Fundado el 18 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

Pereira, Colombia - Edición: 12.943-523

Fecha: Sábado 02 de Julio de 2022

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

 

Y los derechos de los presos qué?

 

 

No cabe duda alguna que la tragedia ocurrida hace unos días en la cárcel de mediana seguridad en Tuluá, Valle del Cauca, desnudó la grave problemática que existe en los diferentes centros carcelarios del país.


Es precisamente por esta razón, que, desde El Imparcial, hacemos un llamado para que desde las autoridades competentes adelanten las respectivas investigaciones acerca de los hechos que todavía son desconocidos por el pueblo colombiano y que seguramente esconde sucesos relacionados con la violación a los derechos humanos en centros carcelarios del país.


En primer lugar, se hace pertinente mencionar que el pabellón 8 en donde ocurrieron estos desgarradores hechos existía un sobrecupo del 100%, patio en el que según la Defensoría del Pueblo se albergaban 159 detenidos cuando las instalaciones fueron construidas para albergar solo a 80 presos.

Que esta tragedia ocurrida en Tuluá, sea un aliciente para que toda la sociedad en su conjunto reaccione y no sea indolente ante la constante violación a los derechos humanos que desde hace ya un buen tiempo se viene registrando en Colombia, situación que precisamente se hizo más visible con un reciente informe realizado por la Defensoría del Pueblo que revela que la mayoría de las cárceles colombianas cuentan con problemas eléctricos y de infraestructura.

Para nadie es un secreto que las deficiencias en atención en salud, el hacinamiento, entre otras falencias caracterizan las cárceles, pero no hay que negar que este hecho sucedido en Tuluá se constituye como una prueba fehaciente que el INPEC no es la entidad más idónea para manejar la población carcelaria en el país.

El escándalo ocurrido hace unos meses con el empresario detenido Carlos Mattos que gozaba de la complicidad del mismo INPEC, además de los escandalosos vídeos de Juan Guillermo Monsalve, testigo preso y clave en la investigación de compra de testigos por Álvaro Uribe Vélez, son acontecimientos que son una razón de peso para que ahora el nuevo Gobierno empiece desde ya a contemplar la seria posibilidad de despojar al INPEC como la entidad encargada de las cárceles en nuestro país.

No obstante, un mensaje que debe ser muy claro es que las soluciones de forma que tiene que ver con los cambios urgentes que se necesitan son hoy en día de gran importancia porque no constituye la nueva prioridad del Gobierno Nacional y de la sociedad colombiana en su conjunto, ello, teniendo en cuenta que la PREVENCIÓN es hoy en día la mejor reforma carcelaria.


Siendo así, el hecho de llevar más cultura y educación a las poblaciones marginadas y vulneradas del país para evitar a través de esta intervención social que los jóvenes contemplen la posibilidad de pertenecer a bandas criminales que los recluta aprovechándose de sus necesidades y vacíos existenciales.

 

 

 

 

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 Colombia no le ha dado sana sepultura a sus muertos

 



Por Zahur Klemath Zapata
zkz@zahurk.com

 

Esta es la edición 12.9453 de El Imparcial de hoy sóbado 2 de julio de 2022.

Hay un libro muy interesante de leer, la Historia criminal del cristianismo por el investigador alemán Karlheinz Deschner. Son cinco tomos donde se va contando paso a paso los crímenes cometidos a través de siglos en el establecimiento del judaísmo, el cristianismo y el mahometismo, que al final es una sola raíz.

Todos estos crímenes se han quedado estancados donde se cometieron y los responsables quedaron igual en el limbo de la historia. Parte de los crímenes de la segunda guerra mundial se ventilaron y aun se sigue juzgando a los criminales. El juicio de Núremberg le dio a los judíos una tranquilidad que ha permitido que siempre se tenga presente que cosas como estas no deben pasar y que los responsables van a ser juzgados.

Los crímenes no cesan mientras haya mentes diabólicas o irresponsables Estados que miran de lado lo que pasó con sus gentes. No se trata de tomar venganza sino juzgar, rehacer y reparar el daño ya hecho y dejar claro que  siempre
debe haber un respeto a la vida y a los dolientes.

Si la sociedad no se organiza y hace que se establezca un orden en relación a los crímenes que se cometen, siempre habrá irresponsables que saltaran a cometer todo tipo de fechorías contra personas indefensas porque ellos, los asesinos, que después van a negociar con el establecimiento por dejar de cometer más crímenes.

Nuestra civilización ha avanzado a unos linderos que nos permite viajar a otros planetas y descubrir otros estados de diferentes naturalezas y reconocerlas como nuevas formas de vida. No se está viajando hacia el espacio para destruir sino para obtener más conocimiento sobre nuestra existencia en este universo.

Los extraterrestres que han vivido en nuestro planeta por millones de años nos han dejado vivir sin intervenir en nuestra civilización, porque no hay razón de actuar como dioses porque tienen mayor evolución que la nuestra.

Hemos aprendido de nuestras experiencias un poco, pero continuamos siendo gente primitiva y destructiva al mismo tiempo.

Personas que creemos que son civilizadas, actúan sin la capacidad de la razonabilidad, porque solamente son inteligentes y actúan como individuos y no como seres pertenecientes al mundo del saber cómo convivir en armonía.

Pronto veremos que somos menos y ya nada hay que hacer. Nuestra historia estará guardada en un micro chip que nadie podrá leer en el futuro.
 

 

 


Crónica de Gardeazábal # 444

Ni libros ni vinos


 

Gustavo Alvarez Gardeazábal

 

Audio: https://www.spreaker.com/episode/50433377

Según los sabiondos que ahora han aparecido por montones, casi como plagas, a través del youtube para enseñarnos a entender la economía mundial, dizque estamos camino a una depresión. Según ellos, se ha ido formando la tormenta perfecta con la pandemia, la crisis de los contenedores, la guerra de Ucrania y el camuflado deseo imperial chino.

Las medidas tomadas por la Unión Europea y los Estados Unidos para castigar a Rusia han terminado siendo un tiro en los pies donde estaban paradas cada una de las economías de esos países.

 

La inflación galopante surge entonces como acicate o enemigo, depende como se vea. Lo peor empero no es la falta de dinero en los bolsillos de los habitantes del mundo (y de sobra en las bóvedas de los bancos rusos o neoyorquinos) sino el gran retroceso en la batalla ambientalista en que nos habían metido.

Con la sola supresión del flujo de gas a Alemania y la tempestad en los precios del petróleo, la gran campaña para evitar el uso del plástico y la quema de combustibles fósiles, se ha venido abajo. Y, aunque no se crea, los grandes paganinis son el vino y los libros.

Cómo se combatió con ferocidad el uso de las bolsas de plástico, no midieron cuantos árboles fueron tumbados para satisfacer la demanda de papel para bolsas con que en muchas partes resolvieron solucionar la ausencia de las plásticas.

 

Y como todo es oferta y demanda, el precio del papel se fue a las nubes y los periódicos y revistas redujeron sus páginas y los libros se han ido poniendo a precios escandalosos que espantan a cualquier lector.

De la misma manera, el corte del chorro del gas ruso a los alemanes y a otros países europeos puso de presente que el gran fabricante de vidrio, y de paneles solares con los que se combate la contaminación, es Alemania y que si no mantiene prendidos los hornos de sus grandes fábricas de vidrio, que consumen gas como locos, el vidrio va a escasear y los vinos y licores del mundo entero que se han envasado siempre en botellas pueden terminar perdiendo su sabor y su gracia empaquetados en tetrapack, en bidones de plástico o en tarros de lata como su eterna rival, la cerveza.

Igual a la sensación de fastidio que sienten muchos cuando leen un libro en la pantalla del internet y no en las páginas impresas empastadas en las carátulas de un libro. La pandemia dizque nos cambió la vida. Esta crisis económica provocada nos va a arrebatar a los dos símbolos de nuestra civilización, el vino y los libros.
 


El Porce, julio 1/2022
 

 

  

 

 

  

 

 

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