“Los saberes de la gente del río”,
invitación a visitar el Orinoco
El río Orinoco es el protagonista de siete videos que
presentó la Subgerencia Cultural del Banco de la República con los
que invita acercarse a los oficios y a la cotidianidad de los
habitantes de la cuenca y conocer su relación con éste, que es el
tercer río más caudaloso del mundo, después del Amazonas y del
Congo.
Una producción audiovisual que busca dar a conocer la riqueza
hídrica y ecosistémica del río Orinoco "Los saberes de la gente del
río" llega a su tercera entrega a propósito de celebrar el Día
Internacional de la Acción por los Ríos.
El proyecto cuenta con el apoyo del antropólogo y
experto en trabajo con comunidades indígenas de la cuenca del
Orinoco, Antonio Loboguerrero.
Es así como diferentes públicos se adentran a saber un poco más
sobre las caudalosas aguas del Orinoco. Tanto padre de familia,
profesor de sociales, geografía, ciencias naturales, mediador
cultural, bibliotecario, gestor ambiental o un amante de la
biodiversidad del planeta podrán sumergirse en este proyecto
audiovisual.
Estos videos detallan con sutileza las faenas que se
gestan en las riberas del Orinoco y que dan cuenta de la
cotidianidad de sus pobladores y de las relaciones que tejen con
este cuerpo de agua. Estas herramientas de fácil acceso y uso
buscan acercar a mediadores, estudiantes, y públicos
en general a aprender más sobre las relaciones espirituales,
sociales y productivas que establecen con el agua
tanto los pueblos indígenas como la cultura llanera que habitan en
esta región.
“Los saberes de la gente del río” narran el río desde
los oficios tanto tradicionales como actuales, mostrando la relación
directa de las fuentes hídricas con los territorios,
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los pobladores, sus costumbres, sus formas de
trabajo y los elementos que utilizan para relacionarse con este
cuerpo de agua.
Pueblos indígenas
Es de mucha importancia saber que en la cuenca del Río Orinoco
colombiano habitan en la actualidad más de 30 pueblos indígenas que
se han visto obligados a adaptarse a distintos modelos productivos
que siguen girando en torno al río, habitan además campesinos y
representantes de la hoy llamada cultura llanera. Por ello, la serie
muestra algunos oficios propios de estas comunidades y cómo a través
de ellos se establecen formas de convivencia con el río y con el
territorio, como los nombrados a continuación.
Agricultura: Basados en el calendario ecológico, los indígenas
conocen el tiempo exacto para desarrollar sus prácticas productivas.
Desde épocas prehispánicas estos pueblos desarrollaron una
agricultura de tumba y quema en las riberas, y en el siglo XVIII,
debido a la colonización española, a la siembra de cultivos
indígenas como yuca y maíz se sumaron especies como caña, café,
arroz y plátano. Se destaca, además, el empleo de las vegas de los
ríos en verano, para la siembra de cultivos a corto plazo.
Cocina Tradicional: Siguiendo las tradiciones
ancestrales, las mujeres de la Orinoquia extraen el veneno de la
yuca brava para obtener el casabe, un pan sin levadura que se
conserva por meses. El veneno una vez hervido pierde su toxicidad y
con él se elabora una salsa picante llamada catara. Prima el consumo
de insectos como arañas, saltamontes y larvas y de animales como
chigüiros, cachicamos, tortugas, güíos, bagres y cachamas. Se
destacan preparaciones como ternera a la llanera, el pescado
moqueado y ahumado y los tungos y hayacas, cocidos en hoja Pesca:
Armados con arco, flechas y arpón los indígenas de la Orinoquia
salen en sus curiaras a riachuelos y lagos profundos que tengan
abundantes peces.
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Las flechas y lanzas son elaboradas por ellos mismos y también crean trampas
como la bolsa de red de cacure, canastilla, aruda, que hacen con varas y fibras
naturales. En verano pescan en comunidad envenenando momentáneamente el agua con
plantas toxicas que asfixian a los peces obligándolos a emerger para ser
atrapados. Palometas, sardinas, cachamas y bagres son algunas de las especies
fuente de proteína para estas comunidades.
Rezo del pescado: El sabedor o médico tradicional sicuani reza los
alimentos en la etapa del destete de los niños, para protegerlos del
poder maléfico de los ainawi, espíritus dueños de los peces y
animales de cacería que viven en el monte. Durante la menarquia o
primera menstruación, la mujer es protegida de estos espíritus y
aislada durante 20 días en un rancho, sin consumir carne o pescado,
recibe los consejos de su madre y aprende oficios tradicionales.
Luego, el sabedor le realiza un rezo cantado nombrando los animales
que puede comer, ella consume pescado, se baña en el río para ser
purificada y protegida, y participa de la fiesta que celebra el
aprendizaje.
Vaquería: En la madrugada, después de un café cerrero, los vaqueros
ensillan sus caballos y se dotan de elementos como cuchillo, soga,
rejo y sombrero para sus faenas de arriería y traslado del ganado.
Anteriormente sólo unos pocos hombres arriaban hasta mil reses,
teniendo posiciones como cabestrero, orejero y puntero con las que
controlaban el ganado. Cuando algún animal se escapaba tenían que
enlazarlo y evitar que escapara.
La música: Desde tiempos ancestrales las comunidades indígenas
realizan rezos cantados como el del pescado. Desde la evangelización
jesuita de los S. XVII y XVIII, los indígenas Saliva celebran la
fiesta a la Virgen de la Candelaria a ritmo de las largas flautas de
guadua llamadas botutos. A la región llegaron instrumentos como el
arpa y la bandola que, junto a capachos y botutos, forman parte
fundamental de la música llanera.
Tallador de curiaras (canoas): Con ayuda del fuego y el hacha, y
siguiendo las tradiciones ancestrales, el indígena de la Orinoquia
transforma el tronco de árboles como el laurel, cachicamo, calambuco
o ceiba en canoas o curiaras, transportes habituales en los que
llevan los productos de conuco y en los que pescan y cazan. Al
cumplir su vida útil la curiara es usada como cementera para
preparar la yuca brava, preparar bebidas fermentadas o lavar la
ropa.
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