Pereira, Colombia - Edición: 13.005-585

Fecha: Martes  22-11-2022

 

COLUMNISTAS

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100 días

 

 

Por: Guillermo Navarrete Hernández

 

La evaluación de los primeros 100 de gobierno es una práctica que deviene del Estado Francés en los albores de 1815 cuando se evaluara el retorno al poder de Napoleón Bonaparte, luego de su exilio en Elba (Alpizar, 2014) -una isla italiana situada en el mar Tirreno en donde existe el Museo Nacional de Residencias Napoleónicas-. El objetivo fue precisar los cambios surtidos respecto de su primer gobierno. En 1933, Franklin D. Roosevelt usó la denominada estrategia de 100 días para adoptar decisiones públicas en medio de la “Gran Depresión” que sufría el occidente del planeta y que con el paso del tiempo terminarían siendo asertivas.
 

    Pese a ser un lapso muy corto para determinar cuál va a ser el resultado de la gestión de un mandatario y de su cuerpo de colaboradores, si permite mostrar algunas señales de lo que podría ser su desempeño. Coloquialmente: “como se presente el desayuno muy seguramente así va a ser el almuerzo”.

 

    En dicho marco, las victorias tempranas son, entre otros, uno de los aspectos que miden la efectiva interacción que se tiene con las diversas instancias con las que debe desarrollarse la gestión estatal y que crea sustentos para la implementación de planes, políticas, programas y proyectos, los cuales indefectiblemente requieren de recursos monetarios para su ejecución, pero también de voluntad política y capacidad administrativa.

 

    El 14 de noviembre de 2022, el gobierno presidido por Gustavo Petro Urrego, cumplió los primeros 100 días y desde las diferentes miradas se hacen análisis de lo bueno, lo malo y lo feo. Por tanto, es fundamental, revisar aquellos hechos relevantes que como victorias tempranas pueden significar un cambio de rumbo de la política en Colombia.


    Lograr una coalición que apoye sus propuestas de gobierno, no obstante, varias de las colectividades hubieran sido férreas opositoras durante su trasegar como congresista y candidato presidencial; la aprobación de la ampliación de las facultades para negociar con grupos armados ilegales que otorga la Ley 418 a los diferentes mandatarios que ocuparon el solio de Bolívar desde el año 1997 y que permitió la negociación con los grupos paramilitares en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez y el tratado de paz de Juan Manuel Santos con las extintas Farc-Ep; la aquiescencia de los ganaderos para enajenar 3 millones de hectáreas de tierra para la implementación de la Reforma Rural Integral, contenida en el punto número 1 de los Acuerdos previamente mencionados; la escrituración de 681.372 hectáreas a campesinos, indígenas y afrodescendientes; la aprobación en el Congreso de la República del Presupuesto General de Regalías para el bienio 2023-2024, una fuente importante de recursos para la financiación de proyectos de infraestructura y sociales, que asciende a la suma de $31,3 billones, así como del Presupuesto General de la Nación por un monto de $405,6 billones y de la reforma tributaria que permitirá el recaudo de aproximadamente $20 billones para la financiación de programas sociales; la masiva participación en los diálogos vinculantes para la construcción del Plan Nacional de Desarrollo y la aceptación de José Félix Lafaurie para integrar el equipo negociador del gobierno para el proceso que se revivió con el ELN.
 

    Empero, la marcada inseguridad,

 

 

 

especialmente en las ciudades, el persistenteasesinato de líderes sociales, la inflación de dos dígitos, la negociación con el anacrónico ELN, la transición energética, la iniciativa de censura contra la Ministra de Minas y Energía por atreverse a hablar de la Teoría de la Tendencia del Decrecimiento de la Cuota de Ganancia expuesta por Marx en el libro de El Capital, la inestabilidad del precio del dólar en el mercado cambiario, son retos que aún requieren de un enorme esfuerzo para alcanzar los síntomas de la PAZ TOTAL, que se alcanzará con la solución de problemas estructurales que padece la sociedad colombiana.

 

Ardua polémica al rojo vivo por el tema pensional

 

Por: editorpereira@pereira.com

 

La necesidad de una reforma al sistema pensional en Colombia nadie la niega. Múltiples informes públicos y privados advierten falencias en cobertura, sostenibilidad financiera y la estructura misma del modelo para garantizar una jubilación segura y estable, no solo a las personas que tienen ese derecho adquirido por haber cotizado durante su vida laboral, sino también a los adultos mayores que por distintas circunstancias no cumplen los requisitos mínimos para acceder a una mesada o a cualquiera de los mecanismos asistenciales vigentes.

De hecho, la pensional es una de las reformas más analizadas de las últimas dos décadas sin que la reingeniería se haya podido concretar. Distintos gobiernos han prometido ajustes de fondo pero, al final, no llevaron los respectivos proyectos al Congreso o en este las iniciativas terminaron hundiéndose. Quizá, por lo mismo, buena parte de los ajustes al modelo de jubilación se han viabilizado a partir de jurisprudencia de las altas cortes o por decisiones administrativas, que tienden a ser de corto alcance.

Incluso bien podría decirse que la crisis pensional es una de las más diagnosticadas. Son innegables las dificultades para acompasar el funcionamiento del llamado Régimen de Prima Media -de carácter marcadamente público, con el mayor porcentaje de jubilados y cotizantes, en cabeza de Colpensiones- y el de Ahorro Individual con Solidaridad (RAIS) -que corresponde a los fondos privados, los cuales tienen un volumen menor de afiliados y pueden realizar inversiones con los recursos que administran-.

De igual manera, son muchos los estudios que advierten el bajo porcentaje de empleados y trabajadores independientes que cotizan de forma permanente al sistema pensional. A este fenómeno, que tiene como principal causa la alta informalidad del mercado laboral, debe sumarse un creciente número de personas que no tienen asegurado un ingreso para una vejez digna.

Hay otras problemáticas inocultables como el peso cada vez mayor en el presupuesto público del rubro de pago de jubilaciones; la insostenible fórmula que permite que en el Régimen de Prima Media las mesadas más altas tengan que ser subsidiadas por el grueso de los aportantes, pese a tener ingresos menores; las polémicas por el mecanismo de cálculo para fijar el monto de los pagos mensuales; el impacto del aumento de la expectativa de vida de los colombianos en la sostenibilidad financiera del sistema a mediano plazo; la inflexibilidad de la jurisprudencia sobre los derechos adquiridos y cómo dicha circunstancia limita el alcance de las reformas; la deficiencia del actual sistema para acomodarse a las nuevas realidades de un mercado laboral, lo que al final se convierte en una barrera para ampliar la cobertura; y la urgencia de encontrar mecanismos que permitan afiliar y cotizar a millones de personas que devengan menos de un salario mínimo mensual…

Frente a todo ello el gobierno Petro acaba de presentar las bases de su propuesta de reforma pensional, que se sustenta en tres pilares: el primero, de carácter solidario, implicaría una especie de renta básica correspondiente a medio salario mínimo para personas que no alcanzan a obtener una pensión. El segundo eje sería el contributivo, que cobijaría a los trabajadores que devengan hasta cuatro salarios mínimos y aportarán obligatoriamente a Colpensiones. Y una tercera modalidad, en la que estarían los empleados o independientes que ganen más de cuatro sueldos básicos que harían aportes adicionales a los fondos privados.

 

 

 

Como era apenas obvio, de inmediato se generó una polémica por el alcance de esta reforma, que apenas si fue delineada. Exministros, centros de estudios económicos, expertos nacionales e internacionales, sindicatos, congresistas y todos los actores del sistema dieron sus primeras opiniones, muchas de ellas abiertamente contradictorias y críticas

 

El Gobierno debe brindar todas las garantías necesarias al estudiantado colombiano

 

 

Por: Rubén Darío Varela

 

Ayudas emergentes por la crisis que están viviendo todos los universitarios colombianos en todo el país se han venido consolidando en diferentes alcaldías de Colombia, no obstante, es viable indicar que estas ayudas no deben de ser temporales, sino permanentes.

Es una realidad que hoy por hoy estudiantes universitarios de todo el país cada vez más se ilusionan con la posibilidad de tener mucho más acceso para adelantar sus estudios en universidades del país teniendo en cuenta que cada vez se hace cada vez más difícil poder estudiar, teniendo en cuenta los obstáculos académicos que presentan muchos jóvenes con motivo de la crisis económica generalizada.

Y es precisamente por estos motivos que nuevos anuncios realizados desde el Gobierno Nacional como por ejemplo el avance de la ley que busca limitar los precios de los derechos que cobran las universidades por distintos servicios adicionales a la matrícula semestral se constituye como una muy buena oportunidad para que muchos jóvenes del país no deserten de sus estudios académicos.

También es de rescatar el hecho que en la Cámara de Representantes está en marcha la discusión del proyecto de ley con el que se espera prohibir tanto a universidades públicas como privadas del país la posibilidad de realizar altos cobros a los estudiantes en temas como derechos de grados, las matrículas extemporáneas, certificados, entre otros cobros anexos.

No cabe duda alguna que se trata de una iniciativa que va por muy buen camino y que representa un alivio de esperanza para muchos jóvenes en un país en el que la mayoría de los jóvenes especialmente de zonas vulnerables ven frustradas sus intenciones de ingresar a estudiar una carrera universitaria debido a la situación económica de muchas familias colombianas.

Es más; todos estos beneficios para los estudiantes ya se debieron haber tomado con mucho tiempo de anterioridad, porque son ellos el futuro de Colombia y quienes tomarán las riendas del país en los años venideros.

En este ámbito educativo, Colombia debería tomar ejemplo de otras naciones latinoamericanas mucho más avanzadas como lo es por ejemplo el caso de Argentina, un país con un modelo educativo ejemplar en todo Latinoamérica y que se debe de constituir como un punto de referencia para otros países como Colombia en donde a decir verdad hace mucha pero mucha falta una política pública educativa de calidad para que los jóvenes del país tengan muchas más oportunidades de salir adelante.

 

 

  

 

 

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