. Es la conjugación de la
mezcla y la remezcla de múltiples emigrantes.
Pretender que aquí se iba a mantener el dominio por quienes por siglos
gobernaron y se sienten dueños de una tierra y un espíritu que ha estado
mancillado por siglos es pensar como un necio que aquí nada iba a pasar.
Este más de millón de kilómetros cuadrados donde alberga unos cuarenta millones
de seres que sobreviven en una de las tierras más privilegiadas del planeta
comenzó su jornada de un nuevo horizonte.
No será fácil lo que viene ahora, porque los cambios serán como cuando el
campesino comienza a preparar la tierra para una nueva siembra. Tiene que quedar
limpio el terreno si no se perderá la cosecha. Y aquí en este panorama no va ser
fácil porque hay de todos los enemigos que buscarán crear el caos, o que los
mismos que piensan hacer el cambio no tengan la habilidad para realmente dirigir
el país por el camino del desarrollo industrial, tecnológico, educativo y
bienestar equitativo para quienes los eligieron.
Si estas cosas no se dan, no habrá marcha atrás. Vendrán otras fuerzas dentro de
la lucha de poderes a competir o a restablecer no el orden sino a darle una
dirección al país de unidad que es lo que viene buscando desde hace siglos.
Estos primeros meses serán cruciales y será una experiencia que se vivió en los
años cincuenta con el general Gustavo Rojas Pinilla. Y aquí no vendrá un Frente
Nacional a negociar con los mismos que les quitaron el poder, sino con una
generación educada e informada que está preparada para dar el cambio que
realmente se necesita.
Las historias se repiten, al igual que cuando se lee la Biblia, y ella ha
servido de guía para creyentes a través de siglos como las profecías de
Nostradamus.
Aquí se está viviendo una realidad que no está escrita, pero sí vivida por
cientos de miles de colombianos que han sufrido todo tipo de vejaciones y
crímenes que siguen vivos en sus sentimientos y que no hay el perdón sentimental
aunque se perdone legalmente.
El siete de agosto será el comienzo de una nueva jornada en la vida de los
colombianos.
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Crónica de Gardeazábal
# 437
GANÓ EL CAMBIO PERO NO
CAMBIAMOS
Gustavo Alvarez
Gardeazábal
Audio:
https://www.spreaker.com/episode/50263586
La elección de Gustavo Petro como presidente de Colombia es el
triunfo de la opción de cambio sin violencia que él siempre predicó
desde que dejó de ser guerrillero y que le fue fácil vender por la
inercia de un gobierno mentiroso y equivocado como el que hizo
Duque. Pero como ocurre a menudo en este país donde pasa de todo y
al final no pasa nada, los 11 millones de votos que le dieron la
victoria no son los que creyeron inicialmente en el cambio que
pregonó desde cuando fue derrotado hace 4 años por Iván Duque.
Los 11 millones que ha obtenido en franca lid son la sumatoria de
los 8.5 millones que obtuvo en la sorpresiva primera vuelta y los
que le pusieron los políticos tradicionales de la corriente santista
del partido liberal o los enemigos de la desgastada jefatura de
César Gaviria en el liberalismo. Por supuesto, esos votos que
sostienen la maquinaria de las cooperativas de contratistas que
reemplazaron la verdadera esencia de los partidos políticos ni
quieren ni aceptan el cambio que ilusionó al pensamiento de
izquierda para cohesionarse y no seguir siendo un alacranero.
Sostener ese espíritu de cambio que ha ganado ayer será una labor
muy difícil para Petro dada la mala calidad de los socios que se
montaron al carro de la victoria y las rencillas siniestras que los
zurdos heredaron del comunismo.
Gobernar un país tan desigual y tan fácil de desilusionarse, será
más verraco todavía. Para consolidar el cambio prometido debe
entonces convocarse en el menor tiempo posible una Asamblea
Constituyente, que como la de Núñez en 1886, se reúna en Santa Marta
o en Cartagena, no en Bogotá. Hacerla aprobar de un Congreso con las
mayorías que el llamado Pacto Histórico obtuvo en marzo, es pan
comido. Es previsible empero que producir desde allí el cambio
verdadero para destronar a la corrupción y reestructurar las
columnas que han permitido que crezca el desequilibrio social,
resulte muchísimo más difícil.
Pero Petro debe intentarlo porque es solo allí,
en la Constituyente, donde podrán sentarse todos a la misma
mesa de la patria a sanarle las heridas, y no declarar otra maldita
guerra. Así lo deben admitir tanto la recalcitrante burguesía
derrotada ayer (pero no vencida) y el feroz puritanismo izquierdoso
que evade sistemáticamente la racionalidad para escoger la violencia
y no el diálogo y el acuerdo. Deberíamos mirar el futuro con esa
óptica y desechar para siempre las estúpidas amenazas de desbaratar
al país conque quisieron forzar la elección de ayer. Solo
abandonando los métodos agresivos y asustadores podrá consolidarse
el verdadero giro y evitar que salgamos a decir alegremente que
votamos por el cambio pero no cambiamos.
El Porce, junio 20 del 2022
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