Pereira, Colombia - Edición: 13. 056- 656

Fecha: Sábado 21-03-2023

 

TECNOLOGÍA

 

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Tecnologías que utilizan los expertos, geólogos y científicos para conocer el estado y posible erupción de los volcanes

 


Existen numerosas técnicas y tecnologías que posibilitan estudiar y controlar el estado en que se encuentra un volcán. Una estimación conservadora afirma que como consecuencia de los avances tecnológicos durante este último siglo se han salvado al menos 50.000 vidas.

La comunidad científica ha determinado, desde hace un tiempo, que antes de que un volcán estalle se producen una serie de signos que pueden dar pistas de lo que va a suceder. De manera tradicional, los expertos en este campo han utilizado varios instrumentos emplazados in situ para medir la actividad volcánica. Y, aunque la tecnología ha avanzado mucho y facilita una mayor cantidad de datos, ese tipo de herramientas ‘más analógicas’ todavía son parte fundamental para controlar la situación.

Algunos de esos instrumentos se utilizan para monitorizar las emisiones de CO2. Diversas investigaciones afirman que una mayor expulsión de estos gases indica entre otras cosas mayor actividad y, por tanto, mayor riesgo de erupción. Otro elemento que claramente es necesario es un medidor que recoja datos de la actividad sísmica del terreno.
 


 

Control desde el espacio
 

Además de estas técnicas para detectar cambios en la superficie y pequeños terremotos causados por el movimiento del magma interior o medir cambios en los gases emitidos por los respiraderos, 

 

 

 

actualmente existen otras vías más avanzadas que ayudan a medir la actividad volcánica.
 

Un grupo del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA sugiere la posibilidad de hacer una medición de todo el calor que sale de un volcán utilizando los datos de radiación térmica de los satélites Terra y Aqua de la NASA, los cuales de forma combinada hacen dos coberturas globales de la Tierra haciendo mediciones de un píxel de 1 kilómetro por 1 kilómetro.
 


 

Desde que estos satélites se conectaron en 2002 han registrado cinco volcanes que han tenido erupciones significativas: Ontake en  Japón, Ruapehu en Nueva Zelanda, Calbuco en Chile, Redoubt en Alaska y Pico do Fogo en Cabo Verde.

Se observaron tendencias crecientes de temperatura durante los períodos de dos a cuatro años que preceden a cada erupción. Los investigadores dicen que esto podría representar una combinación de dos procesos: primero, el magma que avanza más cerca de la superficie y libera gases, podría estimular la circulación hidrotermal, llevando calor para calentar la superficie desde abajo; en segundo lugar, si esto empuja más humedad a la capa del suelo, el suelo podría emitir más radiación térmica y, por lo tanto, parecerá “más brillante” para los satélites.
 


 

No obstante, esta no es la única información que pueden aportar los satélites. Uno de los síntomas principales de que un volcán puede estar en riesgo de erupción es la deformación del terreno provocada por un aumento de la actividad volcánica. El sistema InSAR, sumado al clásico GPS, es una de las técnicas más usadas hoy en día: un satélite realiza dos fotos consecutivas separadas por unos pocos días de la misma zona, luego, mediante interferometría, se superponen ambas para crear una tercera imagen que muestra las desviaciones del terreno al milímetro, después con una red de GPS se
 

 

 

puede medir el desplazamiento del terreno en uno o varios puntos concretos.
 

Esta deformación del terreno no es lo único que indica que hay que dar la voz de alarma. La actividad sísmica es otro punto importante, que para detectarla se tiene que emplear una red de sismógrafos de especial precisión para advertir los enjambres, pequeños terremotos indetectables para los aparatos de medida tradicionales, producidos por el movimiento interno de los fluidos en el volcán. Otro factor clave es la emisión de gases, principalmente SO2 (dióxido de azufre) y CO2 (dióxido de carbono), en cantidades anormales. Los satélites juegan otra vez un papel clave. El MODIS y el OCO-2 de la NASA se encargan de detectar anomalías en este parámetro que puedan indicar posibles erupciones.
 

Drones de exploración
 

 

En algunas ocasiones, la tarea de recolección de datos es casi una misión imposible, especialmente en aquellos volcanes que se encuentran en lugares recónditos e inaccesibles del mundo. Es en esos casos en los que entra en acción los drones.

En la isla de Manam, en Papúa Nueva Guinea, donde se encuentra el volcán del mismo nombre, un grupo internacional de investigadores, encabezado por la Universidad de Bristol, ha abierto una nueva posibilidad para la exploración y la recolección de datos volcánicos gracias a estas pequeñas naves autónomas.

El objetivo del Proyecto ABOVE es la implementación de la robótica aérea para monitorizar las emisiones de CO2 y, de este modo, contar con más datos para conocer mejor la actividad volcánica, analizar las emisiones de los volcanes más impenetrables del planeta y, en la medida de lo posible, tratar de predecir posibles erupciones volcánicas con la mayor precisión. Además, al emplear drones no tripulados la seguridad de los investigadores tampoco se pone en peligro.
 

Análisis de datos
 

Big data, machine learning y la inteligencia artificial también son utilizadas para analizar mundo de los volcanes, pues estas tecnologías ayudan con el análisis, recolección de datos e interpretación de las señales sísmicas emitidas por las actividades volcánicas.

 

 

 

  

 

 

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