La tecnología jurídica no acabará con los abogados, solo
facilitará su trabajo
Mucho se ha dicho sobre la transformación digital, la inteligencia
artificial, los robots, el internet de las cosas, la tecnología
blockchain y los contratos inteligentes. Pero, ¿qué significa todo
esto para los profesionales del derecho?
La transformación digital y la tecnología jurídica están remodelando
todas las profesiones jurídicas, desde asesorías hasta
administraciones públicas. Algunos autores llegan a sugerir que
muchos abogados quedarán obsoletos.
Es lo que predice el experto en tecnología legal Richard Susskind en
su provocadora obra The End of Lawyers (El fin de los abogados, en
inglés). En ella asegura que los abogados tradicionales serán
“reemplazados por sistemas avanzados basados en inteligencia
artificial, o por trabajadores menos costosos apoyados por
tecnología o procesos estándar, o incluso por ciudadanos legos
armados con herramientas de autoayuda en internet”.
No hace falta acudir a visiones apocalípticas, porque la
transformación digital de las profesiones jurídicas ya está teniendo
lugar. Los motores del cambio vienen de la mano de la llamada
tecnología jurídica (del inglés, Legaltech).
¿Qué es la tecnología jurídica?
El término se refiere a la adopción de tecnologías y programas
informáticos innovadores para racionalizar y mejorar los servicios
jurídicos. Las empresas Legaltech suelen ser startups fundadas con
el propósito de transformar la práctica de las profesiones
jurídicas, reticentes a los cambios.
Esta son sus modalidades principales:
Productos de asesoramiento legal automatizado
Ofrecen información jurídica, asesoramiento legal e incluso permiten
tramitar reclamaciones sencillas, ante las administraciones públicas
y los propios tribunales de justicia, todo a través de internet. Por
ejemplo, multas de tráfico y reclamaciones de baja cuantía.
|
|
Plataformas digitales de encuentro entre clientes y profesionales
Son mercados electrónicos para que los clientes encuentren
fácilmente al profesional jurídico idóneo, ya sea un abogado,
procurador, notario o perito. Incluyen sistemas de valoración de los
servicios recibidos, como hace Tripadvisor con hoteles y
restaurantes. También, existen comparadores de precios y hasta
subastas de servicios.
Automatización documental
Basta con que el usuario responda a una serie de preguntas en el
asistente (por ejemplo, el nombre y dirección del demandante y del
demandado, la fecha del accidente de tráfico y el importe
reclamado…). Tras completar un formulario en línea, se confecciona
al momento un primer borrador relativamente pulido. Otros servicios
menos sofisticados proporcionan plantillas de escritos básicos, como
contratos y peticiones de juicios monitorios.
Herramientas de revisión documental
Con tales sistemas se pueden analizar enormes volúmenes de datos y
documentos muy rápidamente, ya sea por palabras clave, términos
específicos o por su contenido. Este software lleva a cabo
actividades que los abogados realizan hoy en día. De hecho, si
existe una categoría de herramientas de tecnología jurídica que ya
reemplaza parcialmente el trabajo de los abogados, sin duda es esta.
Análisis predictivo de casos
Consiste en aplicar el big data para obtener tendencias y patrones
de conducta de los órganos administrativos, legislativos y
judiciales. Es una herramienta muy efectiva y poderosa, ya que
permite a los juristas intentar predecir decisiones futuras mediante
el estudio de las ya tomadas. Las aplicaciones más comunes son
aquellas que están especializadas en el análisis de las decisiones
judiciales ya producidas, como Jurimetría, Tirant Analytics,
LexMachina y DocketAlarm.
|
|
Estas herramientas son muy útiles, ya que son capaces de estimar la
probabilidad de éxito de un procedimiento judicial,
algo esencial a la hora de elaborar la estrategia a seguir. Además,
sirven de base a otras, como las de financiación de pleitos, que utilizan las
predicciones de las primeras para calcular el riesgo y, por tanto, la prima a
satisfacer al financiar o comprar el pleito.
También, existen aplicaciones predictivas un poco más especiales. Por ejemplo,
las que predicen la probabilidad de que se legisle o no, sobre una materia, o
incluso algunas destinadas a la persecución del crimen o a evaluar la concesión
de la libertad condicional.
Una ayuda para los profesionales
Gracias a estas herramientas, los profesionales del derecho tendrán la
oportunidad de olvidarse de las ocupaciones rutinarias y repetitivas para
centrarse en las tareas más nucleares, creativas y de alto valor de la práctica
legal. Algunos de estos cometidos pueden incluso ser completamente nuevos.
La tecnología jurídica brinda la posibilidad de trasladar el trabajo tedioso a
las máquinas. Los operadores jurídicos podrán participar cada vez más en las
partes analíticas, creativas y estratégicas de la práctica jurídica, es decir,
centrarse en el trabajo más intelectual. Y, por supuesto, los juristas deben ser
parte del diseño y entrenamiento de estas aplicaciones para garantizar su
adecuación al derecho y su operatividad real.
El impacto de la transformación digital en las profesiones jurídicas no tiene
que ser visto como una batalla entre máquinas y personas. Al contrario, la
tecnología jurídica debe considerarse como un facilitador que ayuda a los
profesionales, no como un sustituto de ellos, que asesoran a las organizaciones
y particulares.
Esto no significa, empero, que sigamos trabajando como en épocas anteriores. La
digitalización ya está metamorfoseando la composición del trabajo y el
comportamiento de las profesiones jurídicas, ha alterado las rutinas y los
procesos y requiere nuevas formas organizativas en la prestación de servicios.
En conclusión, la legaltech y los demás impulsores de la transformación digital
arrumbarán en menos de dos décadas las profesiones jurídicas en su configuración
tradicional.
|