Londres inicia su multitudinario adiós a la reina Isabel II
Miles de personas acompañaron con aplausos y lágrimas en los ojos el traslado
del féretro de Isabel II del Palacio de Buckingham a la capilla ardiente en
Londres, donde continuará el homenaje popular hasta su funeral y entierro el
lunes.
Con puntualidad británica, la comitiva que acompañó el féretro, cubierto con el
estandarte real, flores y la corona imperial, partió a las 14H22 (13H22 GMT) de
Buckingham, su morada oficial en Londres durante su largo reinado y al que ya no
volverá.
El ataúd, trasladado en un afuste tirado por caballos, recorrió durante unos 40
minutos unas abarrotadas calles de Londres, seguido a pie por Carlos III y sus
hermanos Ana, Eduardo y Andrés, así como por los hijos del nuevo monarca,
Guillermo y Eduardo.
Meses atrás, miles de londinenses se congregaron en esas mismas calles para
celebrar el Jubileo de Platino de la reina. Ahora, aplaudieron y, con lágrimas
en los ojos, intentaron contener la emoción de decir adiós a quien fuera su guía
durante siete décadas.
Con salvas de cañón y la campana del Big Ben de fondo, el cortejo caminó al
ritmo de las marchas fúnebres de Beethoven, Mendelssohn y Chopin, interpretados
por una banda de la Guardia Escocesa y la banda de la Guardia de Granaderos.
El tercer movimiento de la Sonata para piano nº 2 de Chopin ya sonó en los
funerales del presidente estadounidense John F. Kennedy, y de los primeros
ministros británicos Winston Churchill y Margareth Thatcher. "Es un
acontecimiento histórico y ya que hemos tenido la oportunidad de venir a
Londres, que mejor que ver todo esto",
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aseguró a AFP Cristina García, una turista española de 44 años, a quien pilló
los homenajes a la reina durante un viaje ya previsto junto a sus amigas.
750.000 personas
Pasadas las 15H00 (14H00 GMT), el féretro llegó al salón de Westminster Hall, en
el recinto del Parlamento británico, donde fue colocado sobre un catafalco con
el color púrpura de la realeza y donde los ciudadanos podrán darle su último
adiós.
La capilla ardiente abrirá sus puertas a las 17H00 de forma casi ininterrumpida
hasta la madrugada del 19 de septiembre, día en que tendrá lugar el funeral de
Estado en la Abadía de Westminster y su entierro en el Castillo de Windsor.
Los medios británicos especulan con que unos 750.000 ciudadanos esperarán
pacientemente para despedirse de la reina en las colas que se extenderán a lo
largo de unos 10 kilómetros a orillas del río Támesis. A primera hora del
miércoles, los primeros de la fila amanecieron con mantas, sillas, tiendas de
campaña e impermeables, señales de que pasaron allí la noche. Detrás empezó a
llegar gente que durmió en casa, bajo la atenta mirada de los agentes
desplegados.
"La noche fue bastante húmeda, fría y mojada, pero tengo una pequeña silla y un
gran paraguas, así que me mantuve bastante seco. ¡Mejor que otros!", bromeó Dan
Ford, un policía jubilado de 52 años, que llegó el martes por la tarde equipado
de guantes y un gorro.
La
víspera, miles de personas ya desafiaron la lluvia para acoger con
aplausos y las luces de sus celulares la llegada del féretro a
Buckingham.
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Y pasaron 33.000 personas lunes y martes por la primera capilla ardiente
instalada en Edimburgo, capital de Escocia.
Las autoridades pidieron a la gente en Londres que vista "de manera apropiada" y
advirtieron que la espera podría durar horas, incluso toda una noche. El público
solo podrá ingresar en la capilla ardiente con una pequeña mochila, pero sin
agua ni comida.
"Funeral del siglo"
Más de 100 dignatarios y otras personalidades deben asistir por su parte al
"funeral del siglo", entre ellos, el presidente estadounidense, Joe Biden; el
rey de España, Felipe VI, y su padre Juan Carlos I; o el mandatario brasileño,
Jair Bolsonaro, anunció una fuente gubernamental.
Los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y Nicaragua, Daniel Ortega, no
fueron invitados al funeral, afirmó una fuente gubernamental a la agencia de
noticias británica Press Association, sumándose a otros como el presidente ruso
Vladimir Putin y su homólogo bielorruso.
El entierro de la soberana que vio pasar a 15 primeros ministros --el primero,
Winston Churchill, nacido en 1874 y la actual, Liz Truss, nacida en 1975--
tendrá lugar el mismo día en Windsor en una ceremonia privada, confirmando el
fin de una era.
Mientras tanto, Carlos III se instala en el poder, pero sus primeros pasos no
están exentos de polémica como durante su visita el martes a Irlanda del Norte,
en el marco de una gira por las naciones del Reino Unido que finalizará el
viernes en Gales.
Las imágenes difundidas mostraron al nuevo rey enfadado con una pluma utilizada
para firmar en el libro de honor que parece perder tinta. "¡Oh, dios, lo odio!
(...) No puedo soportar esa maldita cosa", dice el monarca, reputado por su
carácter caprichoso.
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