¿Qué dicen el budismo y el
hinduismo sobre el karma y la reencarnación? parte 1 -3
El Buda decía que hay "ciertas cosas que son
impensables" y que, si la gente trata de pensar mucho en ellas,
"nunca las va a poder resolver".
"Una de ellas es tratar de entender la ley del kamma o karma, otra
es especular acerca del origen del universo, si fue creado o no", le
dice el monje budista Bhikkhu Nandisena al mundo.
Kamma es el término en pali, la lengua emparentada con el sánscrito
en la que se expresaba el Buda, y karma en sánscrito.
Al popularizarse el budismo, muchos estudiosos empezaron a usar el
sánscrito, aunque el Buda no lo utilizara, aclara Nandisena, quien
forma parte del Instituto de Estudios Budhistas Hispano (IEBH) de
México.
El concepto forma parte del descubrimiento de la "realidad última"
que hizo el Buda, una realidad "inefable", diferenciada de la
realidad convencional.
El del karma, como el de la reencarnación, son, pues, conceptos
complejos de abordar. A lo que se suma que en el budismo y el
hinduismo hay varias escuelas y tradiciones.
En el budismo
Siddhartha Gautama, el Buda, nació hace 2.500 años en una familia
real en lo que actualmente es Nepal.
Abandonó una vida de privilegios y lujos y se adentró en un proceso
de profunda transformación espiritual que le tomó varios años.
Se calcula que el budismo tiene hoy más de 370 millones de
seguidores en todo el mundo y existen varias escuelas, entre ellas
la Theravada, a la que pertenece Nandisena.
El monje explica que, de acuerdo con el Buda, hay tres puertas de
acción: el cuerpo, el lenguaje y la mente.
"A través del lenguaje y del cuerpo interactuamos con
los demás y podemos hacer acciones buenas o causar daño y
sufrimiento a otros seres sintientes".
La de la mente es una puerta privada, que lidera al cuerpo y al
lenguaje.
"Por eso la parte de la ética en el budismo tiene que
ver con las puertas del cuerpo y del lenguaje, que son las puertas,
diríamos, públicas", señala el monje.
"Cada vez que realizamos una acción
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a través de la puerta del cuerpo o la puerta del lenguaje o la puerta de
la mente, generamos lo que se denomina el kamma".
La potencialidad
Buda dijo que "millones de momentos de conciencia surgen y cesan" en
un parpadeo.
"Imagínese que, en una acción verbal o una acción corporal, que
puede durar un periodo de tiempo determinado, están involucrados
billones de momentos de conciencia que son los que, en nuestro
estado mental, nos impulsan a llevarla a cabo", dice el experto.
"Cada momento de esos es lo que podríamos llamar una unidad de kamma
o una unidad kámmica y técnicamente hablando eso es el kamma".
"Nosotros le llamamos voliciones y, de acuerdo con el descubrimiento
del Buda, cada uno de esos estados volitivos que acompañan a las
acciones genera una potencialidad".
Es decir, cada vez que decimos, hacemos o pensamos algo, hay una
intencionalidad y generamos una potencialidad.
Cuando ejecutamos una acción, por ejemplo, de generosidad, compasión
o que daña a otros seres, se produce una potencialidad en nuestra
continuidad.
"Esa potencialidad permanece como tal hasta que se dan las
circunstancias o condiciones para que produzca un resultado".
Es por eso que los textos hablan del kamma "asincrónico", porque el
efecto de la acción puede darse en diferido, y puede además ser
mental o material.
La reconexión
El monje señala que hay ciertas propiedades o fenómenos materiales
que son la base de las conciencias que tenemos.
"Cada uno de nosotros tiene seis tipos de conciencia diferentes: la
conciencia del ojo, la del oído, la de la nariz, la de la lengua, la
del tacto y la de la mente, y todas dependen, para poder surgir, de
propiedades materiales".
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Cuando desaparecen esas propiedades materiales, ocurre la muerte.
Pero la conciencia mental, como tiene "condiciones previas", sigue un proceso
inmediatamente después de la muerte y está vinculado con el surgimiento de la
vida.
"De acuerdo con el budismo, en el momento en que el espermatozoide y el óvulo se
unen, hay una implantación externa, aparte de la materia del padre y de la
madre, que es lo que nosotros llamamos la reconexión".
Es en ese momento cuando surge "el soporte de la conciencia", a partir de cuya
evolución se desarrollan las distintas facultades sensoriales.
"No usamos el término reencarnación porque literalmente no hay nada que pase de
un momento a otro. Hay una continuidad, pero no hay una identidad. No hay nada
de la conciencia anterior que se transmita como una esencia a la conciencia
siguiente".
Para explicarlo, me invita a hacerme una pregunta: "¿Es usted la misma de cuando
era niña?"
"Si a mí me lo preguntan, digo: no soy el mismo, pero tampoco soy otro. Si no
fuera por ese niño, no estaría ahora aquí", dice.
Aunque reconoce que algunas ramas del budismo utilizan el término reencarnación,
aclara: "Nosotros técnicamente usamos el término reconexión, que es la
traducción directa del pali. Quizás usar renacimiento es un poco más
entendible".
Las acciones como progenitoras
De acuerdo con el monje Nandisena, el Buda dijo que "los seres son propietarios
de sus acciones y que las acciones son sus progenitores", porque se requieren
tres condiciones para tener una reconexión humana:
Unión del padre y la madre
Que sea el periodo de fertilidad de la madre
La fuerza kammica del ser que va a reconectar.
La tercera es fundamental, dice. "Nosotros tenemos en nuestros
textos cosas que son increíbles, reconexiones sin la primera o la
segunda condición".
Por eso, el Buda dice que los seres tienen el kamma como sus
progenitores. Y es que "cuando hablamos de la reconexión, estamos
hablando del efecto del kamma".
En la actualidad, señala, mucha gente habla del karma para referirse
a los resultados: "Es mi karma, me pasó esto".
"Pero en realidad el karma es literalmente la acción y la relación
entre esa acción y su resultado es lo que se denomina ley del kamma
o karma".
"Podemos entender la ley del kamma desde el punto de vista de
nuestra responsabilidad en las acciones, la parte activa; o sea, que
cuando uno hace algo malo, uno es responsable de causar daño a otro
ser", reflexiona el estudioso.
"Esa parte de la ley del kamma con relación a la causa no es tan
difícil de entender, lo que es difícil de entender es la relación
entre la causa y el efecto", apunta.
"Cuando a uno le ocurre algo: ¿cómo establecer un link entre el
efecto y la causa? Eso es imposible, pero aun así, el Buda dice que
como nosotros somos propietarios de las acciones, también somos
propietarios de lo que nos pasa.
Esa es la parte más difícil de aceptar de la ley del kamma y de
acuerdo con las enseñanzas del Buda, eso es lo que se llama el Recto
entendimiento".
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