Pereira, Colombia - Edición:13.101-681

Fecha: Martes-04-07-2023

 

COLUMNISTAS

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CHARLAS CON UN MAESTRO SAMMASATI

 

Por: Gongpa Rabsel Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica

 

EL GOZO DE LA CONSCIENCIA

 

En el artículo de hoy, vamos a profundizar en el Upadesha 22 del Dhammapada Versión Sammasati, titulado "El Gozo de la Consciencia"

"Aquellos que tienen una mente clara y han alcanzado la verdad, aquellos que son sabios y están siempre alertas, experimentan la alegría de la consciencia; y la felicidad del camino de los grandes".

El Upadesha 22 del Dhammapada versión Sammasati nos habla del gozo de la consciencia que experimentan aquellos que tienen una mente clara y han alcanzado la verdad. Según Buda, los sabios que están siempre alertas, experimentan la alegría de la consciencia; y la felicidad de seguir el camino hacia la verdad.

Con esta enseñanza, Buda nos quería enseñar la importancia de mantener nuestra mente clara y alerta para experimentar la alegría y la felicidad de la consciencia. Para Buda, esta enseñanza era importante porque sabía que al mantener nuestra mente en un estado de alerta y claridad, podíamos experimentar una vida llena de felicidad y realización.

Poner esta enseñanza en práctica en nuestra vida diaria nos beneficia conectando con el momento presente, permitiéndonos experimentar la alegría y la felicidad que vienen con la consciencia y la claridad mental. Además, mantener nuestra mente clara y alerta nos ayuda a ser más conscientes de nuestras acciones y pensamientos, permitiéndonos tomar decisiones más conscientes y corregir cualquier error en el camino hacia la verdad.

Podemos poner esta enseñanza en práctica en nuestra vida diaria manteniendo nuestra mente concentrada en el presente, realizando actividades diarias con atención plena y meditación, además de encontrar la verdad y la compasión en cada situación.

Algunas preguntas de reflexión para profundizar en este Upadesha podrían ser:

¿Cómo puedo lograr mantener mi mente clara y alerta en cada momento de mi día?
¿Cuáles son las situaciones en las que pierdo la consciencia y cómo puedo estar más presente en esas situaciones?
¿Cómo puedo experimentar la alegría de la consciencia en mi vida diaria?
¿Cómo puedo identificar a los sabios que me rodean y aprender de ellos para mantenerme en el camino hacia la verdad?
¿Qué obstáculos me impiden mantener la claridad mental y cómo puedo superarlos?
¿Cómo puedo ser más consciente de mis propias acciones y pensamientos para mantener mi mente en un estado de alerta?
¿Cómo puedo encontrar la verdad y la compasión?
Para mantener nuestra mente clara y alerta durante todo el día, es importante establecer una práctica regular de meditación y atención plena. Es necesario identificar las situaciones en las que perdemos la consciencia y estar más presente en ellas, enfocándonos en las sensaciones físicas y emocionales que experimentamos en ese momento y cómo nos relacionamos con ellas.

La alegría de la consciencia se puede experimentar al encontrar la belleza en la simplicidad de las actividades diarias, como caminar, cocinar o pasar tiempo con seres queridos.

Para identificar a los sabios que nos rodean, debemos estar abiertos a escuchar y aprender de la sabiduría de aquellos que nos rodean y permanecer en contacto con la comunidad budista.

 

Los obstáculos que impiden mantener la claridad mental pueden ser la negatividad, la falta de sueño, la mala alimentación y el consumo excesivo de noticias. Podemos superarlos a través de la meditación, la atención plena y el establecimiento de una rutina saludable.
 

Para ser más conscientes de nuestras acciones y pensamientos, debemos

 

 

 

aprender a observarlos sin juzgarlos, empleando la atención plena en cada momento. Para encontrar la verdad y la compasión en cada situación de nuestra vida diaria, debemos centrarnos en el camino de los budistas que nos enseña a vivir con atención plena, con empatía y compasión hacia nosotros mismos y hacia los demás.

En resumen, mantener nuestra mente clara y alerta durante todo el día es posible a través de la práctica de la meditación y la atención plena, aprendiendo de los sabios que nos rodean, superando los obstáculos que impiden la claridad mental y siendo más conscientes de nuestras acciones y pensamientos.

Encontrar la verdad y la compasión en cada situación de nuestra vida diaria requiere una actitud de apertura, empatía y compasión hacia nosotros mismos y hacia los demás.

Con esto, concluye nuestro artículo sobre el Upadesha 22. Espero que haya sido útil y que te haya ayudado a profundizar en tu comprensión del camino hacia la felicidad y la liberarción del sufrimiento. Tashi Delek

 

De la guerra y la paz

 

Por: Edgar Cabezas

 

La política exterior de Colombia se basa en el principio fundamental de no intervenir en los asuntos de la guerra pertenecientes a conflictos internacionales entre una o más naciones y a los conflictos bélicos entre nacionales.

La visión que anima las relaciones diplomáticas de la cancillería colombiana de todos los tiempos, antes y después de la Organización de las Naciones Unidas, es la del respeto por la soberanía de todos los pueblos y el derecho a la no intervención en la realidad domestica de los asuntos públicos y privados de los otros países. La neutralidad consistente en abstenerse de tomar partido a favor de los intereses militaristas que por la fuerza de las armas y su voluntad autoritaria pretenden imponer por la violencia su razón de convivencia.

El actual gobierno ha actuado de manera coherente con el principio de la no intervención en los asuntos ajenos de la guerra y de la paz y de los costos con los cuales la humanidad tiene que financiar los tiempos de la paz correspondientes a su propuesta de paz total. Lo hace bajo la consigna de paz al interior y paz en las fronteras, para que agentes extranjeros se abstengan de tomar partido a favor o en contra de los actores de la guerra, que enlutan el suelo de la tierra perteneciente a la diversidad étnica de su población.

La propuesta más importante del programa del gobierno del cambio por la que votó la ciudadanía colombiana es la idea de la paz total. Una paz que demanda de la conciencia individual un sentir pensar de reconciliación con el enemigo, la transición en la eliminación gradual con la que gobierno tras gobierno se va dando continuidad en la causa de suprimir el enemigo interior. Aquí ya nadie más pretende ganar un nobel por la noble causa que los pueblos en Colombia puedan convivir sin matarse en el conflicto armado.

El desarrollo de la conciencia colectiva pacífica ha permitido establecer las líneas rojas por la que los violentos no podrán seguir pasando y ellas están relacionadas con la supresión de actos que tengan que ver con la extorsión, el secuestro, el desplazamiento, la desaparición forzosa, el reclutamiento infantil, el servicio militar obligatorio, la trata de personas y el sometimiento de las personas a partir del control militar de los territorios.

Lo razonable es que las multitudes pertenecientes a la diversidad étnica y cultural asuman el camino de la convivencia pacífica, sobre la base de que nadie será perseguido ni maltratado en su derecho a participar en la protesta ciudadana tendiente a mejorar las condiciones de vida existentes.

Es importante que la corte constitucional refrende lo legislado por el congreso, para que el gobierno tenga la facultad, mediante negociación, de conducir a los violentos por el camino de la paz. Sin embargo, lo fundamental es que las personas acepten en la mente y en el corazón que, de manera pacífica, con participación y sin corrupción, se hará la concertación entre el gobierno y

 

 

la ciudadanía para la ejecución del plan nacional de desarrollo.

 

Un gran paso de vencedores sería aquel en el que empezando por la asignación presupuestal hasta los planes, programas y proyectos, nada se pierda por robo o malversación.

 

Obras públicas inconclusas sinónimo de deficiencia en planeación y malversación de recursos

 

Por: Guillermo Navarrete Hernández

 

La planeación es fundamental para emprender cualquier accionar de carácter público o privado. Prever todos los insumos, herramientas y equipos que requiere un proyecto y prevenir los riesgos que lo puedan afectar, determinan su posibilidad de éxito o fracaso. En este marco existen diversas metodologías que, al aplicarlas en debida forma, presentan una radiografía que anticipadamente permitirán gestionar los recursos para su acometida. Naturalmente que el objetivo de cualquier proyecto es la satisfacción de una necesidad y la transformación de un entorno en términos de productividad o bienestar.

A partir de la Constitución de 1991, el Estado colombiano ha generado un desarrollo normativo y una institucionalidad en cabeza del Departamento Nacional de Planeación, además de una serie de mecanismos de control político, ciudadano y orgánico. orientados a asegurar que las obras públicas o programas financiados con recursos públicos tengan la continuidad hasta su culminación, independiente del cambio de gobierno, tan natural dentro del régimen democrático que nos rige. De este tejido hacen parte los bancos municipales, departamentales y nacional de proyectos.

Sin embargo, la historia muestra un resultado contrario al propósito institucional previamente expuesto. Los ciudadanos notamos con asombro como muchas de las obras públicas que inician su ejecución, habitualmente presentan sobre costos, prorrogas con cualquier excusa y, en reiteradas ocasiones, en infraestructuras inconclusas o convertidas en “elefantes blancos”, sin que los organismos de control adelanten investigaciones que den resultados efectivos en cuanto a que garanticen su puesta en marcha y en medidas en contra de los responsables de tales hechos. Reficar, Hidroituango, Bioenergy, el comando de policía de Bogotá, la cárcel de Yarumal, Antioquía, la represa multipropósito del Río Ranchería en la Guajira, son unos pocos de tantos ejemplos que podrían mencionarse.

Se ha llegado al colmo de que a través de la ley 2020 del 17 de julio de 2020 se creara el Registro Nacional de Obras Civiles Inconclusas de Entidades Estatales, que tiene el objetivo de identificar las obras “financiadas total o parcialmente con recursos públicos, y que requieren de un tratamiento de evaluación e inversión técnica, física o financiera, con el fin de definir su terminación, demolición o las acciones requeridas para concretar su destinación definitiva”. La Contraloría General de la República inició su implementación a partir del 17 de octubre del mismo año. Entidad que en un informe concluye que para el mencionado año, los elefantes blancos, obras inconclusas y proyectos críticos identificados ascienden a 1.400 por la no despreciable suma de 25 billones de pesos y que son 10 los departamentos más afectados con este tipo de infraestructuras: Tolima, Antioquía, Caldas, Boyacá, Bolívar, Meta, Valle del Cauca, Nariño, Cundinamarca y Arauca.

La desidia, la corrupción que obedece a intereses particulares, la falta de rigor técnico en la formulación de proyectos y, hasta el capricho de los mandatarios o actores decisionales públicos, son, a mi juicio, algunas de las causas de tales despropósitos que acarrean malversación de recursos y pobreza. Hasta cuando aprenderemos que es con conocimiento, transparencia, principios éticos y amor al servicio público, los que verdaderamente transformaran la conducción del Estado para así garantizar obras y programas generadores de bienestar.

 

  

 

 

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