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ESPECIAL

 

Pereira, Colombia - Edición:13.127-707

Fecha: Sábado-02-09-2023

 

De Perú a la India, la sequía y la contaminación amenazan los grandes lagos: "El agua es nuestra forma de vida" PARTE 1- 3

 

 

Suelos secos por la falta de lluvias, fondos turbios por la contaminación o especies en peligro por la sobreexplotación de los recursos. Son tan solo algunos de los desafíos que padecen los grandes lagos de todo el mundo, poniendo en riesgo no solo los ecosistemas sino también la forma de vida de las comunidades que viven de ellos.

“El 85% de los lagos y humedales del mundo no tienen un buen estado de conservación y las perspectivas a largo plazo no son buenas”.Es Alena Hayer, responsable de Lagos y Aguas de Global Nature Fund (GNF), fundación alemana coordinadora de Living Lakes, una red internacional formada por más de 130 lagos y humedales.

“Hay que proteger la calidad del agua y los ecosistemas, pero las comunidades de los alrededores también necesitan obtener beneficios. Y todo se complica más si el cambio climático entra en la ecuación”, indica Hayer, con motivo de la Semana Mundial del Agua, sobre los “conflictos de intereses” de los recursos hídricos. En este sentido, apuesta por una “aplicación efectiva” de las leyes ambientales en las que “las industrias que contaminen, paguen” y por soluciones “orientadas a la práctica” que incluyan a las comunidades y fomenten “el liderazgo climático de los jóvenes”.

 

 

Algunas de estas iniciativas ya se están poniendo en marcha en diferentes partes del

 

 

 

planeta con representantes y expertos de lagos importantes en Perú-Bolivia, Malawi, la India y España para conocer cómo les están afectando estos problemas y qué se necesita para mejorar el estado de estas masas de agua, esenciales para la vida.

 

El Titicaca, un lago histórico que pierde agua y especies

 

La primera parada de este viaje es el Titicaca, el lago de agua dulce navegable más alto de América del Sur, que sirve de frontera natural entre Perú y Bolivia. En algunas zonas, las orillas han perdido su nombre y el suelo comienza a cuartearse debido a la peor sequía de los últimos 20 años.

“Hay unos 3,1 millones de peruanos y bolivianos que dependen del lago. El agua es nuestra forma de vida”, asegura el presidente ejecutivo de la Autoridad Binacional Autónoma del Sistema Hídrico del Lago Titicaca (ALT), Juan José Ocola, que cifra el nivel actual del agua en unos 3.807 metros sobre el nivel del mar, frente a los 3.810 metros de promedio que suelen darse.

 

 

Este año las precipitaciones han bajado entre “un 15 y un 20%”, calcula Ocola, un fenómeno que ha cambiado los hábitos de las comunidades indígenas que viven de la agricultura, la ganadería (vacuna y de alpacas) y del turismo en la zona. “Si antes labraban en agosto, ahora deben hacerlo en septiembre y octubre, retrasando los ingresos”, cuenta.

La sequía también está teniendo un impacto “crucial” en el ecosistema, especialmente, en la totora, una planta acuática con la que se fabrican embarcaciones, viviendas o puentes. “Son el hábitat de mucha fauna que podría desaparecer”, señala Ocola, sobre este lago que ya ha perdido casi dos tercios de las especies únicas de peces que habitaban en él.

Aunque ya ha decretado la alerta por sequía, Ocola insta a los Gobiernos a tomar de ejemplo esta situación, cada vez más frecuente por el cambio climático, e ir más allá. “Se necesita una política preventiva ante eventos extremos: construir

 

 

 

mircropresas, fomentar el uso eficiente del agua en los municipios – como por ejemplo la ciudad vecina de Puno-e involucrar a las comunidades a través de la sensibilización”, propone. “Tenemos que dejar de vivir de espaldas a nuestros ríos y lagos”, anima Ocola desde la institución binacional, que ya está poniendo en marcha talleres y charlas para informar a la población.

 

 

Pero la sequía no es el único de los problemas, la contaminación también acecha el lago desde hace años. “Estamos convirtiéndolo en el basurero más alto y grande del mundo”, lamenta Ocola, que denuncia la “falta de tratamiento” de las aguas residuales de los municipios colindantes. En este sentido, calcula que se necesitarían 600 millones de dólares para mejorar el sistema y mantener las “condiciones saludables” de este lago. “Esperemos que pronto los gobiernos retomen la conversación política para ver cómo enfrentar la solución a estos problemas, que afectan aquí, pero también a muchas otras zonas del planeta. Aún estamos a tiempo”, señala.

 

Deepor Beel, la contaminación pone en jaque a las comunidades

 

Seguimos esta ruta de lagos con Deepor Beel, situado en la norteña región de Assam (La India) y conocido como “el lago de los elefantes” por ser hogar de estos animales. Pese a haber sido reconocido como Sitio Ramsar–humedal de importancia internacional - y Santuario de Aves, esta gran balsa de agua dulce ha visto reducida su superficie en un 35% hasta las 4.014 hectáreas actuales en los últimos años.

 

Entre las causas de este “drástico cambio” se encuentran una “rápida urbanización”, los “vertederos ilegales” que han surgido en la zona y el “aumento de aguas residuales” sin tratar de poblaciones cercanas, señala la portavoz de la Sociedad para la Naturaleza, el Medio Ambiente y la Vida Silvestre (NEWS) en la zona, Rimakshi Choudhury. “La calidad del agua es muy pobre. Se están haciendo investigaciones y ya se ha detectado una gran acumulación de metales pesados en algunas partes”, denuncia Choudhury sobre algunas partes de la zona, en la que faenan numerosos pescadores locales como medio de subsistencia.

 

 

 

  

 

 

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