EDITORIAL
Tengamos suma
precaución en Navidad
Faltan pocos días para que
empiecen las celebraciones decembrinas en todo el territorio
nacional y como es habitual, desde
ya en las calles de todas las ciudades se están vendiendo artículos
navideños como luces, pesebres, entre otros adornos. El comercio ya
abrió sus puertas para que miles de personas empiecen con los
preparativos navideños.
La realidad es que no todas las personas hoy en día pueden darse el
lujo de prepararse para esta época decembrina, teniendo en cuenta
que tanto económica como socialmente no se le permite, es por este
motivo que organizaciones sociales de jóvenes, de índole religioso o
cultural también alistan los preparativos para la distribución de
regalos navideños en diferentes sectores vulnerables de la ciudad.
Esta iniciativa de distribución de
regalos nunca debe de terminarse, por el contrario, se debe de
empezar a fomentar para que los niños de las futuras generaciones
desarrollen estos hábitos tan bonitos en un futuro. Cabe afirmar que
pese a estas tradiciones en la actualidad también existen personas
inescrupulosas que se dedican a recoger plata para supuestos regalos
y finalmente se terminan llevando el dinero para estos obsequios.
Estas situaciones no deben de
ocurrir bajo ninguna circunstancia y las autoridades competentes
deben de tomar cartas en el asunto para que no ocurra porque la
época de navidad debe de concebirse como una época en la que prime
el amor, la solidaridad y la buena vibra.
Además de tener en cuenta todo
este tipo de recomendaciones para evitar estafas con personas de mal
corazón, los ciudadanos en general debemos de contar con otro tipo
de cuidados en la época navideña como por ejemplo evitar al máximo
que nuestros niños tengan contacto directo con la pólvora.
Otro tipo de medidas que todos
debemos de tener muy presente en el mes de diciembre es contar con
todas las precauciones que sean necesarias en el momento en que
retiremos dinero de los cajeros automáticos porque también es una
realidad que los delincuentes aprovechan estas fechas especiales
para cometer hurtos.
Dichas precauciones se deben de tener muy presentes también en el
momento en que ingresemos a los diferentes centros comerciales para
evitar ser víctimas de la denominada modalidad del “Raponazo”. Estos
consejos no sobran para que cumplamos con el propósito de tener una
navidad más segura y en paz.
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Entre palos y garrote
Por Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Estamos
pisándole los talones a este año que está terminando como otros más
de los millones que ya han terminado, pero la vida sigue mientras
este planeta exista en el universo.
¿Qué nos depara este 2023?
Yo no soy adivino ni leo las cartas o el Tarot. Soy simplemente un
observador de las cosas cotidianas con sentido común y un poquito de
genialidad. Esto me permite ver muchas cosas que pasan por alto los
estudiosos y los que manejan la cosa pública.
Cada año varía porque la naturaleza se renueva cíclicamente y
nosotros como habitantes en su barriga presumimos que somos los
dueños de lo que tocamos o conquistamos, como un tal “Alejandro
magno”, el macedónico. El conquistador y el que cambió la dirección
del mundo por lo que hoy somos. Unos sátrapas y criminales
escondidos en la buena fe de las religiones.
No hay año nuevo, es simplemente una forma humana de dividir nuestra
historia por ciclos y así presentarnos con emociones cada vez que
juntamos días, meses y decimos que tenemos un año de vida más o de
muerto el que se fue para jamás volver.
Este tiempo que estamos viviendo está lleno de desesperanza porque
todo es confuso e incierto. Aunque quisiéramos marcar una ruta, no
podemos direccionar la brújula hacia ese norte al que queremos ir.
No es fácil caminar sin zapatos por terrenos espinosos o arenas
calientes. Ese querer hacer las cosas y llegar donde nos alcanza el
aliento se vuelve cada día más lejano. No porque seamos pesimistas.
Es que el panorama muestra la realidad de que no va a ser posible
alcanzar esas metas.
Pronto el calendario de occidente nos mostrará las puertas de un
nuevo año. Y antes que termine en el que estamos comenzaremos a ser
balances e imaginarnos que el próximo va a ser mejor que este,
No hay que perder tiempo, muchos piensan y comienzan a prepararse
para poder arañar un poco este fin de año. El rebusque comienza
organizando los puestos de ventas navideñas, porque es lo único que
se puede hacer en un país donde nos han enseñado a ser
microempresarios e informales para poder subsistir en una economía
de la pobreza.
El Estado nos da palo para que no nos acerquemos a sus arcas, nos
prefiere mendigos porque nos puede controlar con las migajas que nos
tiran en campaña y nos dejan ser informales aunque arruinemos al
comercio formal.
Eso es la democracia que lava las manos de quienes viven de los
impuestos que todos pagamos cuando nos comemos la empanada que
venden en la esquina.
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Protección a infantes debe de prevalecer
Por: Rubén Darío Varela
De acuerdo con las últimas estadísticas, datos arrojados por la
Personería de Pereira en tan solo tres años el número de menores en
la ciudad de Pereira de los que se tiene conocimiento que son
explotados sexualmente incrementó en un 200%, pasando de 10 a 30 en
este 2019, sin duda alguna se trata de una cifra muy preocupante y
de la que considero debe servir como punto de referencia para que
las autoridades competentes y en especial el Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar, ICBF tomen medidas con el fin de contrarrestar
esta cruenta realidad.
Además, lo más preocupante del caso es que pese a que esta cifra es
oficial, existen algunas tendencias que indican que en la ciudad de
Pereira existen más infantes que viven bajo este flagelo y todo
gracias a ciertas circunstancias que han venido ocurriendo en la
capital risaraldense en este
último lapso de tiempo, haciendo referencia
así a otro tipo de denuncias que conllevan a deducir que no solo la
explotación sexual de menores es la única alarma encendida en la
región.
La realidad es que se deben de volcar los ojos hacia la
desalentadora realidad que se está observando en las calles
céntricas de Pereira como lo es la cantidad de personas, (muchos de
ellos venezolanos) que están poniendo a los niños de escudos para
exponerlos a largas jornadas de mendicidad en las calles,
obligándolos a soportar calor, frío e incluso muchas veces hambre.
Ante esta realidad que se viene presentando en la ciudad de Pereira
y que se denuncia a través de este escrito, la urgente invitación es
para que la Policía Nacional del Área Metropolitana se dé a la tarea
de tomarse en serio esta novedad y se adelanten investigaciones
pertinentes para esclarecer en la medida de lo posible si en
Pereira, así como en otras ciudades del país como Cúcuta y
Bucaramanga también se está alquilando de manera clandestina a los
niños para ejercer la mendicidad.
La sospecha debe de ser muy tenida en cuenta, porque no solo hace
referencia a la práctica de la mendicidad, sino a otros mecanismos
de explotación de menores que se están llevando a cabo como lo es,
por ejemplo, el mecanismo que están empleando tanto colombianos como
venezolanos de vender dulces con niños de brazos simulando que están
laborando con ventas informales, pero que realmente están usando los
niños como escudo para despertar lástima en los transeúntes y lograr
que les regalen dinero.
En conclusión, la situación es grave y por ende el llamado es a las
autoridades para pongan en marcha las estrategias que sean
pertinentes con el fin de evitar que nuestros niños sigan siendo
explotados no solamente sexual, sino también laboralmente.
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