Pereira, Colombia - Edición: 12.961-541 Fecha: Sábado 13 de agosto de 2022 |
COLUMNISTAS |
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DE LOS ANDES AL AMAZONAS, AL ORINOCO Y AL CARIBE.
Por: Edgar Cabezas
Para quienes fuimos adoctrinados en la educación clásica pestalociana de formación eurocéntrica que divide los periodos de la historia en edades Antigua, Media y Moderna, acorde con la filosofía idealista alemana, el quinto centenario del llamado descubrimiento de América en 1992 era considerado un hito histórico similar al siglo V de los griegos en la era de Pericles y el auge de la impoluta democracia, salvo que en el continente americano que se extiende de polo a polo no se tenía un ciudadano de las virtudes endilgadas a Pericles y, mucho menos, un gobierno que administrara de forma recta el Estado mediante la aplicación del principio democrático que señala que la democracia es el gobierno del pueblo para el pueblo.
En tanto que la resistencia a la conmemoración del acontecimiento encabezada por la resistencia de las naciones originarias argumentaba sin ser escuchada por las multitudes ya asimiladas al eurocentrismo, que el llamado descubrimiento era más bien una invasión genocida frente a la cual no había nada que conmemorar, y sí mucho que denunciar respecto a los actos homicidas presentes perpetrados por los herederos del invasor en cuerpo de sus representantes públicos, privados y eclesiásticos.
Durante la Reunión Especial de las Comisiones Nacionales del V Centenario, celebrada en la Habana, en enero de 1986 durante el Primer Simposium Mundial de Arte Rupestre propone el proyecto de expedición que llamó: “En Canoa del Amazonas al Caribe” con tres principales objetivos: reproducir el descubrimiento original de Caribe y sus islas por la tribus prehistóricas de las cuencas del Amazonas y Orinoco; realizar investigaciones científicas en los campos de la naturaleza y el hombre y, por la vía de la ciencia y la cultura dar un paso concreto en la unidad latinoamericana y caribeña”.
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Ellos le respondieron que lo pondrían en contacto con
un funcionario oriundo del lugar para que lo relacionara con las
autoridades locales y lo condujera a los sitios que le placiese
visitar.
Ese era yo. Le
hablaron bien de mi, pero yo me encontraba lejos en campo y sin
comunicación, organizando una campaña nacional a la que llamamos:
“Mil Alcaldes Siembran Futuro” con el objetivo de restaurar las
cuencas hidrográficas que abastecen de agua a los acueductos
municipales.
Antes de viajar a
Manaos Margarita Marino de Botero me recomendó dos cosas: “Lleve con
usted la compilación de Julio Londoño Paredes sobre los tratados
fronterizos terrestres de Colombia por si se suscita alguna
controversia al respecto y cuando se le presente a Antonio Núñez
Jiménez, dígale que usted es de Facatativá, pero no se le olvide: él
es un hombre muy importante. Sólo dígale: yo soy de Facatativá y
cuando regrese me cuenta cual fue su reacción.”
Allá, en el
cercado fuerte al final de la llanura, en el Parque Arqueológico de
la Piedras del Tunjo nos enamoramos con Lupe, mi esposa. En 1959
escribí un libro que publicó la Universidad Central de las Villas y
que, por contrato, también reprodujo el Banco de la República de
Colombia, al que titulé: “Facatativá, Santuario de la Rana, Andes
Orientales de Colombia.
Así que la
sorpresa de la presentación fue en doble vía. El hombre frente a mí,
era nadie menos que el autor del texto sobre los pictogramas de las
Piedras del Tunjo, de donde nosotros hemos extraído los argumentos
para señalar que la tala del bosque alto andino traerá la extinción
de todas las especies de ranitas pertenecientes al género atelopus.
Es el linaje evolutivo autóctono Neotropical de las ranas arlequines, a quienes los muiscas reconocían como las encargadas de mantener el ciclo del agua con la debida precipitación de las lluvias, las que con su ausencia prolongada en el periodo seco dejaban sin agua domiciliaria a las ciudades y municipios, siendo la causa de los paros cívicos y enfrentamiento violento de la población civil contra las autoridades administrativas y las fuerzas militares y de policía.
REEMPLAZAR EL GOTA GOTA, ¡SI RESUELVE LA POBREZA!
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Parece una locura, pero no lo es.
La gran mayoría de los colombianos que están en los estratos
1-2 y 3, no tienen acceso a los créditos bancarios.
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