Estados Unidos certificó el trabajo
en derechos humanos de Colombia
La buena actuación en la defensa humanitaria le permitiría al país
recibir un 20% más de los recursos que recibe de Norteamérica para
fortalecer las fuerzas militares
Una de las prioridades del Gobierno nacional es la defensa de los
derechos humanos. Recientemente, Estados Unidos certificó el
progreso que ha logrado el país en este ámbito. Este avance podría
resultar en un incremento del 20% en los recursos provenientes de
Norteamérica destinados a fortalecer las Fuerzas Armadas.
La posible ampliación de fondos se atribuye a la Enmienda Leahy,
aprobada en 1997, que modifica la Ley de Asistencia Exterior de
1961. Dicha enmienda prohíbe a Estados Unidos ofrecer asistencia
militar o logística a unidades de fuerzas de seguridad de países
extranjeros si el Departamento de Estado cuenta con informes
creíbles que indiquen violaciones graves a los derechos humanos por
parte de esas unidades.
Este certificado podría incrementar en el presupuesto unos 7,6
millones de dólares, recursos que serían claves para fortalecer las
fuerzas de seguridad nacionales.
De acuerdo con el embajador de Colombia
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en Estados Unidos, Luis Gilberto Murillo, “la
estrecha colaboración en seguridad entre Colombia y los Estados
Unidos es esencial para abordar los desafíos que enfrentamos y
transformar el enfoque de seguridad hacia la seguridad humana
multidimensional”.
Las acciones adecuadas de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)
con respecto a los responsables de violaciones de derechos humanos,
así como la protección de las comunidades afro e indígenas, junto
con las
condenas a militares y policías implicados en
agresiones y delitos contra la población civil son elementos que
podrían llevar al Gobierno de Estados Unidos a certificar los
esfuerzos humanitarios en el territorio nacional.
Con 3.154 casos, la JEP inicia el macrocaso por violencia sexual y
de género contra las FARC y la fuerza pública
Como uno de los últimos avances en el esclarecimiento de la verdad
en el conflicto armado, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)
inició con la indagación de más de 3.000 casos de violencia sexual,
de género y reproductiva, además de crímenes por prejuicio contra
personas con orientación sexual, expresión o identidad de género
diversa, perpetrados por miembros de las extintas FARC y militantes
de la fuerza pública colombiana.
Según determinó la JEP, inicialmente se trabajarán sobre 3.154 casos
que ha establecido la corporación y que son de su completa
injerencia. De los datos preliminares, 2.051 hechos serían
atribuibles a los excombatientes de las FARC; mientras que otros
1.103 casos están vinculados a miembros de la fuerza pública del
país. Sin embargo, resaltan que el tema es de tal sensibilidad en la
población, que podrían existir subregistros no identificados que
hacen pensar a los magistrados sobre la existencia de más casos, que
no han sido
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denunciados por miedo o pena.
Reconocen también que las primeras investigaciones dan cuenta de que
hubo un total de 35.178 víctimas de crímenes sexuales perpetrados
por todos los actores armados en Colombia entre 1957 y 2016. Entre
las víctimas, las mujeres constituyen la abrumadora mayoría,
representando el 89.2% del total, incluyendo a niñas y adultas.
Además, se destaca que hubo 12.352 víctimas menores de edad, con
1.078 niños y 11.055 niñas afectados. También lograron identificar
1.857 indígenas, 5.793 afrodescendientes y 19 personas del pueblo
gitano, lo que demuestra la diversidad de las personas afectadas por
estos crímenes atroces.
“Llegó la guerrilla y me violó porque el Ejército había caminado ese
sector. Según ellos, me violaban para demostrar que eran los que
estaban mandando en la zona. Yo no tuve a quién decirle ni cómo
pedir auxilio porque mientras unos me violaban, los otros me
encañonaban y me decían que me callara o me mataban ahí mismo”, es
uno de los testimonios de las afectadas por estos crímenes.
Los crímenes sexuales no se limitaron a una región específica de
Colombia, sino que se extendieron por todo el país. Algunos de los
departamentos que concentran más casos fueron Antioquia, Magdalena,
Nariño, Bolívar y Cauca.
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