CHARLAS CON UN
MAESTRO SAMMASATI
Por: Gongpa Rabsel
Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica
LA ILUMINACIÓN (6)
Namasté para todos, un saludo Sammasati, esperando
que estés bien, feliz y en paz. Hoy continuamos con la sexta entrega
del quinto capítulo titulado “La Iluminación”, del libro inédito
“Charlas con un Maestro Sammasati”.
En esta entrega, el Maestro continúa explicándole a su discípulo el
Noble Óctuple Sendero, también conocido como el “camino medio”
enseñado por Budha y se centrará en el desarrollo de las virtudes
individuales que desarrollamos los budistas.
Comencemos entonces:
61. Adepto: Maestro por favor aclárame el concepto de la
determinación correcta que sería la segunda etapa del Óctuple
Sendero.
62. Maestro: Sólo cuando lo que sabemos o lo que intuimos respecto a
la verdad de las cosas, penetra en nuestro yo emocional podemos
pensar en transformación. Para alguien cuya visión de la existencia
se ha abierto totalmente (un Buda) la transformación también es
perfecta, eliminando todo rastro de deseo neurótico, de odio y
crueldad; mientras que por otro lado despliega amor, compasión,
alegría por la felicidad ajena, profunda tranquilidad y generosidad
sin límite. Para nosotros, que seguiremos este camino como un camino
de entrenamiento y que probablemente nuestra visión es apenas un
vislumbre, esta etapa representa el intento de bajar al corazón
aquello que sabemos mentalmente, asunto este nada sencillo.
63. Adepto: Venerable dime ¿cómo desarrollamos en nosotros esta
determinación correcta o también conocida por algunos como la
emoción perfecta?
64. Maestro: Los mismos aspectos que he descrito respecto de la
emoción perfecta son en los que tenemos que entrenarnos: Generosidad
(Dana), Amor (Metta), Compasión (Karuna), Alegría Empática (Mudita),
Tranquilidad (Upeka).
65. Adepto: Maestro, dame más luz a cerca de cada uno de estos
temas.
66. Maestro: Comencemos con La Generosidad (Dana), Se dice que esta
es la cualidad básica de un budista, este sentimiento de querer dar
y compartir es una buena señal de que el apego y el deseo, hasta
cierto punto, han disminuido. En los textos budistas esta cualidad
de generosidad está muy desarrollada y se especifican diferentes
tipos de ella.
(1º) Dar cosas materiales.
(2º) Dar tiempo, energía y atención.
(3º) Dar conocimiento, cultura, saber.
(4º) Dar, o, mejor dicho, infundir valor.
(5º) Darnos a nosotros mismos.
(6º) Dar el Dharma (También podríamos decir transmitir las
herramientas que ayudan a un ser humano a desarrollarse y mejorar).
67. Adepto: Maestro, que interesante que, con estas actitudes, vamos
disminuyendo nuestro sentimiento de apego y el deseo.
68. Maestro: La siguiente virtud que desarrollamos es Amor (Metta),
podemos hablar de amor o podemos ampliar el vocablo y pensar en
emoción positiva y creativa (en vez de reactiva). Entonces tendremos
dos
cosas: una que dejamos de ser víctimas de las circunstancias y de
nuestras reacciones habituales, y dos, que tendremos un efecto
sosegador en las agitadas aguas del mundo.
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En Budismo no dejamos la emoción de amor y bondad para que
surja sola, sino que la cultivamos y este tipo de práctica es una
herramienta de transformación espiritual en sí misma. Existe una
práctica de meditación para este fin “Metta Bhavana”.
69. Adepto: Que interesante aprender sobre esta meditación, pero eso
será tema para más adelante, por ahora continua con las virtudes.
70. Maestro: Compasión (Karuna): Compasión no es un sentimiento de
lástima por la desgracia ajena. La compasión es, en lo que el amor
se convierte cuando está frente al sufrimiento. Pero no solo ante el
sufrimiento que nos conmueve, un niño con hambre por ejemplo, sino
también el sufrimiento de una mente ofuscada por la ira. Cuando
vemos a alguien que no está en paz, que está acosado por la envidia
o los celos, que sufre de cólera o ignorancia en vez de, a nuestra
vez, odiarlo o menospreciarlo o desearle mal alguno; el amor, que
hay en nuestro corazón se torna compasión. Si hay compasión en
nosotros todas las demás cualidades espirituales irán surgiendo.
En el siguiente artículo continuaremos con la séptima entrega del
Quinto Capítulo, no te la pierdas.
Mi País del Tinto N -13
Por: Rubén Darío Varela
“Las flores y las plantas de nuestra región y los balcones que de
lejos se veían hasta verdes por tanta ‘mata’”
Yerbabuena, yantel, guayacán amarillo, nogal cafetero, ceiba, entre
otras plantas, además de flores como azucenas, rosas, claveles y
girasoles son los productos que ‘Don Pacho’ ofrece en su carreta,
unos artículos muy pero muy diferentes a los que generalmente
ofrecen los vendedores ambulantes en la ciudad de Pereira.
Como dice el cuento, literalmente ‘Don Pacho’ es una huerta al
hombro que no solo recorre de manera esporádica la ciudad de
Pereira, sino que también otros pueblos aledaños del eje cafetero,
evidenciando de este modo la gran importancia que tienen las plantas
y las flores en nuestra vida.
Que nosotros en ‘Mi país del tinto’ tengamos acceso a este tipo de
mercado, tanto de plantas como de flores, es una fehaciente señal
que no hemos olvidado nuestras raíces campesinas porque en nuestra
tierra todos somos hijos de campesinos que con el sudor de su frente
laboraban en el campo cogiendo café y, como decían nuestros abuelos
‘voleando azadón’.
Además, somos nietos y bisnietos de aquellas señoras que solían usar
delantales blancos, pero en ocasiones manchados con chocolate o agua
de panela, uniforme que era de seguido visto por hombres arrieros
que
‘trasegaban´ por las calles en mula y en ocasiones alzaban su mirada
hacia el cielo y observaban enredaderas, matas millonarias, cedros
rosados, urapanes y eucaliptos.
Ahora después de muchos años en mi ‘País del tinto´ y especialmente
en la zona cafetera con la llegada del Internet, la tecnología y los
nuevos hábitos culturales se ha perdido un poco aquella esencia. En
realidad, en mi adorado ‘País del tinto’ y en mi eje cafetero solo
sobreviven uno que otro balcón pintoresco y repleto de plantas,
flores y materos a doquier.
La verdad es que en mi ´País del tinto’ se acabaron los balcones y
la época de las matas en cantidad. El cemento cada vez legana la
batalla al sensacional color verde de la naturaleza, el verde, el
mismo color de la esperanza, del yantel, de la mata millonaria, del
eucalipto y de la sábila que se encargan de embellecer a mi ‘País
del tinto’.
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Una inflación que asusta
Por: Ramón Elías Franco
La inflación es la nueva pandemia. Esa premisa nadie la discute ya que el
aumento del costo de vida a nivel global se muestra tan imparable que, incluso,
es uno de los factores disparadores del riesgo recesivo hoy en todo el planeta y
que será la nota predominante en 2023.
Colombia no es la excepción. En el último año el Índice de Precios al Consumidor
(IPC) ha crecido de manera sustancial. Las cifras son evidentes: mientras que
entre enero y noviembre del año pasado la inflación era del 4,86%, en el mismo
periodo de este 2022 ya llega a 11,72%. El panorama se torna más crítico si la
comparación se hace sobre un periodo anualizado. De esta forma, mientras que
entre noviembre de 2020 e igual mes de 2021 el valor de los productos, bienes y
servicios se encareció un 5,26%, en los últimos doce meses ese indicador alcanzó
un 12,53%. Es decir, se triplicó el techo del 4% que el Banco de la República
había fijado como máximo crecimiento del costo de vida este año.
La situación es más que complicada. Colombia soporta hoy la inflación más alta
en lo corrido de este siglo. Habría que remontarse a mayo de 2000, cuando se
ubicó en un 10%, para encontrar la última vez que el IPC estuvo por encima de
los dos dígitos. Ya en julio pasado (10,21%) rompió esa barrera de nuevo y en
los últimos cuatro meses no ha parado de crecer.
Este pico de carestía tiene causas externas e internas. Dentro de las primeras
está la escasez de materias primas y la afectación de la cadena logística global
que se profundizó a comienzos de este año por cuenta de la reactivación pos
pandémica. Un fenómeno que desde febrero se agravó por cuenta de la invasión de
Rusia a Ucrania, que no solo afectó el suministro mundial de alimentos y
agroinsumos, sino que impactó el mercado internacional de petróleo y gas, con un
efecto transversal sobre el aparato productivo del planeta.
En lo que hace a incidencias internas se puede mencionar un consumo de hogares
disparado, el efecto desacelerador de la crisis sanitaria sobre el ciclo normal
de cosechas, el impacto de los altibajos cambiarios en la rentabilidad de
importaciones y exportaciones, los incrementos récord en las tasas de interés de
referencia del Banco de la República (de 1,75% en septiembre de 2021 a un 11%
hoy) y, más recientemente, el efecto de la drástica ola invernal así como el
incremento en el precio de la gasolina para empezar a subsanar el déficit
billonario del Fondo de Precios de los Combustibles.
La mezcla de ese cúmulo de circunstancias foráneas y locales es lo que ha
disparado la inflación, sobre todo en los precios de productos básicos de la
canasta familiar. Según el reporte ayer del DANE, lo que creció en noviembre más
allá del 0,77% promedio de carestía, fue, precisamente, los alimentos y bebidas
no alcohólicas –que duplicaron ese porcentaje–, seguidos de transporte,
restaurantes y hoteles, así como bebidas alcohólicas y tabaco, principalmente.
Todos estos son rubros que tienen que ver con el consumo masivo por parte de las
familias.
Lo más preocupante es que, de acuerdo con algunos analistas, diciembre será un
mes caro, no solo porque se aplicó un tercer aumento en línea en el precio de la
gasolina, sino porque hay un pico de la demanda relacionado con las festividades
navideñas y de cambio de año.
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