Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

Pereira, Colombia - Edición: 13.064-664

Fecha: Sábado 08-04-2023

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

Sentido de la Semana Santa en Colombia


La semana mayor de la Iglesia Católica tiene una especial significación para los países en los cuales sus pueblos sufren el flagelo de la violencia y la barbarie, sea por cuenta de guerras trasnacionales o por las atrocidades protagonizadas por grupos armados minoritarios, bajo pretextos políticos o económicos. La doctrina cristiana, precisamente, por su ejemplo de  sacrificarlo todo por su causa y en pro del credo que busca redimir a la humanidad, invita a las personas de las más distintas razas y condición social a dirimir los conflictos mediante la inteligencia y el entendimiento.

Durante esta conmemoración religiosa en muchas naciones los feligreses hacen una pausa en su cotidianidad para elevar sus plegarias invocando a Dios que facilite la templanza y el buen discurrir no solo en la sociedad y la familia, sino también entre los países.

La Semana Santa también es la oportunidad de dimensionar la significancia de los padecimientos que terminaron con la vida terrenal de Jesús. Un tiempo para valorar su
sacrificio, el mismo que acepta para conmover a la humanidad con su ejemplo. La Biblia enseña que el hijo de Dios acata ese terrible destino de la cruz con ejemplar sentido de expiación de los pecados de la humanidad e incluso ofreciendo el perdón a los verdugos.

Aunque a una señal suya sus seguidores se habrían levantado, más lo que buscaba Jesucristo en esos tiempos donde imperaba la fuerza de la espada, era mostrar que existe el perdón de los pecados, la redención del ser humano mediante sus obras y la buena fe. Todo ello es lo que testimonian sus enseñanzas y los evangelios. Lo anterior explica porque esta época de reflexión recalca que aquellos que sigan sus preceptos de buena conducta, amor al prójimo, respeto a los valores y mandamientos del cristianismo, serán bienaventurados y redimidos tras
su muerte.

Así las cosas, la pasión y muerte de Jesucristo encierra los más grandes símbolos de la religión católica con la finalidad doctrinal de salvar a los que son esclavos del pecado. Se predica, entonces, con el ejemplo de la virtud y templanza espiritual, incluso frente a la mayor injusticia y el tratamiento despiadado. Jesucristo muestra en el momento de su crucifixión un sentido inigualable de entereza y sacrificio que sigue conmoviendo a millones y millones en todo el planeta. Esto porque los esclavos no eran solamente los que estaban sometidos a las legiones por la fuerza, sino todos aquellos que se dejaban llevar por sus pasiones y bajos sentimientos para hacer el mal y practicar la insolidaridad social.

Precisamente por ello la doctrina cristiana del perdón se fundamenta en el ejemplo de Cristo, que nació, vivió y murió testimoniando esa premisa. Un repensar vital que determine y produzca una transformación espiritual sin antecedentes en ninguna parte del globo, al punto que, muchos siglos después, sigue creciendo en todas partes el influjo del catolicismo como guía de los pueblos y esperanza de los desvalidos.

En países como Colombia, donde la barbarie y la violencia han aterrorizado por décadas a la población, sobre todo en las zonas de la periferia, la palabra de Cristo sobre reconciliarse con el prójimo y dejar las armas y la violencia cobra mayor relevancia y razón de ser. Entre esas comunidades afligidas y expuestas por largo tiempo al furor de desalmados criminales, la paz sería una bendición. Generaciones enteras de colombianos han sido víctimas de la violencia, por lo que dejarla atrás cambiaría nuestra sociedad, le facilitaría unirse y empinarse para destacarse en el mundo por sus muchas virtudes, trabajo, creatividad y hermandad social.

 

   

 

La experiencia de años vividos es base para alcanzar la plenitud

 

 

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

La vida es un estado de conciencia en desarrollo. Lo demás es circunstancial. Es como si todo sucediera en un destiempo donde nosotros estamos ahí haciendo presencia en lo inesperado. Por eso cada día es diferente y estamos a merced de quienes dirigen el concierto social.

Unos envejecen, otro añejan, el resto simplemente está como parte de bosque que da pulmón al aire para que la vida continúe.

Sociedades malformadas usan al bosque para que el Estado funcione y los viejos y añejos simplemente miran pasar los días con la esperanza que ese bosque se encienda para que nazca una nueva vegetación. Eso jamás pasa, lo que sí sucede es que un pirómano aparece en los extremos del bosque y hace que todo cambie de la noche a la mañana. Y todos creen que sobre esas cenizas nacerán nuevas generaciones que harán el verdadero cambio. Esas cenizas no son volcánicas que sí traen los nutrientes para una nueva vida.

Las nuevas generaciones no tienen los nutrientes volcánicos que los hagan actuar como si el conocimiento lo hubieran obtenido de ese pasado de donde ellos vienen. Actúan aferrados a las mismas leyes que han hecho tanto daño por décadas y no entienden que se pueden cambiar por algo mejor si presionan a los políticos para que actúen en interés de los electores quienes fueron los que los eligieron.

 

Los de antaño eran iletrados y no pudieron hacer nada, eran los líderes quienes comandaban esas huestes de criminales que arrasaron con todo y que aún siguen libres sin ser juzgados por sus crímenes. Ellos seguirán en la memoria de los millones de dolientes que jamás perdonan aunque se firme cualquier acuerdo de paz.

La experiencia está ahí de esos años vividos que no va a permitir que se repita otra vez ese pasado. Sin ella estaríamos en peligro de vivir lo que no se ha vivido. Por eso la experiencia de los años es importante tenerla en cuenta y no rechazar aquellos mayores porque se cree que no se va a desempeñar bien.

 

En Colombia se ha preferido a los jóvenes para laborar porque no tienen experiencia, pero se les rechaza por lo mismo. Al final se eligen porque es más fácil manipularlos en el pago y en las labores que van a desempeñar.

Los viejos dejan que todo suceda porque hay temores de todas las condiciones y es mejor dejar que pasen los de la primera línea arrasando con todo a que ellos terminen mal trechos y mal heridos en un arranque patriótico.

La plenitud de la vida no se alcanza desde el rincón de la alcoba, solo se llega a ella negándole a los políticos los derechos que ellos exigen cuando son elegidos. Ellos son nuestros empleados, y como tal hay que obligarlos a que cumplan con sus

 

 

 

obligaciones, que es, hacer que la nación funcione para el bien de todos.

 

Glocal

 

 

Por: Edgar Cabeza

 

El mundo global existe en el mundo local. Saber caracterizar el mundo local significa presentar y representar apropiadamente el mundo global. La globalización como producto humano del libre mercado está sometido al poder real, virtual e imaginario de oferta y demanda, propio del sistema capitalista. La ciudad, producto del ensayo y error de la creación colectiva, de la llamada sociedad del conocimiento, clasifica a las ciudades entre ciudades globales y ciudades mundiales.

Las ciudades globales Beta, de alta eficiencia y tecnología, son aquellas que tienen un conjunto de computadores capaz de atender las peticiones de un cliente y devolverle una respuesta en concordancia mediante la tecnología digital como el resultado entre ciencia e ingeniería aplicando métodos para desarrollar sistemas que se ven expresados en imágenes, números y datos que permiten automatizar procesos de cómputo potentes y programar la prestación de servicios, relacionados con las actividades domesticas, industriales, financieras, comerciales y sociales como la salud, la educación, las fuerzas militares, la policía y los sistemas de vigilancia y control de la circulación del tránsito de vehículos terrestres, marino-fluviales y aéreos que transportan personas, animales y cosas. Las ciudades que prestan estos servicios son: Nueva York, Londres, Paris, Tokio, Beijing, Nueva Delhi.

Hay otras ciudades llamadas ciudades mundiales, ciudades analógicas relacionadas manualmente con objetos a las que se les presta el servicio digital mediante artefactos digitales con funciones automáticas y programadas que imitan el funcionamiento de la mente humana, básicamente el teléfono celular. Según Gartner Inc., en el año 2020, el total aproximado de dispositivos tecnológicos interconectados entre sí mediante el “IoT”, acrónimo de “Internet of Things”, “Internet de las Cosas” era 20.4 mil millones en todo el planeta.

Bogotá es una ciudad mundial metropolitana, es un centro político administrativo que gobierna centralistamente la periferia del territorio nacional con sus bienes públicos y privados insertada en la globalización del mercado como una ciudad que maneja un Estado ajeno, marginal y subordinado, ajeno y marginal a las comunidades locales y subordinado a las ciudades globales.

El modelo de desarrollo de la república democrática colombiana es extractivista de recursos naturales del agua, suelo y subsuelo desde que la hacienda pública decidió en cabezas de Tomás Cipriano de Mosquera y Florentino González, entre 1846 y 1848, que lo que más le convenía al tesoro público de la nación era ser exportador de materias primas con destino a los países ricos e inteligentes en razón a que la ciudadanía colombiana era pobre e ignorante, en tanto que Norteamérica y Europa contaban con inversionistas ricos e inteligentes que requerían de materias primas para su crecimiento económico y que se podía vivir de la renta de explotar y exportar suelo, subsuelo y agua de manera gratuita y poner al pueblo a vivir bien a costa de los recursos naturales.

La inserción local al mundo global es resistente y reexistente. El territorio local representa la biodiversidad del mundo global ya que ella contiene espacios naturales y ambientes distintos en los que existen formas únicas de ser pertinentes, con identidad de especificidades en los que la biodiversidad triunfa sobre el reino de la homogeneidad y la globalidad es reconocida por la localidad en cuanto que la globalidad reconoce la localidad es un asunto de educación, en la ecología de los saberes. El economista Jorge Pulecio revela un contenido sustantivo al respecto de cómo el territorio de Colombia es “la joya de la corona extractivista, corrupta y criminal, refugio de los vende-patria del mundo”.

 

 

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