EDITORIAL
Se agota el tiempo para los alcaldes y gobernadores
La cuenta regresiva para los
actuales alcaldes y gobernadores se empieza a agotar. Les quedan un
poco más de trece meses de mandato, de los cuales una tercera parte
tendrá un margen de gestión restringida debido a las limitaciones
contractuales, presupuestales y de nómina que empezarán a regir
cuatro meses antes de los comicios regionales y locales de octubre
de 2023, esto por cuenta de la Ley de Garantías Electorales.
En ese orden de ideas, las administraciones municipales y
departamentales deben empezar a hundir el acelerador para el cierre
de sus periodos. Es evidente que los planes de desarrollo aprobados
en el primer semestre de 2020 no se han podido implementar en toda
su extensión.
No hay que olvidar que cuando los titulares de gobernaciones y
alcaldías apenas si se estaban acomodando en sus cargos, el país
entró (en marzo de ese año) en la emergencia por la pandemia del
covid-19. Esta inédita crisis, como todo el país lo sabe, ocupó más
de dos años y medio para ser superada en su etapa más crítica,
obligando a que la agenda de los gobiernos Nacional, seccionales y
locales se concentrara casi exclusivamente en el plan de
contingencia sanitario, económico y social.
Aunque los reportes del Departamento de Planeación Nacional dan
cuenta de un porcentaje potable de avance en los planes de
desarrollo, así como en la ejecución presupuestal en muchos
departamentos y municipios, es innegable que estos trece meses que
restan para el relevo de mandatarios son clave para apuntalar las
respectivas gestiones. Un proceso que se verá impactado, como es
apenas obvio, por los cambios de énfasis gubernativos derivados de
la llegada de un Presidente de izquierda a la Casa de Nariño.
En estos más de cien días de la nueva administración se han dado
pasos para acompasar las agendas que se venían desarrollando en los
territorios con la que apenas está empezando a aterrizar el nuevo
Ejecutivo.
Es claro que ajustes iniciales del gobierno Petro, como la reforma
tributaria, la política de paz y orden público, así como algunos
anuncios en materia de subsidios, estructura de destinación
presupuestal, reingeniería pensional y laboral, futuro de la
industria petrolera y minera, aumentos en el precio de los
combustibles e incluso programas, obras y proyectos que serán
modificados, tienen un alto impacto en la marcha de los gobiernos
departamentales y municipales.
También les corresponde a estos últimos estar muy involucrados en la
construcción de las bases del nuevo Plan Nacional de
desarrollo,
cuyo texto base, tras la estrategia de “Diálogos regionales
vinculantes”, debe ser llevado al Congreso en febrero próximo. Por
otra parte, hay una serie de problemáticas muy preocupantes que
deben ser afrontadas en este último año largo de gestión de los
gobernadores y alcaldes. Hoy la urgencia es contener los efectos de
la drástica ola invernal que ya tiene a más de 26 departamentos y
casi medio millar de municipios en estado de calamidad pública.
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De igual manera, se requiere respuesta inmediata el escalamiento de
la violencia armada en muchas zonas por cuenta de los combates entre
ELN, grupos residuales de Farc, bandas criminales y carteles del
narcotráfico.
Hay que reordenar a Colombia desde su base
Por Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
En esta nueva era en que se va a perfilar el país por el nacimiento
de un horizonte que se venía gestando por décadas, hoy todos están
esperanzados en ese nuevo nacimiento. Toda la nación ya sean
enemigos o amigos en ambos bandos esperan que haya un verdadero
cambio que nadie quede defraudado. Los unos porque lo esperaban y
los otros porque se consumó algo que creían que no era posible.
No es trabajo a corto plazo, sino de generaciones apuntando a que
eso se dé. Tardamos nueve meses en nacer y una vida corrigiendo
errores que uno hace por la inexperiencia. Pero ahora tenemos
conocimiento de la historia. Cada sociedad marca su propio camino y
si imita a otros, como muchas lo hacen, terminan perdiendo el tiempo
como ha pasado y jamás prosperan porque nada es propio sino una
imitación.
Los colombianos han quebrantado muchas leyes naturales por
ignorantes e inmaduros, han pretendido fundir en el crisol de la
vida pensamientos de otros, pensando que no existe uno propio y el
resultado ha sido fallido. Una guerra interna que no ha dejado
prosperar a propios pero ha alimentado a otras naciones de los
frutos que aquí se cosechan.
La mojigatería y el centralismo han impedido que la nación
independientemente cada región crezca saludable unida por una sola
constitución que los abrace y los proteja para ser fuertes económica
y socialmente. Pero la envidia y la mezquindad de unos pocos que se
han cruzado en el camino ha hecho que cada día la pobreza este a las
puertas de todas las casas de los ciudadanos.
Esta nueva puerta que se está abriendo puede dejar que se cambie
todo eso malo que se ha hecho en beneficio de una sociedad indolente
que no tiene reparo en dejar a millones de colombianos por fuera de
los beneficios que el establecimiento puede dar, porque recibe los
recursos de todo ese mismo número que tributan sin pensar a donde va
a parar lo que entra al erario.
Estamos en realidad en las manos de quien lo puede hacer porque
ellos han llegado
donde están, gracias a ese apoyo recibido porque han
confiado en que todo va a cambiar.
Las leyes laborales donde están los principios de la sostenibilidad
y la convivencia nacional y la normativa del manejo laboral deben
ser rediseñada para que la equidad y la igualdad alcancen para que
exista una seguridad social en todo el territorio colombiano.
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Las reformas solo sirven como formas de esconder los daños y errores
existentes y mantener al ladrón escondido tras bambalinas y los
espectadores solo ven el espectáculo mientras sufren sintiendo que
nada se puede hacer por que no tienen el control de lo que otros
manejan.
Crónica de Gardeazabal #543
VARGAS LLERAS ALCALDE
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio: https://www.spreaker.com/episode/51988505
Por encima de los fastidios que genere su permanente deslizamiento
por los vericuetos de la política y la actitud de repudio que a
veces consigue con sus malabarismos, nadie puede negar que el
senador Roy Barreras, hoy presidente del Senado, es un animal
político dotado de ojo avizor y de infinita astucia.
En ejercicio de esas cualidades, y advirtiendo que podría levantar
ampollas dentro de la secta cada vez más intransigente y más
dividida de sus compañeros del Pacto Histórico, el domingo pasado,
apenas leyó la columna que Vargas Lleras publicó en El Tiempo sobre
el bloqueo vial que se hace sobre Bogotá por falta de obras de
empuje que le permitan ingresar o salir de sus límites distritales,
Roy alumbró con su odiada pero casi siempre ventajosa lamparita y
propuso que el gran candidato para ser alcalde de Bogotá en las
elecciones del año entrante es el exvicepresidente de Colombia.
La propuesta puede haber caído como una bomba tanto en los cenáculos
donde se mueven Gustavo Bolívar y los aspirantes a ser candidatos en
su calidad de amigos de Petro, como entre los que promueven las
viejas castas políticas bogotanas porque desbarata ilusiones y
plantea realidades obviando la división entre los gobiernistas y los
antigobiernistas y, porque además se vuelve una diana de aviso a la
alcaldesa Claudia López de que el Pacto le va a bombardear sus
deseos de montar quien le suceda.
Pero si miramos en toda su magnitud la propuesta y a más de abonarle
el impacto político, identificamos las cualidades y defectos de
Vargas Lleras como candidato a la alcaldía de la capital, son más
las bondades en el papel que las capitalizaciones que de sus
defectos pueda hacerse.
Vargas es un bogotano futuro. Conoce muy bien su ciudad. La ha
pensado y le hemos oído plantear soluciones brillantes.
Probablemente terminaría siendo un candidato de unidad y pese a su
rudo temperamento conseguiría apaciguar el clima de polarización que
va creciendo por estos días y llegaría a su culmen en las elecciones
de octubre del año entrante.
El Porce, noviembre 23 del 2022
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