CHARLAS CON UN MAESTRO SAMMASATI
Por: Gongpa Rabsel
Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica
"La muerte
como maestra: Aprende a vivir con plenitud”
La siguiente frase
es una reflexión sobre la condición humana y la inevitabilidad de la
muerte.
"El ser humano,
nacer no pide, vivir no sabe, morir no quiere"
Escritor y
poeta español Francisco de Quevedo (1580-1645).
A continuación, te
comparto la introducción de mi libro “La muerte como maestra:
Aprende a vivir en plenitud”:
Bienvenidos a este libro sobre Maranasati, una técnica de meditación
de atención plena en la muerte y la impermanencia. En la práctica
budista, la meditación juega un papel fundamental como una
herramienta para cultivar la mente y alcanzar la iluminación. La
meditación de atención plena, en particular, ha sido una práctica
importante dentro de la tradición budista para cultivar la
conciencia y la comprensión de la realidad tal como es.
La técnica Maranasati, también conocida como "la atención plena de
la muerte", es una de las técnicas de meditación más importantes
dentro de la escuela de budismo sammasati. A través de la práctica
de Maranasati, se aprende a desarrollar una comprensión profunda de
la naturaleza impermanente de la vida y la muerte, lo que puede
conducir a una mayor sabiduría y una vida más significativa.
En este libro, exploraremos en detalle la técnica de Maranasati, su
origen y su práctica en la tradición budista sammasati. También
hablaremos sobre los beneficios de la meditación de atención plena
en la muerte y la impermanencia, y cómo puede ayudarnos a vivir de
una manera más consciente y satisfactoria.
El miedo a la muerte es uno de los miedos más profundos y
universales de la humanidad. Desde tiempos antiguos, las personas
han tratado de comprender la muerte y encontrar una manera de
superar el temor que les produce.
A través de la historia, muchas culturas y tradiciones han abordado
el tema de la muerte, y han desarrollado rituales, ceremonias y
prácticas espirituales para ayudar a las personas a enfrentar el
miedo a la muerte. En la actualidad, la ciencia y la psicología
también han investigado el miedo a la muerte, y han descubierto que
puede tener un impacto significativo en nuestras vidas.
Superar el miedo a la muerte puede traer muchos beneficios. En
primer lugar, puede ayudarnos a vivir una vida más plena y
satisfactoria, ya que el temor a la muerte puede impedirnos tomar
riesgos y perseguir nuestros sueños. También puede ayudarnos a
encontrar un mayor sentido de paz y serenidad en nuestra vida
cotidiana, ya que el miedo a la muerte puede generar ansiedad y
estrés.
Además, la superación del miedo a la muerte puede conducir a una
mayor apreciación de la vida y de las personas que nos rodean. Al
comprender que la vida es finita y que nuestra existencia es
temporal, podemos valorar más el tiempo que pasamos con nuestros
seres queridos y
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cultivar relaciones más profundas
y significativas.
En la práctica Sammasati, la
meditación de atención plena en la muerte y la impermanencia, como
Maranasati, puede ser una herramienta poderosa para superar el miedo
a la muerte. Al cultivar una comprensión profunda de la
naturaleza transitoria de la vida, podemos aprender a
aceptar la realidad de la muerte y encontrar una mayor paz y
serenidad en nuestras vidas.
En resumen, el
miedo a la muerte es uno de los miedos más profundos de la
humanidad, pero puede ser superado con la práctica y la comprensión
adecuadas. La superación de este miedo puede llevar a una vida más
plena, una mayor apreciación de la vida y las relaciones, y una
mayor paz y serenidad
en nuestra vida cotidiana.
Esperamos que este
libro sea una guía útil para aquellos interesados en la práctica de
Maranasati y la meditación de atención plena en la muerte y la
impermanencia. Al desarrollar esta práctica, esperamos que los
lectores puedan encontrar un mayor sentido de propósito y
significado en sus vidas, y puedan cultivar una mayor sabiduría y
comprensión de la naturaleza de la existencia humana.
Los desafíos turísticos en Colombia
Por: Ramón Elías Franco
Nadie duda que Colombia es una potencia turística. Tampoco que en la
última década el país ha avanzado de forma sustancial en cuanto al
fortalecimiento y diversificación de este rubro, al punto que año
tras año ha ganado más espacio entre las actividades que más generan
dinamismo en la economía nacional, regional y local, al tiempo que
la generación de divisas tiene una tendencia positiva, que no se
interrumpió incluso en medio de la crisis pandémica.
Las estadísticas de las autoridades migratorias sobre el número de
viajeros internacionales que arriban a nuestro territorio lo
confirman como uno de los principales y más atractivos destinos en
esta década. Igual puede decirse de las rutas de cruceros de lujo en
el Caribe que han puesto a Cartagena como una parada infaltable.
Es claro, de otra parte, que los beneficios y exenciones tributarias
han jugado un papel preponderante en el desarrollo y crecimiento de
la infraestructura hotelera del país, sobre todo en lo relativo al
fortalecimiento de nuevos destinos. No menos importante resulta el
hecho de que la industria turística ha registrado en las últimas dos
décadas un nivel de maduración y profesionalización en toda la
cadena, lo que, sin duda, ha permitido que el nivel y la calidad de
la atención al viajero mejorara de forma sostenida.
Asimismo, un valor agregado que se ha venido consolidando año tras
año tiene que ver con la forma en que muchos municipios implementan
estrategias para potencializar sus atractivos, promocionarlos y
estructurar alrededor de los mismos esquemas que permitan
convertirlos en fuentes permanentes de ingresos y empleo para sus
habitantes. Por último, pero no menos clave, debe señalarse lo
trascendental que resulta la diversificación de la oferta turística,
que no solo se ha descentralizado gradualmente, sino que permite
captar distintos tipos de viajeros con gustos muy puntuales, como el
turismo verde, el contemplativo, el de aventura, el de avistamiento
de especies, el aficionado a las grandes travesías…
Sin embargo, así como hay un fortalecimiento del turismo en muchos
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aspectos, al punto
que los últimos tres gobiernos han coincidido en catalogarla
como el “nuevo petróleo”, también es claro que hay una serie de
problemáticas de vieja y nueva data siguen haciendo las veces de
‘freno de mano’ para el desarrollo de todo su potencial.
Por ejemplo, la crisis de las últimas semanas en donde dos
aerolíneas de bajo costo salieron de operación, dejando a decenas de miles de
pasajeros en tierra, evidencia que urge una reforma de fondo a este sector, no
solo en materia de regulación y alertas tempranas, sino de la estructura misma
del negocio aeronáutico. El debate en torno a si es posible disminuir impuestos
como el IVA a los tiquetes sigue abierto y sin ningún tipo de resolución.
Una realidad a la que no escapamos
Por: Rubén Darío Varela Hurtado
Todos los días vestido con su misma bufanda de color negra, camisa
gris y sudadera blanca se le ve vestido a don Luis, siempre humilde
y una mirada triste y acongojada, resignado en su silla de ruedas y
a la espera que su hijo de unos 20 años de edad lo conduzca justo a
una entrada lateral de la Catedral de Pereira en donde se hacen tipo
9 de la mañana para pedir limosna.
Alguna vez me atreví a preguntarle al muchacho de su situación y me
decía que no tenía trabajo y que, aunque lo tuviese no tenía quien
cuidara a su padre, por tal motivo prefiere pedir limosna para así
pagar los 10 mil pesos para pagar el cuarto en la galería.
En mi país del tinto y especialmente, hablando de mi casa, Pereira
que ando de arriba para abajo al derecho y al revés he conocido
historias tan desgarradoras de ancianos que viven en la desgracia,
el desamparo y el abandono como doña Lucía, una señora de la que me
contaron se levantaba a las 4:30 en el barrio Turín a barrer las
calles.
Hace unos años cuando me contaron su historia y tenía la goma de
iniciar un proyecto de vida en el periodismo fui a visitarla, me
impresioné cuando ingresé a su cuarto y la observé que se estaba
tomando una ‘changua de huevo’ y dos ratas estaban a u costado del
plato del colchón le salía tierra y según una vecina su hija, además
de pegarle, la encerraba y no le hacía aseo a su habitación hace
algunos meses.
También conocí la historia de don Arturo, un humilde campesino cuyos
hijos ingratos lo abandonaron a su suerte y hoy en día solo subsiste
con los $80.000 pesos que les da el Gobierno Nacional. A veces
cuando este subsidio miserable se demora unos días en hacerse
efectivo es común observar a don Arturo deambular por el parque
Gaitán, se le observa triste y sentado generalmente en las noches en
las afueras del Hospital San Jorge a la espera de alguien que
necesite traer tinto del quiosco de al frente para tener la
esperanza de reunir, aunque sea para una libra de lentejas.
En mi país del tinto es común y perdón la redundancia, sentarse a
tomar tinto en un parque y observar escenas de personas de la
tercera edad que a decir verdad uno no cree que puedan ocurrir y que
en realidad le desgarran el alma hasta las personas más insensibles,
pero como vivimos en mi país del tinto, este tipo de situaciones es
tan común como la arepa al desayuno o el aguardiente de los fines de
semana. Estoy seguro que seguiré caminando, tomando tinto y
encontrando más este tipo de historias que solo ocurren en mi
Colombia, en mi país del tinto como lo llamo yo.
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