LA
DEMOCRACIA Y SU ENCRUCIJADA
Por: Luis Enrique
Arango
Se ha dicho por
algunos estudiosos de las democracias que estas vienen en franco
deterioro,
principalmente por la incapacidad de cumplir en el frente económico
con las aspiraciones de la sociedad.
Digamos de entrada que las cosas no ocurren por arte de magia y que
para lograr verdaderos cambios hay que afectar intereses.
Sucede y acontece que pocos quieren ceder. Asunto que en nuestro
país siendo uno de los más inequitativos del planeta, y el más
desigual en América Latina y el Caribe, no debiera ser así.
Solo a manera de un par de ejemplos patéticos pues ellos abundan,
veamos en nuestro caso:
1-Los Empresarios no quieren que los impuestos aumenten y prefieren
la vía de crear incentivos tributarios, que en teoría faciliten la
generación de empleos, pero sin efecto retroactivo en caso de no
cumplir.
2-Los
trabajadores no quieren que se cambien las condiciones para
pensionarse, excepto que sea para hacerlas inferiores tanto en
cotización como en las semanas necesarias, a pesar de que la
expectativa de vida ha aumentado y seguirá aumentando en el mundo
entero, al lado de una disminución en la tasa de nacimientos. Poco
importa el hueco fiscal creciente que generan las obligaciones del
Estado para compensar el sistema. La lógica de los intereses se
impone.
Me atrevo a decir que Sergio Fajardo pudo haber perdido la
Presidencia de la República en las elecciones del 2018, cuando en
declaraciones a algún medio radial no descartó que fuera necesario
modificar la edad de pensión, a partir de allí armaron tremendo
alboroto. Le faltaron alrededor de 260.000 votos para pasar a la
segunda vuelta, evento en el que probablemente hubiera ganado al
enfrentarse con Iván Duque. Por ello no es del todo extraño que el
Presidente Petro, cuando trataron de atacarlo por este frente a raíz
de la anunciada reforma pensional haya dicho que prefiere renunciar
antes que tocar la edad de pensión.
No basta con llegar al poder, hay que mantenerse en él, pero además
lograr las transformaciones y cambios prometidos a pesar de la
correlación de fuerzas en el Congreso de la República, cuando este
además se elige en elecciones diferentes. Póngame ese trompo en la
uña como se solía decir.!!!
Se presume que el Programa político en las campañas es lo esencial;
paja. No basta. No se está convenciendo a la academia de ciencias,
se está tratando de enamorar a un electorado que se mueve por
intereses y emociones.
¿Como se explica que Rodolfo Hernández, sin programa y a punta de
madrazos a los corruptos y amenazas de que los iba a meter a la
cárcel a todos, lograra pasar a la segunda vuelta electoral en las
pasadas elecciones del 2022, por encima de Sergio Fajardo?
No es tan simple,
cuenta el programa político, pero también el candidato. Si este
último no genera la simpatía y empatías requeridas, en el campo
emocional de la coyuntura, no hay programa que valga. ¿Cómo se
logra? Ahí está el detalle como la famosa película del actor y
humorista mexicano, Mario Moreno, Cantinflas.
Importan y mucho los mensajes que logren impactar. Y en este terreno
sí que es más compleja la situación. La expansión incesante de las
redes y las tecnologías de la comunicación han abierto espacio a los
expertos en marketing político, aquellos que
nutren las
campañas y candidatos de formas y contenidos donde lo único que
importa es ganar.
En estos
escenarios las llamadas Fake News, que no son otra cosa que las
mentiras premeditadas, hacen su agosto. Naturalmente que las
verdades a medias también participan de la fiesta.
Podemos razonar y filosofar como Premios Nobel y vale huevo como
dicen los costeños. Estas no son las Olimpiadas de la razón, apenas
alcanzan a ser escenarios de manipulación y de ahí no salen.
Aquí actúa con plena eficacia la polarización, la división entre
malos y buenos, amigos y enemigos. La teoría de grandes
conspiraciones cae como anillo al dedo.
En medio de este
bombardeo de mensajes, dirigidos a capturar las mentes a cualquier
precio, debe actuar el accionar político en las democracias
contemporáneas.
Esta es la patética encrucijada de los regímenes democráticos que de
paso a veces tienen la tendencia a derivar en formas autocráticas
como lo vemos a menudo.
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Pero para poner las cosas más dramáticas
lleguemos
al tema de la coherencia, ello en buen romance significa ser
consistente
con lo que se dijo
en el pasado y/o cumplir lo que se prometió en campaña para ganar.
CHARLAS
CON UN MAESTRO SAMMASATI
Por: Gongpa Rabsel
Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica
Upadesha
94 del Dhammapada
"El hombre que
sabiamente controla sus sentidos como el buen cochero controla sus
caballos, y que es libre de bajas pasiones y orgullo, es admirado
incluso por los dioses."
El Dhammapada, uno
de los textos sagrados más importantes del budismo, contiene una
gran cantidad de sabiduría y enseñanzas que son aplicables en la
vida diaria. Uno de los upadeshas más destacados del Dhammapada es
el número 94: "El hombre que sabiamente controla sus sentidos como
el buen cochero controla sus caballos, y que es libre de bajas
pasiones y orgullo, es admirado incluso por los dioses". Este
upadesha encierra una gran sabiduría y nos invita a reflexionar
sobre la importancia del autocontrol y la moderación en nuestras
vidas.
El autocontrol es una de las habilidades más importantes que podemos
desarrollar. Nos permite tomar decisiones conscientes y ser dueños
de nuestras acciones y emociones, en lugar de ser controlados por
ellas. Cuando controlamos nuestros sentidos, evitamos caer en la
trampa de la gratificación inmediata y aprendemos a disfrutar de las
cosas con moderación. De esta manera, nos volvemos más conscientes
de nuestras necesidades reales y evitamos caer en la trampa de los
deseos superficiales.
El upadesha también menciona la importancia de controlar nuestras
pasiones y nuestro orgullo. La pasión en sí misma no es mala, pero
cuando nos aferramos a ella y nos dejamos llevar por ella, nos
alejamos de la moderación y el autocontrol. De manera similar, el
orgullo excesivo nos impide ser humildes y reconocer nuestras
propias limitaciones. Cuando controlamos nuestras pasiones y nuestro
orgullo, nos volvemos más capaces de mantener la calma y la claridad
mental en situaciones desafiantes, y nos volvemos más sabios y
compasivos con nosotros mismos y con los demás.
El upadesha utiliza la metáfora del buen cochero que controla sus
caballos para ilustrar la importancia del autocontrol. Al igual que
un buen cochero dirige a sus caballos
en la dirección correcta y evita que se desvíen del camino, debemos
aprender a dirigir nuestros sentidos y emociones de manera
consciente y cuidadosa. En lugar de dejar que nuestras pasiones y
deseos nos controlen, debemos tomar las riendas y dirigirnos hacia
la moderación y el autocontrol.
Además, el
upadesha señala que aquellos que son capaces de controlar sus
sentidos y sus pasiones son admirados incluso por los dioses. Esta
idea nos recuerda que el autocontrol y la moderación son valores
universales que son apreciados en todas las culturas y religiones.
Cuando nos esforzamos por ser personas moderadas y autocontroladas,
nos acercamos a un ideal de sabiduría y equilibrio que es valorado
en todas partes.
En resumen, el upadesha 94 del Dhammapada es un recordatorio
importante de la importancia del autocontrol y la moderación en
nuestras vidas. Nos invita a reflexionar sobre la forma en que
manejamos nuestros sentidos, nuestras pasiones y nuestro orgullo, y
nos recuerda que podemos aprender a ser dueños de nuestras acciones
y emociones. Cuando nos esforzamos por ser personas sabias y
moderadas, nos acercamos a un ideal de equilibrio y sabiduría que es
admirado por todos.
¡COMFAMILIAR
RISARALDA, RENUEVA SU CONSEJO DIRECTIVO!
Por: Álvaro Ramírez González
Por principio he sido siempre enemigo de que los funcionarios,
consejeros y miembros
de juntas directivas, se eternicen en sus cargos y se atornillen en
ellos, cosa que va en contravía del relevo y la renovación que
refresca y se tiene que dar en las instituciones. |
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He pertenecido a muchas Juntas Directivas y presidido algunas. Pero
he salido con la misma alegría que llegué
Ese parecía ser el caso de Comfamiliar Risaralda, donde su director
ejecutivo anterior, Maurier Valencia y su Consejo Directivo eran un
ejemplo claro, de lo que no debe ser la sana administración de una
institución.
Lo escribí en un artículo, un año antes de que Valencia fuera
retirado de su cargo. “Salga como los grandes, salga por la puerta
grande, ¡antes de que lo saquen!”, escribí.
Es impensable que después de obtener la jubilación, Valencia se haya
quedado 14 años más atornillado como director ejecutivo de
Comfamiliar, a través de un contrato.
Es una vergüenza en mi criterio, y claro, todo término como lo
advertí en mi escrito; sacaron atropelladamente a Valencia del
cargo.
Tenía que pasar.
Nadie es eterno en el mundo, cantaba Darío Gómez.
Con el Consejo Directivo de Comfamiliar, estaba ocurriendo exactamente el mismo
fenómeno.
Se había convertido, con alguna excepción en un parque Jurásico, lleno de
dinosaurios con 15, 20 y 30 y más años aferrados a la Institución, llenos de
poder y de mañas, que esa longevidad en el poder producen.
Luis Fernando Acosta, un banquero de quien soy amigo, era consejero de
Comfamiliar y fue designado como reemplazo de Maurier Valencia, el día en que lo
sacaron.
Un hombre de impecable trayectoria, y lo traté muchos años, como un juicioso y
comprometido banquero.
Y la crisis, había quedado superada.
Cual sería mi sorpresa al ver que a los pocos meses ese jurásico Consejo
Directivo, decidió intempestivamente despedir a Acosta.
Las explicaciones y justificaciones a esa atropellada decisión lo acusan de
desatento y hasta de incompetente.
La otra versión, en la que yo creo, es que no se puso a darles todos los
privilegios y otras hierbas que exigían los consejeros, llenos del poder y la
soberbia que produce la eternidad en los cargos.
Acosta puso la queja por considerar, atropellados sus derechos.
La ministra de Trabajo, oriunda de Pereira, atendió su reclamo, con la mediación
de Alejandro García, nuestro novel congresista.
Un delegado de la Superintendencia vino y escuchó a todos los protagonistas de
este novelón.
Y la Superintendencia del Subsidio Familiar, decidió reintegrar a Luís Fernando
Acosta a su cargo.
Y retirar definitivamente de sus cargos a todos los integrantes del Consejo
Directivo de Comfamiliar.
Y nombrar un delegado que por 6 meses fuera el enganche entre la
Superintendencia y Comfamiliar Risaralda.
Los consejeros corrieron a demandar ante la misma Superintendencia su reintegro.
Y les acaba de ser negado.
En una larga y motivada providencia, la Súper, no acoge las pretensiones de los
consejeros despedidos y ratifica su despido.
Ahora parece que lo van a intentar ante el Consejo de Estado.
Me parece que no tiene ninguna presentación que estos dinosaurios, busquen de
esa manera su reintegro a un Consejo Directivo, al que han pertenecido por
muchos años, en vez de hacer un acto de reflexión y facilitar la renovación
directiva de ese órgano.
De la misma manera que opiné acerca de la equivocada actuación de Maurier
Valencia, lo hago con los consejeros que la Superintendencia retiró
definitivamente de sus cargos.
Eternizarse y atornillarse al poder, trae consigo, privilegios, prebendas y
mañas que terminan muy mal.
Ellos despidieron a Valencia.
La Súper los despidió a ellos.
¡Con la vara que mides!
Como aportante a Comfamiliar, como líder de opinión y como ciudadano,protesto,
porque me parece de muy mal gusto, que después de estar en esoscargos tantos
años, pretendan por la vía legal regresar a ellos.
¡Vergüenza les debería dar!
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