EDITORIAL
Es momento de
pluralizar a Colombia
¡Bogotá no es Colombia! Bogotá, ni ninguna de las otras capitales
son en sí más importantes que los municipios, ciudades o veredas.
Desde el Periódico El Imparcial hemos podido evidenciar la absurda
desarticulación entre los departamentos y municipios, llevando
incluso a nuestra nacionalidad a padecer una extraña metamorfosis,
una en donde se es imposible reconocerse como un colombiano, en la
medida que desconocemos toda la mayoría de sucesos que se dan fuera
de nuestra ciudad de residencia, llevándonos a identificar como un
bogotano, antioqueño, barranquillero etc… Siempre sólo una identidad,
nunca varias, siempre desconociendo, sólo suponiendo el resto. Es
por esta razón que, como periódico, El Imparcial ha decidido
funcionar como un puente que informe, identifique, expanda y
manifieste la pluralidad que tiene nuestro país tanto en política,
cultura, tecnología, las muchas problemáticas y sucesos que puede
llegar a tener nuestro país.
Sin embargo, intentar exponer la pluralidad de nuestro país desde la
perspectiva de un capitalino, nos resulta totalmente hilarante, se
nos es imposible lograr llegar hasta cada región por nosotros mismos,
es por esto que el Periódico El Imparcial decide abrir sus puertas
hacia todos los reporteros, columnistas, etc… que busquen mostrar
sus perspectivas o los sucesos de sus ciudades donde residen. De
esta manera, nuestro periódico se convertirá en el periódico de las
regiones que busque mostrar las múltiples perspectivas, acciones,
obras y noticias que suceden a diario en nuestro país. De esta
manera, El Imparcial, podrá mostrar la forma más clara del
periodismo: mantener informados a sus lectores, en nuestro caso,
informar sobre Colombia haciendo hincapié en cada una de sus
regiones, para así reconocernos, no por regiones, sino como
colombianos.
Para aquellos que encuentren en esta editorial un motivador para
mostrar su quehacer periodístico pueden informarse con mayor
claridad escribiendo al correo electrónico: noticiaselimparcial@gmail.com
o WhatsApp de nuestro editor
301 2564191
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El
desempleo una enfermedad con poca asistencia médica
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
La era industrial
comienza en Inglaterra en 1853 con la primera máquina tejedora. Por
primera vez se emplearon obreros para desarrollar trabajos de
producción masiva. Esta experiencia cambió la forma de ver el mundo
y la economía.
Antes la gente trabajaba por lo básico, techo, comida y vestimenta,
si llegaba algo más era un bendición. Hablando sobre este tema
haríamos tomos sobre este asunto. Marx habló sobre esto y enredó al
mundo con sus teorías y todavía seguimos enfrentados a sus
planteamientos. Lo que sí sabemos es que hemos evolucionado y
estamos un poco más conscientes sobre nuestras obligaciones y
deberes frente a quienes tienen el poder de manipularlo todo.
Un país no evoluciona así no más, todo es circunstancial con un
grado de orientación y ambición de quienes se integran a esa
sociedad. Hoy por hoy juegan muchos elementos y sobre todo el
conocimiento tecnológico y que se puedan reunir ciertos grupos de
personas con diferentes intereses pero con una misma dirección.
A los colombianos no los han educado, ellos se han educado a través
de una lucha constante contra una minoría que se ha creído dueña de
todo. Y hoy en día se ha demostrado que así no funcionan las cosas.
Puedo presentar una cantidad de ejemplos que podrían generar
admiración y otro terror. Pero sin esos personajes Colombia no sería
lo que es hoy en día.
Uno de los grandes problemas que tiene el país es el desempleo, el
rebusque, el sobrevivir el día a día y sin un futuro porque el
establecimiento no está interesado en sus gentes. Es más importante
la corrupción y lo torcido porque piensan que así van a resolver sus
problemas personales. Esto lo que genera es una apatía y una pérdida
de valores sobre lo que realmente se puede alcanzar.
El campo está abandonado porque no hay con quien trabajar, hay una
oferta pero no se puede llenar porque el estado constriñe al
finquero y no le da seguridades para que pueda alcanzar metas
económicas y que la mano de obra sea atractiva para lo que viven las
ciudades.
Si quienes están en la administración pública no revisa y mejoran
las condiciones para que la gente regrese al campo, el problema
existente no va a dar tregua y las ciudades se van a volver pocilgas
donde vivir va a ser toda una odisea.
La comida cada día escasea porque producirla es más costoso que
traerla de países donde el estado se interesa en proteger a sus
gentes y al vender sus productos a quienes no los producen es más
rentable. Las tierras colombianas son aptas para un sinnúmero de
productos que en otros territorios no sería posible producirlos.
Pero aquí está todo frenado porque quienes están encargados en
organizar la producción en todos los
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campos están más interesados en enriquecerse a
sabiendas que esa riqueza jamás va a llenar el espacio donde lo van
a enterrar.
Crónica #651
LA OLLA ARROCERA
Gustavo Alvarez Gardeazábal
AUDIO:
Https://www.spreaker.com/episode/53982984
Por estos días de crisis hogareña, cuando el gas no llega a los
hogares donde habitan más de 10 millones de colombianos, nadie ha
querido maldecir a Irene, la ministra que nos quiere dejar sin gas
para siempre.
Las preces han sido para bendecir la olla arrocera que sigue siendo
eléctrica. Esta olla salvadora es relativamente muy nueva en las
cocinas colombianas. Sudar arroz nos lo enseñaban a todos desde
chicos y no alcanzamos a creer que una olla conectada a la
electricidad pudiera reemplazar la antigua receta de sudar dos tazas
de agua por una de arroz, una cebolla larga y un diente de ajo.
No se en cuantas familias se pudo entonces, y hoy, tener una olla
arrocera para no complicarse más la vida, ni en cuantos la
tradicional receta se sigue haciendo todavía. Pero ante la falta de
gas para cocinar,su presencia se ha vuelto milagrosa porque en la
olla arrocera , a más del arroz tan fundamental en la dieta de
millones de colombianos, se pueden cocinar las papas y las verduras
y hacer más de una sopa para palear la emergencia.
Por supuesto hay que admitirlo como probable, más de un
tradicionalista retrechero, negado a aceptar el modernismo de la
olla arrocera, debe conservar todavía la vieja estufa eléctrica o,
en el peor de los casos alguna de esas portátiles de una o dos
boquillas que millones de familias mandaron a la basura porque se
dejaron convencer de la economía del gas natural y del alto costo de
prender una estufa eléctrica.
Obviamente, quienes no tienen esas reliquias en su inventario y han
pretendido acudir estos días a los almacenes de electrodomésticos a
averiguarlas para comprarlas y así dizque superar la crisis que
vivimos, no las podrán encontrar.
Pero todos, con desparpajo o sin él ya sabemos que hasta para
ministras como Irene, que ha prohibido la exploración y explotación
de gas, siempre habrá una olla arrocera para salir del atajo por
bruta e inesperada que resulte siendo la imbecilidad decretada por
el gobernante o el daño causado por el volcán Cerro Bravo.
El Porce, mayo 25 del 2023 |