Centroderecha se
afianzará en mapa político territorial
UN AÑO atrás, la mayoría de los vaticinios, luego del mapa político
dejado por los comicios parlamentarios y presidenciales, que
derivaron en que el Pacto Histórico sacara la mayor bancada al
Senado y el país tuviera por primera vez un presidente de izquierda,
señalaban que en las elecciones regionales y locales de 2023 se iba
a profundizar esa realidad partidista e ideológica.
Sin embargo, estando ya a cinco semanas de la cita en las urnas para
escoger a 32 gobernadores, 418 diputados, 1.102 alcaldes, 12.072
concejales y 6.513 ediles, tanto las encuestas como los análisis del
escenario político coinciden en que no habrá tal repunte de la
centroizquierda y, por el contrario, lo más posible es que la
centroderecha se consolide en el poder territorial.
¿Qué pasó? Son cinco los elementos que pueden explicar este rápido
cambio de dirección en el péndulo político.
UN GOBIERNO RAJADO:
los trece meses largos del actual gobierno han sido traumáticos. Las
encuestas evidencian una caída sostenida de la imagen y
favorabilidad presidencial, las principales reformas están trabadas,
hay un pico de inseguridad y desorden público, la economía se está
descolgando, los escándalos no dan tregua y el remezón de más de la
mitad del gabinete, así como la formulación de políticas drásticas e
improvisadas en varios frentes, han generado un clima de
inestabilidad e ingobernabilidad muy marcado. Así las cosas,
presentarse en los departamentos y municipios enarbolando las
banderas del “cambio” petrista no tiene mayor rentabilidad política
y electoral ya que, de un lado, los antigobiernistas vienen en
aumento, y por otro, hay una franja creciente de ciudadanía
decepcionada de la gestión de Petro, incluso, arrepentida de haberlo
apoyado en 2022. Así las cosas, si los comicios del 29 de octubre se
ven como un referendo sobre la gestión del Ejecutivo, su baja nota
hace prever que la centroizquierda recibiría un fuerte castigo
electoral.
PACTO HISTÓRICO ATOMIZADO:
tras los comicios del año pasado, en los que la coalición base del
petrismo sacó 20 senadores y 25 representantes a la Cámara, la
apuesta era que para las elecciones territoriales se volvieran a
presentar candidatos y listas en bloque con el fin de tener mayor
chance de conquistar gobernaciones, alcaldías y cupos en asambleas,
concejos y JAL.
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Sin embargo, ni Petro ni el ministro
del Interior, como tampoco los primeros presidentes de Senado y
Cámara (ambos del Pacto) y tampoco los líderes de los partidos que
integran el bloque (Colombia Humana, Unión Patriótica-Partido
Comunista, Polo Democrático Alternativo, Movimiento Alternativo
Indígena y Social, Partido del Trabajo de Colombia, Unidad
Democrática y Todos Somos Colombia) se pusieron de acuerdo al
respecto. A ello se suma, que hay personerías nuevas, como las de
los partidos de Roy Barreras (Fuerza de la Paz), la vicepresidenta
Francia Márquez (Soy Porque Somos) o Daniel Quintero
(Independientes). Esa atomización del Pacto, las peleas y celos
internos entre sus principales líderes, la caída de Barreras de la
presidencia del Senado y la división entre petristas y antipetristas
en la Alianza Verde, terminaron por impedir que el Pacto se volviera
a unificar para los comicios regionales y locales.
CRISIS DE ALCALDES Y GOBERNADORES DE CENTROIZQUIERDA.
Si bien es cierto que en los comicios territoriales de 2019
liberales y conservadores fueron los más votados, un aspecto clave
fue el triunfo de la izquierda o sectores alternativos e
independientes en varias de las principales capitales. Como Claudia
López en Bogotá, Daniel Quintero en Medellín, Jorge Iván Ospina en
Cali, Juan Carlos Cárdenas en Bucaramanga, William Dau en Cartagena
o Carlos Caicedo en la gobernación del Magdalena. Sin embargo,
muchos de esos mandatarios locales y regionales han sufrido un grave
desgaste en estos tres años y medio de gestión. La forma en que
manejaron la crisis pandémica, sus roces con el gobierno Duque, las
posturas que asumieron en medio de la ola de protestas del segundo
trimestre de 2021, una gestión accidentada en varios flancos y la
clara alineación de varios de ellos (con sus respectivos equipos
políticos) con la campaña de Petro para 2022, llevaron a que hoy en
las encuestas sus porcentajes de favorabilidad e imagen sean muy
deficientes. Por lo mismo, su capacidad para proyectar sucesores y
endosar el capital político que los llevó al poder en octubre de
2019 es muy limitada. De hecho, los llamados “candidatos” del
alcalde o gobernador de izquierda o alternativos salientes no están
hoy punteando las encuestas o, peor aún, los aspirantes de su misma
corriente ideológica prefieren marcarles distancias para evitar
coletazos negativos en sus campañas.
ROMPIMIENTO DE LA COALICIÓN GUBERNAMENTAL:
A comienzos de este año el
entonces presidente del Senado, Roy Barreras, planteaba la necesidad
de que en la competencia por los cargos departamentales y
municipales se reeditan las alianzas que existían a nivel nacional
entre la coalición de centroizquierda (Pacto Histórico y Alianza
Verde) y los partidos de centroderecha: liberal, Conservador y la U.
La idea, sin embargo, no tenía mucho eco en el petrismo en donde se
consideraba, de un lado, que no había necesidad de aliarse con
partidos del “establecimiento político”, sobre todo tras los
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11,3 millones de votos con que se ganó la
Presidencia, y de otro, que se desdibujaba el discurso del “cambio”, ya que una
cosa era el Congreso y otra las regiones. Sin embargo, ese dilema desapareció
cuando la intransigencia del Gobierno para concertar las reformas de salud,
laboral y pensional rompió la coalición oficialista en el Parlamento en marzo.
Esto llevó a que conservadores y liberales se declararan independientes, en
tanto que los liberales no se han salido de la coalición petrista pero tienen
muchas diferencias con la Casa de Nariño. Romper la coalición bloqueó la agenda
legislativa del Ejecutivo (que estaba llamada a ser el caballito de batalla de
la centroizquierda en la campaña) y desamarró políticamente a los tres partidos
de centroderecha, cuya alianza con Petro ya les estaba pasando factura en los
territorios.
PARTIDOS ESTABLECIDOS MUY FUERTES.
Visto todo lo anterior, queda claro que las colectividades con más
arraigo político en las regiones apuntan a ser las más votadas en
estos comicios. De hecho, al tenor de lo que señalan las encuestas
para gobernaciones y alcaldías, vista la atomización del Pacto
Histórico, la mala hora de muchos mandatarios de izquierda o
alternativos salientes, así como la impopularidad creciente del
Gobierno, no es riesgoso afirmar que la centroderecha apunta a ser
la ganadora el 29 de octubre, no solo en las zonas más rurales (en
donde liberales, conservadores, la U, Cambio Radical y uribistas son
muy fuertes), sino que en ciudades como Bogotá, Medellín, Cali y
Bucaramanga la tendencia de los sondeos favorece hoy a candidatos
antipetristas. De hecho, las alianzas y coaliciones entre estos son
las que priman, y son muy pocos (la mayoría con polémica a bordo)
los casos de coaliciones entre facciones gobiernistas y
antigobiernistas.
También es claro que, de los más de 128.000 candidatos inscritos, el
liberalismo avaló a 11.632, seguido del partido Conservador con
10.342 aspirantes, la U (9.410), Cambio Radical (9.224), Alianza
Verde (8.359), ASI (6.863), Centro Democrático (6.765), MAIS
(4.864), Nuevo Liberalismo (4.531), AICO (3.508), Colombia
Renaciente (3.193), Fuerza de la Paz (3.004), Demócrata Colombiano
(2.974) y En Marcha (2.822). De ahí para abajo, en el listado de 35
colectividades con personería jurídica figuran varios partidos clave
del Gobierno como Fuerza Ciudadana (2.540), Independientes (2.498),
Polo (1.204) y Colombia Humana (1.040, colectividad originaria de
Petro)… Como se ve, mientras que los partidos de centroderecha
avalaron muchos candidatos directamente, la centroizquierda se
atomizó. Tampoco se puede perder de vista la cantidad de
candidaturas avaladas por firmas (1.440) y por coaliciones (12.773),
cuya radiografía política es difícil de establecer. Por último, es
claro que el clima de polarización propiciado por el gobierno Petro
activó a varios jefes partidistas de la centroderecha, que están en
plena campaña día tras día, mientras que no se ve a un líder
nacional de izquierda coordinando toda su campaña.
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