Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

  Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

Pereira, Colombia - Edición:13.134-714

Fecha: Martes-19-09-2023

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

Mientras duermes: sobre el libertinaje


Grandes fachadas, energéticas personalidades, grandes personas… En el día. Pero, en la noche, cuando decidimos abandonar, los celulares, las conversaciones, apagar nuestra televisión o simplemente nos quedamos dormidos mientras el televisor sigue encendido; La Pereira que conocemos, cambia, muta, se coloca su máscara para quedar así irreconocible.

Cuando el sueño REM llega, todo nuestro cuerpo se detiene, sólo es nuestro cerebro que produce diferentes sueños o como mínimo nuestro cuerpo comienza a recuperar la energía que necesita para el siguiente. Pero, mientras esto sucede, otros se liberan de los sueños, los límites culturales, morales, religiosos y demás cambian, ahora no es la ciudad hermosa. En las noches la ciudad se transforma en una película de terror, bastante fuerte - seguro la noche tiene una clasificación para mayores de 20- o eso nos gustaría pensar, pero en las calles de la ciudad nocturna se ven jóvenes que deambulan de un lugar a otro, sin rumbo, sin vida. Más, no es extraño ver un menor de edad a altas horas de la noche, consumiendo diferentes sustancias, de hecho, es extraño no verlos…

No obstante, fuera de preguntarnos ¿Qué hace un joven a tan altas horas de la noche en la calle? Sólo quedar impresionado por quien tiene el control de las calles, los indigentes abandonan sus lugares de trabajo y comienzan a recorrer las calles, las esquinas se transforman en burdeles vigilados por sus proxenetas. De entre tanto la noche avanza se escuchan gritos ensordecedores, que, en condiciones normales del día, alarmarían a toda la población, pero en la noche estos gritos sólo caen en el vació de la imposibilidad de sentir empatía, de hecho lo mejor es disimular y dejar pensar que nadie escuchó nada permitiendo así que la noche siga avanzando.

Mientras la noche avanza, más indigentes se ven, las calles se llenan de estos, llegando a encontrarse con el amanecer, en donde ya no se distingue entre indigentes o borrachos. Los gritos comienzan a tomar formas ya sea en susurros de los transeúntes nocturnos que cuentan las fantasiosas historias de lo que pasa en nuestra ciudad, tan increíbles que parecen historias sacadas de los cuentos de terror más agobiantes, dignos de cualquier premio de literatura, más, cuando no son los susurros los que te transportan y te hacen reflexionar en la falsedad de realidad en donde vivimos, es cuando las imágenes se hacen presentes, hombres con diferente tipos de cortes en su piel, personas desmayadas, dobladas por los efectos de una larga noche, todas siempre marcando una sola dirección: el hospital más cercano.

La noche definitivamente no le pertenece a la sociedad de la vida, le pertenece a la forma thanática más desmesurada de ser humano, una forma, que inhibe cualquier tipo de moralidad, que rompe con cualquier tipo de imagen que tengamos del mundo, la noche es el trago amargo que nos recuerda que todavía nos falta muchísimo para crecer como sociedad; una sociedad que proteja la vida.

Pero ¿Qué hacen nuestros “ líderes” para trabajar con la máscara oculta de nuestras ciudades o debemos suponer que su labor de líderes sólo corresponde a los habitantes del día y no a los de la noche? Entonces, quien o que lidera a estas personas.

 

 

 
Dirigir a Colombia no es fácil pero no imposible

Por Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com


Enderezar a un país por el camino correcto no es una labor de un cuatrienio, ni de una década, es un proceso lento que se toma toda una vida. Cada generación presenta nuevas ideas y actitudes que se enfrentan con las pasadas y la enemistad entre ambas estará presente por las ideologías y la forma de actuar de cada una.

Cuando el continente de aborígenes del sur y el norte eran mancillados por la corona española, el salvajismo y la brutalidad se entronizó bajo la bandera del cristianismo y se impuso una ley que solo los invasores reconocían, al igual que Alejando Magno, el macedónico, hizo en sus conquistas. Saquear y cambiar et destino de la humanidad.

Llegar a este nuevo continente y descubrir la abundancia de productos que salvarían a los europeos, este hecho despertó la avaricia de toda una sociedad hambrienta, que al llegar allende del océano su meta era arrasar con todo lo que nunca se había tenido.

A este continente no vinieron a establecerse, arribaron por comida, cargar sus bolsas de oro y regresar, la desgracia de muchos fue que no pudieron llenar sus alforjas y esto los obligó a quedarse. Por eso todo lo que construyeron fue de paso, y unas pocas estructuras permanentes. Esta actitud aún persiste en las generaciones presentes. Nada de lo que proyecta es permanente.

La Constitución y las leyes están hechas bajo ese sentimiento. No por profesionales en las materias, fueron individuos del común y corriente que hicieron una constitución y leyes para dirigir una nación que exige una columna vertebral sólida, y no hecha por principiantes.

Colombia no necesita una revolución o continuar en guerra pensando que el país lo van a arreglar en medio de esas confrontaciones. Nada saldrá por mucho esfuerzo que las partes hagan el esfuerzo o crean que lo están haciendo. Los intereses personales y de partido se interponen frente a los de la nación. Y la nación es el conjunto de seres humanos que la habitan con una diversidad de necesidades e ilusiones, donde el capital humano y económico cuenta para poder consolidar la dirección que se debe ir.

La constitución, y los códigos: penal, laboral y administrativos que gobiernan a Colombia están mal enfocado y la mala dirección hace que todo se convierta en un marasmo, donde al final nada se concreta y se vuelve eterno; nada se resuelve.

Las raíces profundas dejadas por los ancestros afloran la mente de una sociedad que esta confundida, sin orgullo, insegura que sigue siendo vapuleada por la marea de políticos que día a día aparecen como sacados del sombrero del mago de circo y hacen imposible administrar un pequeño país como lo es actualmente.

Ayer escuché al Presidente Gustavo Petro en el cierre de La Feria de Servicios que organizó el consulado colombiano de New York en Queens. Por primera vez lo escuché en persona y me llevé una buena impresión de lo que dijo. Pero a la vez me di cuenta que lograr lo que él propone no será fácil en un país lleno de envidias y rencores que no dejan que las cosas se hagan bien.
   

 

 

Pero a su vez vi el otro lado de la realidad cuando uno mira la envoltura del paquete y queda pensativo de que algo no está bien. Aquí no había el protocolo de un gobierno de estadistas, era gente de la calle que se presentaba, como conocemos aquí en New York las gangas de barrio.
 

Cuando el cónsul general de Colombia fue al podio a hablar, no daba la impresión de una persona que representará a los colombianos en el exterior, el conserje de cualquier edificio de la ciudad está mejor presentado y las treinta personas que acompañaban al presidente como seguridad no causaron ninguna impresión de respeto y protocolo que representan la guardia de seguridad.

Es difícil trazar una ruta de éxitos cuando lo que se tiene para trabajar no tiene el temple que una nación necesita.  
 

Crónica #729
NINGÚN OTRO COMO ÉL

 



Gustavo Alvarez Gardeazábal

Audio:

https://www.spreaker.com/episode/56840168

Aunque a las generaciones del dedo pulgar y la pantallita no les hayan valorado nunca lo que significa Botero en la pintura universal y, por ende, no les quepa la idea de que el muerto del pasado viernes ha sido, y seguramente será, el más grande de los artistas que ha tenido Colombia, en breve a ellos y a los que puedan sobrevivir en este mundo acelerado y autodestructivo no les quedará más remedio que admitirlo: ningún otro como él.

Ha sido el único de los colombianos que a lo largo de toda nuestra historia puede estar en el mismo catálogo de los grandes con Rembrandt, Da Vinci, Gauguin y esa pléyade que ha sobrepasado los límites del recuerdo.

Fue una gesta suya exhibir sus gordas gigantescas en los Campos Elíseos para asombro de los excluyentes franceses. Fue una gloria para Colombia hacer lo mismo en New York y en Dubai y emocionante verlo ir ascendiendo peldaño tras peldaño a lo largo de su vida hasta la cima.

Paisa fututo, no fue tan fácilmente admitido por sus coterráneos que hasta hace muy poco bajo la batuta de los obispos se portaban entonces como los talibanes de estos días. A muchos antioqueños avaros (como lo son casi todos por genes) les pareció una ofensa que Botero fuera tan generoso y les regalara no solo a ellos el Parque que lleva su nombre y otro a Bogotá y no se pusiera más bien a llevar la cuenta de lo que gastaba trabajando ese material y cuanto más trasteandolo por todo el mundo y no comparara con la ganancia que obtenía vendiéndolo.

Pero los apabulló con su generosidad y no cayó en zalamerías. No se dejó encasillar políticamente aunque muchos de sus cuadros fueron de agresiva denuncia.

Siempre rehuyó a García Márquez porque le era antipático, pero no habló mal de él ni de su obra. Respetó las de los demás aunque a pocos patrocinó.

Honró a la patria desde la lejanía y se entroniza como el ícono mayúsculo de nuestro desprovisto altar de los dioses del arte.

El Porce, septiembre 19 del 2023

 

 

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