ALGUNAS VERDADES
Luis Enrique
Arango Jiménez
Se sabe que la democracia electoral consiste en lograr que los electores
respalden con su voto determinadas opciones y que las motivaciones que cada
elector tenga depende de su particular universo de intereses. Necio seria
afirmar que los seres humanos están desprovistos de intereses, como necio seria
pretender que en el campo electoral los pausan para obrar solo por el interés
general.
Hay todo tipo de intereses, desde los nobles y generales hasta personales, tanto
legítimos como de naturaleza ilegal. Desde luego también están incluidos los
solamente emocionales. Hasta los santos quieren ir al cielo como decimos
coloquialmente.
Naturalmente que detrás de todo está la degradación de la política usada como
forma de enriquecimiento y el aprovechamiento del Estado de manera anti ética.
También hay inversionistas ocultos que aprovechan la campaña con propósitos
ilegales y perversos. Todo ello alimenta los circuitos de la Corrupción: el mal
de todos los males.
Como lograr que en este universo de atracciones posibles el electorado se
incline por aquello que más le convenga al interés general, es tan relativo como
complejo. Máximo cuando el sistema electoral vigente llama a la dispersión y se
dificulta la unidad de propósito entre los afines.
Finalmente es un asunto modulado por la comunicación, que se ha transformado
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en el mundo
entero, abriendo nuevos espacios a la deformación, al engaño, a la masificación,
a la manipulación, etc.
El camino de destruir los adversarios parece haberse vuelto el más utilizado en
esta competencia. No por toda la verdad sea dicha.
Sin el mayor escrúpulo se condena a los demás por sospecha, por estar en una
foto, por pertenecer a la familia de alguien que delinque o delinquió, por haber
trabajado con alguien o con determinado gobernante, independiente de que no haya
cometido ningún acto doloso de por medio. Basta la cercanía sin atenuantes.
También en algunas oportunidades se trastoca el objetivo de las elecciones
haciéndolo parecer como el premio o la recompensa por lo que ya alguien hizo o
dejo de hacer, haciendo parecer que si no lo hizo antes tampoco lo hará ahora o
que si se equivocó en el pasado también se volverá a equivocar. El consabido
expediente de bueno o malo sin atenuantes, ni remedio.
Todos se vuelven expertos en leer el futuro y las intenciones de los candidatos
o sus capacidades, naturalmente con el inevitable sesgo. Son las lamentables
variantes de la competencia multiplicadas por los alcances tecnológicos
comunicacionales.
En medio de esta vorágine, cada cual se va acomodando de acuerdo a lo que dicte
su interés, participando en el baile de máscaras de manera consciente y
probablemente inconsciente.
No hay que buscar culpables de la encrucijada que viven las sociedades en los
procesos electorales, son las realidades de la democracia en todo el mundo. En
efecto estamos en crisis, la tecnología y las redes desquiciaron las cosas.
¿Será que tendremos que acudir a la
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inteligencia artificial IA para enfrentarlo?
Aterrador pero Irónico a la vez; la crisis que vive la humanidad con la
democracia como solución para gobernarse requiere esfuerzos para mejorarse.
Por lo pronto sí creo que la inteligencia artificial IA, debe usarse para luchar
contra la corrupción. Como van las cosas, ocultar la información cada vez es más
utópico. Ya no se trata de llevar un celular oculto para grabar una
conversación.
La transparencia de la información de lo público y el análisis de la Data
detectando la corrupción son fundamentales y pueden representar una vía para
fortalecer la democracia. ¿Llamativo que pocos invoquen la IA como antídoto
contra la corrupción, no les parece?
¿Cómo proceder en medio de la comedia artificiosa en que se han convertido las
campañas electorales? Para mí lo ideal sería juzgar a los candidatos por lo que
son, por lo que proyectan, por su historia personal objetiva, por la confianza
que infundan, haciendo esfuerzos por aislarse de la basura comunicacional. Así
de básico y simple. Todo lo demás se fabrica para impactar los resultados.
No son pocos los que simplemente hacen cuentas para apuntarse a un ganador. Luce
horrible pero así es.
Aunque ganar en una competencia es lo deseable para el común de los mortales no
puede ser a cualquier precio. También se puede ganar perdiendo. Para salir
adelante en la vida siempre hay que tomar riesgos, cualquier cosa puede suceder.
El voto es privado y se concreta en el cubículo cuando se marcan los tarjetones
antes de introducirlo en la urna. Cada cual en la intimidad tomará la decisión.
Saludos
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