Clima extremo, la mayor
encrucijada que atraviesa China
La encrucijada que atraviesa China a raíz de tres factores que están confluyendo
de la peor manera posible, una ola de calor sin precedentes, la sequía y el
temor a una caída drástica en las cosechas, tiene a la población más grande del
mundo buscando alternativas para escapar del clima extremo: se resguardan en
estaciones subterráneas con aire acondicionado.
El tema es preocupante pero más sencillo de entender de lo que parece: la
cosecha de otoño en China se encuentra bajo "grave amenaza" por las altas
temperaturas, lo que a su vez ha traído consigo una fuerte sequía (incluso en
las partes de la gélida meseta del Tíbet), y lo que a su vez está poniendo en
riesgo la seguridad alimentaria de un país que alberga más de mil millones de
almas. Esto lo está padeciendo, vale referirlo, la mitad del territorio.
A este respecto vale mencionar que varias grandes ciudades registraron los días
más cálidos de su historia, con el mercurio alcanzando los 45 ºC en el suroeste.
"Esta es la peor ola de calor jamás registrada" en China, declaró a la AFP Liu
Junyan, responsable para clima y energía de la antena de Greenpeace para el
sureste asiático.
Un gráfico del Centro Nacional del Clima mostró cómo amplios
sectores del sur de China, incluidas partes del Tíbet, se encontraban en
condiciones de sequía de "grave" a "extraordinaria".
De esta manera, la segunda mayor economía mundial se ha visto golpeada este
verano boreal por temperaturas récord, sequías e inundaciones repentinas, una
serie de fenómenos extremos que se vuelven más frecuentes e intensos debido al
cambio climático, advierten los científicos.
El gobierno prometió 10 mil millones de yuanes (1.450 millones
de dólares) para ayudar a las cosechas de arroz este otoño, y de acuerdo con una
reunión del Consejo de Estado de Pekín, presidida por el primer ministro, Li
Keqiang, se acordó que el gobierno debería "hacer un trabajo aún mejor para
combatir y reducir la sequía", dijo la emisora CCTV.
Y es que durante los últimos meses el sur de China ha vivido
su período más largo y sostenido de altas temperaturas y escasez de lluvias
desde que empezaron los registros meteorológicos hace más de 60 años, dijo el
Ministerio de Agricultura en un comunicado.
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Para poner un ejemplo el río Yangtsé, principal
reserva de agua potable del país, está seco en varios tramos, y
desde hace dos meses los habitantes de muchas ciudades chinas viven
al ritmo de las alertas diarias por fuerte calor, lo que ha llevado
a las autoridades a racionar la electricidad.
La peor ola de calor
En la agricultura, la sequía es especialmente problemática para los
cultivos de arroz y de soja, que requieren de mucha agua. A este
respecto vale señalar que cuatro departamentos gubernamentales
lanzaron un aviso el martes de esta semana, urgiendo a tomar medidas
para proteger los cultivos y pidiendo que "cada unidad de agua se
utilice con cuidado".
Los responsables gubernamentales abogan por "una combinación de
medidas para aumentar las fuentes de agua para combatir la sequía,
primero asegurar agua potable para la gente, garantizar agua para el
riego agrícola y guiar a los agricultores para combatir la sequía y
proteger el grano de otoño", agregó el aviso.
En los últimos meses, los especialistas habían expresado su
preocupación por las cosechas del país a causa de las restricciones
vinculadas al Covid-19, que afectaron los intercambios de logística
y retrasaron la siembra en primavera. Por tal motivo, la seguridad
alimentaria se ha convertido en un tema sensible en China, un país
que se ha visto azotado por la hambruna varias veces.
A este respecto vale referir que el país cubre más
del 95% de sus necesidades de arroz, trigo y maíz, pero las malas
cosechas podrían conllevar a un aumento de las importaciones, justo
cuando la oferta de cereales se está viendo fuertemente lastrada por
la guerra en Ucrania.
Lluvia artificial
Paralelamente a la ola de calor y el temor de pérdida de las
cosechas, a principios de agosto los servicios meteorológicos chinos
anunciaron que la temperatura del país había aumentado el doble de
rápido que la media mundial desde 1951, una tendencia que, se
espera, continúe.
Ante la falta de agua, China intenta provocar lluvias
artificialmente lanzando al cielo proyectiles cargados con yoduro de
plata, según unas imágenes de la televisión pública CCTV.
Por lo mismo, varias provincias chinas ordenaron
racionar la electricidad para lidiar con la elevada demanda,
provocada parcialmente por el uso generalizado de aire
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acondicionado, y por ejemplo las megaciudades de Shanghái o
Chongqing ordenaron limitar las luces decorativas, y las autoridades de Sichuan
limitaron la energía para el sector industrial, mientras los niveles de las
presas hidroeléctricas caen a mínimos.
En Chongquig, el agua sale caliente del grifo, las altas temperaturas hacen
imposible llevar una vida "normal", y más de 1.500 personas en la zona aledaña
fueron evacuadas el lunes por los incendios, según la agencia estatal Xinhua.
Estaciones subterráneas, refugio
al calor
El clima extremo de los últimos días hizo que se viera un curioso panorama: en
estaciones subterráneas, caóticas y congestionadas, habitantes de la megaciudad
china de Chongqing se refugian del verano más caluroso que se tiene en registro,
donde el aire acondicionado les permite evadir las temperaturas abrasadoras del
exterior.
Varias provincias chinas están asfixiadas por la ola de calor que ha provocado
cortes de electricidad, lo cual obligó a cerrar fábricas y bajar las luces en
algunas de las calles más conocidas del país.
Los expertos señalan que la intensidad, la extensión y la
duración de esta ola de calor pueden convertirla en una de las peores del mundo.
En Chongqing, de 30 millones de habitantes, el río Jialing, afluente del Yangtze,
está seco y la paciencia se agota.
Desesperados por escapar al calor, cientos de pobladores de mediana edad o
ancianos acuden a las profundidades de las estaciones subterráneas, donde pasan
las horas fumando, jugando cartas o durmiendo.
Tendidos en sillas o sobre cobertores, en la estación hay
barrenderos en su hora de descanso, trabajadores manuales, desempleados o
personas que viven en la cercanía.
En un supermercado cercano, un gerente comentó a AFP que
muchos de los que pasan el tiempo en la estación subterránea tienen aire
acondicionado en casa pero se aburren y buscan pasar el tiempo con sus amigos.
Pero los transeúntes no se impresionan con su presencia y caminan entre la
multitud, un recordatorio de que los negocios en la ciudad continúan pese al
sofocante calor en las calles arriba.
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