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COLUMNISTA

 

Pereira, Colombia - Edición:13.135-715

Fecha: Jueves-21-09-2023

 

GONZALO ARANGO MAQUINA EN OTRAPARTE

 

Por: Jotamario Arbeláez

 

Pues bien, esa máquina de escribir azul de letras cuadradas Olivetti 44, luego de 46 años en mi poder por herencia directa a través de Angelita Hickie, llega al lugar indicado, como una reliquia a un santuario, a Otraparte, refugio fulgurante de Fernando González, el maestro que embrujó al profeta para la literatura y la escandalera, casa que ahora conducen con inusitado fervor Gustavo Restrepo y Lucía Estrada.

 

Todo lo que escribió Gonzalo con esa máquina reposa también en los archivos de Otraparte, con sus derechos, por cortesía de los hermanos del profeta que comenzó llamándose de la nueva oscuridad y terminó como el profeta de la nueva luz en las tinieblas. Con esa máquina en mi poder escribí la mayor parte de los poemas de Mi reino por este mundo, que por su santísimo intermedio porque no pudo ser de otra forma, ganó en 1980 el Premio de Poesía Oveja Negra, la editorial de García Márquez, fue publicado en forma aumentada en 2021 por la Universidad del Valle y el mismo día de su lanzamiento la Gobernación del Valle del Cauca me concedió el Premio Vida y Obra. Este libro ha sido reeditado por el Fondo de Cultura Económica, FCE, en preciosa versión que se está ofreciendo esta tarde.
Hoy que se reúnen en el jardín de la Nada, que antes llamaban Edén,

 

 

 

Gonzalo Arango y Fernando Botero, par de bachilleres de la Universidad de Antioquia y adelantados alumnos de Lovaina, ¡qué vaina!, vamos a escuchar el cuento poema Medellín a solas contigo, escrito e ilustrado por estos dos antioqueños inmortales. Michael Smith, hijo de Rosa Girasol, la compañera por tantos años del profeta, y depositario del cuadro donde se le ve de cuerpo entero un poco pasado de kilos, con las casitas de Medellín loma arriba y un ángel de la guarda que descendía a seguirle dictando sus blasfemias sacralizadas. Recuerdo un mensaje que días después le envió Botero: “Eres el modelo más endiabladamente difícil que me ha tocado pintar en la vida. La próxima vez engordá siquiera un kilito. Fernando.”

 

Michael ha desenterrado el siguiente mensaje que hoy vuelve a ver la luz pública.

Querido Fernando Botero: La fama te

 

 

 

he vuelto tan invisible que para verte tengo que apelar a la máquina de escribir y aun así no sé si te alcanzo. Me gustaría tanto darte un abrazo y tomarnos un aguardiente. Si no, un fuerte abrazo. Gonzalo.

 

Otro cuadro, esta vez representando uno de sus infernales generales, fue el obsequio del pintor desde París al poeta que se preparaba para viajar a instalarse en Londres con su nueva compañera, la cantante Angelita, seguramente la vaticinada en el cuadro de Medellín. Pero se quedó con los pasajes comprados porque una tonelada de hierro rodante le destrozó el cráneo en la carretera hacia Villa de Leyva, donde viajaba a despedirse de sus colegas los monjes del desierto Ecce Homo.

Adiós Fernando, y a Dios y a Gonzalo que te debían estar esperando, llévales el abrazo de Medellín, de Antioquia, de Colombia, del Nadaísmo y del mundo.

 

 

 

 

 

  

 

 

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