EDITORIAL
Que no se
aprovechen de la tragedia de los turcos
El terremoto
ocurrido en Turquía y en Siria es una tragedia que acapara todos los
titulares de prensa alrededor del mundo. Apenas se tuvo conocimiento
de esta catástrofe a nivel mundial, alrededor del mundo se empezaron
a ejecutar una serie de campañas para recolección de fondos para las
víctimas de este fuerte sismo.
No cabe duda de que personas solidarias alrededor del mundo se están
movilizando para ayudar a las víctimas de este flagelo,
especialmente aquellas personas vulnerables como niños, ancianos y
mujeres en estado de embarazo.
Grandes ONG ya hacen presencia tanto en territorio turco como sirio
para brindar estas ayudas, un hecho que es completamente normal en
este tipo de situaciones. La crítica se enfoca es que ya en redes
sociales están circulando denuncias que indican que están
suplantando fundaciones para recaudar fondos y robarse el dinero.
Además, otras denuncias indican que incluso se han registrado otro
tipo de graves denuncias como por el ejemplo, la desaparición de
niños turcos y sirios que al parecer han sido raptados por personas
inescrupulosas. Lo cierto del caso es que, en ninguna circunstancia,
esta situación no puede seguir ocurriendo y debería de existir un
mejor control para evitar este tipo de situaciones.
El hecho es que este tipo de estafas cometidas que se realizan a
costa de tragedias, en definitiva, evidencian lo peor de los seres
humanos. Aprovecharse de la peor desgracia para obtener beneficio
particular es una conducta perversa, quizás, maquiavélica que
lamentablemente sigue ocurriendo.
Este tipo denuncias mencionadas en este editorial, trae a colación
otro tipo de situaciones que han dejado al desnudo la crueldad del
ser humano como por ejemplo para no ir muy lejos, la tragedia
ocurrida de Armero en 1.985 dejó múltiples denuncias que indicaban
que muchas personas se hicieron pasar por funcionarios del Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) para raptar niños perdidos y
huérfanos en los campamentos de damnificados para posteriormente
venderlos a parejas europeas.
La barbarie del hombre no tiene límites, eso está claro, y
lamentablemente el terremoto de Turquía y Siria no será la última
tragedia que ocurre en la tierra y lamentablemente la última
oportunidad para que personas sin corazón se aprovechen de esta
situación para seguir poniendo por encima una pertenencia material
así sea a costas de personas devastadas que lo han perdido todo.
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Al Capone,
Pablo Escobar y Donald Trump unos personajes que dan para hablar sin
cesar
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Los bandidos son
personajes atractivos y odiados según su quehacer. Históricamente
han existido y su paso por la vida ha sido un tejer de acciones que
solo ellos han podido manejar. Cada país tiene su personaje que los
representa y que sirve de banderola cuando quieren competir.
La historia de Al Capone fue muy relevante a mediados de los años 20
del siglo pasado. La prohibición del alcohol hizo que este personaje
sobresaliera por sus crímenes y la capacidad organizativa que tenía.
A pesar que hubo muchos otros personajes que por ese tiempo se
movían en el mundo de la ilegalidad. Al final fue atrapado por
evasión de impuestos y murió de sífilis como cualquier ciudadano. El
cine lo catapultó y por eso sigue ahí como parte de ese pasado de la
prohibición del alcohol.
Pablo Escobar,
este sí que fue un personaje que batió todo los records. A pesar que
fue un enemigo de la clase política amañada que lo llevó a
convertirlo en un criminal que cambió la historia del país. Hay que
reconocerle que no fue cualquier personaje. Que sus obras
humanitarias y sociales, el mismo Estado no sería capaz de
superarlas, mucho menos los políticos, ya que carecen de estas
habilidades y ellos solo piensan en enriquecerse a través del
erario.
Colombia todavía
no ha decantado lo que pasó y no ha podido superar ese trauma que
causó Luis Carlos Galán y sus seguidores. Hoy tratan de reordenar el
país y como siempre, los enemigos del bienestar social siempre están
torpedeando para que la guerra continúe y los negocios ilícitos del
Estado jamás salgan a la luz pública.
Donald Trump es un personaje que a través del tiempo se ha
entronizado como un habilidoso timador que logró llegar a la Casa
Blanca apoyado por un sector ignorante que siempre ha visto en él la
estrella que casi todos quieren ser cuando quieren ser ricos y
famosos. Esto es algo normal en la naturaleza humana.
Su vida siempre,
desde que tengo memoria, ha estado envuelto en todo tipo de
atracciones, mintiendo y engañando para poder lograr lo que él
pretende y quiere. Los malos negocios los revirtió a su favor
haciendo demandas y todo tipo de componendas para salir adelante.
Este personaje tiene mucho parecido con Al Capone, en lo fraudulento
y en la evasión de impuestos. Después de demandas y demandas al fin
el telón comienza a caer. Trump Organization por fin cayó después de
fraudes al fisco. Este es el comienzo del final de una carrera
delictiva que por décadas mantuvo a Donald Trump como el príncipe
intocable y que llegó a la
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presidencia apoyado por una burbuja política que él había creado,
como buen conocedor del mundo donde se mueve el dinero en grande.
En Estados Unidos todos son
inocentes hasta que no se demuestre lo contrario y
así se pudo sostener. Pero por muy habilidoso que sea al final habrá una rendija
por donde el agua inundará la vasija.
Crónica
#584
ESTALLIDO TURÍSTICO
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio:
https://www.spreaker.com/episode/52669035
Han llegado a mis manos varios escritos sobre la interpretación que
se dio a la avalancha turística que invadió algunos pueblos de
Antioquia durante las fiestas de fin de año. Habíamos tenido noticia
de la congestión en Guatapé y de la falta de agua potable que se dió
en los momentos cúspides en ese lago, cuando llegaron, en un solo
día, no menos de 90 mil personas a atiborrar.
Ahora leo el último número del periódico mensual del municipio de
Concepción, el bellísimo poblado paisa en donde las ánimas del
purgatorio resultaron ser las dueñas de la iglesia principal. Allí
encuentro testimonios y análisis sobre cómo fueron testigos de la
avalancha turística y algunas propuestas que hacen para sacarle el
máximo jugo a la nueva veta sin tener que maltratarla.
En La Concha, como llama el periódico, hay un sesudo artículo del
historiador Luis Fernando Franco donde habla del impacto de ver a su
pueblo, antaño tranquilo, cargado de charcos primorosos y senderos
tentadores, llenos de pronto de vehículos invadiendo sus calles, los
pocos restaurantes sin poder dar cabida y las bancas del parque y
los andenes insuficientes para tanta gente y, unos días después, los
charcos de paseo de olla, que tanto atrajeron jóvenes a acampar en
el pasado, repletos de basura, mal cuidados, espantados en su
belleza y frescura al no haber podido entender la magnitud de lo que
se les vino encima y, lo que es peor, de no preverlo en las oficinas
gubernamentales de Medellín o en las otrora emprendedoras empresas
turísticas que manejaban los dizque siempre entucadores paisas.
Pero con más sensatez, Ossman Salazar, otro columnista del periódico
mensual de Concepción, pregunta con desfachatez si alguien sabe
cuantos habitantes tiene el pueblito o si alguna entidad pública o
privada puede decir cuantos turistas recibiría en un fin de semana
sin que colapse.
Por supuesto no creo que haya ni habrá respuesta aunque todavía
creamos que los antioqueños visionarios y conseguidores de billete
deben haber estudiado ese mercado y medido la oferta.
El porce, febrero 9 del 2023
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