DEFORESTACIÓN Y LLAMADO A PROTECCIÓN DE ECOSISTEMAS
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Georreferenciada (RAISG), en la Amazonia viven alrededor de 385 pueblos
indígenas, dotados de conocimientos ancestrales, valores culturales y
espirituales, que los ha convertido en guardianes del medio ambiente, cuyos 53
lenguajes por demás guardan conocimientos claves para la protección y
conservación de sus ecosistemas.
En occidente la racionalidad de los seres humanos también ha comenzado a
apreciar esa interdependencia con la Naturaleza, todo lo que suceda en ese
inmenso tapete verde tiene implicación real en los ríos aéreos de vapor que
transporta el agua necesaria para las abundantes lluvias que irrigan distantes
regiones de verano.
Pese a que esta información no debería pasar inadvertida en los países que
comparten este bioma, como Colombia, Brasil, Perú, Venezuela, Bolivia, Guyana,
Surinam, Ecuador, y la Guyana Francesa, entre 2000 y 2018, deforestadas 513.016
km2 un área similar al tamaño de España; y en Colombia en esa misma época,
arrasadas 31.878 km2, para actividades agropecuarias, minería, infraestructura
vial, siembra de cultivos ilícitos y acaparamiento de tierras.
Las diferentes regiones del país presentan índices de deforestación relevantes
tanto en los Resguardos Indígenas como en las áreas de Sistemas Nacionales
Protegidas (SINAP), principalmente parques naturales, se hace necesario especial
control estatal permanente en la deforestación, ante la relevante información de
resguardos indígenas que después de la firma de la paz, vienen liderando con un
56% de afectación la lista de los que más perdieron bosques en zonas protegidas
con manejo especial, llevando a entender que dichas áreas, no se encuentran
debidamente salvaguardadas por falta de control estatal.
Según la actual Ministra de Ambiente del Gobierno Petro, Susana Muhammad,
asegura que en las últimas dos décadas, se deforestaron en Colombia 3.182.876
hectáreas, de las cuales 1 858 285 (58%) correspondieron a la Amazonía del país.
La praderización orientada a la usurpación y acaparamiento de tierras, la
implementación de malas prácticas de ganadería extensiva, los cultivos de uso
ilícito, el desarrollo de infraestructura de transporte no planificado,
extracción ilícita de minerales, tala ilegal de madera y ampliación de fronteras
agrícolas en áreas no permitidas, son las causas y consecuencias resumidas de la
deforestación en el país.
Detener la deforestación y restaurar los bosques es una acción crucial para la
mitigación del cambio climático, a pesar de ser Colombia uno de los lugares más
biodiversos del mundo, por contradecir las normas ambientales, viene perdiendo
sus ecosistemas, las especies que los habitan, impactando negativamente sobre el
cambio climático y comunidades que la habitan, produciendo no solo efecto
directo en fauna y flora, sino sistemáticamente en los ecosistemas y sociedades
que dependen indirectamente de ellos.
El objetivo vital de mantener el calentamiento global no mayor a 1,5°C, no se
logrará cumplir si se continúa perdiendo la selva amazónica, por su reducción en
la capacidad de almacenar entre 367 y 733 Gigatoneladas de CO2 en su vegetación
y suelos, situación que en simultanea llevará a la liberación del carbono
almacenado durante siglos en la misma Amazonía.
Proteger el 80% del bosque tropical requerirá asegurar y ampliar un mosaico de
áreas protegidas y territorios indígenas protegidos actualmente la mitad del
bioma, en que primen responsabilidades de las comunidades con el Gobierno,
Implementación de un sistema de monitoreo de bosques, Investigación,
Inteligencia fiscal y jueces ambientales que castiguen con severidad a los
impulsores de la deforestación e implementación de una infraestructura
planificada de reforestación con inversión y asistencia técnica estatal, que
obligue a sembrar diez árboles por cada árbol talado.
TODO UN VALIOSO TERRENO EN RIESGO Y POCO TIEMPO PARA SALVARLO.
Por:
Iván Roberto Pulido
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La región
amazónica o Pulmón del Mundo, es una de las selvas mas importantes
del planeta, que se extiende por Colombia, Brasil, Perú, Guayana,
Surinam, Bolivia, Ecuador y Venezuela, el bosque tropical más
extenso del mundo en retroceso, convertida en el patio trasero al
que ningún gobierno quiere mirar con atención, por el poco peso
político que significa el adquirir compromisos ambientales entre los
países limítrofes, que no obstante de este ecosistema depender más
de 40 mil especies de plantas y cerca de 390.000 millones de árboles
que capturan entre 90 y 140.000 millones de toneladas de carbono, no
ha sido analizada con el verdadero rigor de importancia, en
considerarla como clave para la regulación climática y de la vida,
para lugares del entorno, tan distantes como el Río de La Plata en
Argentina, e incluso de zonas del sur de los Estados Unidos.
Los bosques tropicales cubren alrededor de una tercera parte de la
tierra, dan vida a nuestro mundo, proveen sus medios de
subsistencia, desempeñan un papel crucial en la lucha contra la
crisis climática, y en la protección de la biodiversidad, y
conservación de los ecosistemas.
Más de 1.600 millones de personas dependen de los bosques, y
alrededor de 70 millones de personas en el mundo incluidas las
comunidades indígenas los consideran su hogar, por proporcionar el
oxígeno, cobijo, trabajo, agua, alimento y combustibles.
Los bosques previenen la erosión, enriquecen y conservan el suelo,
producen la rica capa superficial del suelo necesaria para el
crecimiento y desarrollo de las plantas, desempeñan un importante
rol en el ciclo del agua, filtran la contaminación y sustancias
químicas mejorando su calidad, mediante liberación de vapor de agua
captan la precipitación y cumplen con el ciclo hídrico para
desplazarla por la tierra.
La salud humana está implícitamente ligada a la salud de los
bosques, se ha demostrado que pasar tiempo en los bosques tiene
efectos positivos sobre enfermedades cardiovasculares,
respiratorias, diabetes y salud mental.
Los bosques albergan más del 80% de la biodiversidad terrestre,
incluidos el 80% de los anfibios, el 75% de las aves y el 68% de los
mamíferos, la deforestación de algunos bosques tropicales podría
provocar la pérdida de hasta 100 especies al día.
Cuando nos llevamos el bosque, no sólo desaparecen los árboles, todo
el ecosistema empieza a desmoronarse, los bosques proporcionan
hábitats para plantas y animales, la pérdida de esos hábitats, es la
principal causa de pérdida de biodiversidad, las poblaciones
silvestres (mamíferos, aves, reptiles y anfibios) han disminuido una
media del 69% desde 1970, siendo los bosques tropicales como el
Amazonas los más afectados.
Los bosques después de los océanos son los mayores almacenes de
carbono, al absorber este gas del aire y encerrarlo sobre y bajo
tierra, por eso, no es de extrañar que al talar o dañar nuestros
bosques, se liberen enormes cantidades de emisiones de carbono que
contribuyen a la crisis climática.
La adaptabilidad
de los bosques a diversas tensiones refleja la integridad funcional
del ecosistema a la resiliencia, como forma de comprender los
procesos a través de los cuales los ecosistemas se auto regulan y persisten
frente a las perturbaciones y cambios, es decir la capacidad de los
bosques a adaptarse a cualquier cambio
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natural o
antropogénico y regenerarse, a mayor cantidad de bosque, mayor
proporción de aire y agua limpios, más regulación del clima y
amortiguación ante las catástrofes naturales como inundaciones e
incendios, al tiempo de contribuir a la resiliencia de las
comunidades de su entorno.
Teniendo en cuenta
que más del 50% del territorio Colombiano está cubierto por bosques,
es importante potenciar los esfuerzos de protección a estas
coberturas y preservar nuestros ecosistemas amenazados.
La deforestación es el cambio de áreas de cobertura arbórea a
tierras para aprovechamiento en vivienda, minería, tala ilegal y la
expansión de ganadería, cultivos ilegales y/o extensivos, situación
que conduce a desequilibrios ecológicos y ambientales, afectación de
ecosistemas enteros, y perdida de relaciones ecológicas esenciales
para la vida de millares de especies, de las personas, animales y en
resumen la reducción de la biodiversidad
Los últimos 50 años han supuesto un coste de deforestación,
devastador para la humanidad, arrasando el 15% de la vegetación
mundial, amenazando esencialmente los ecosistemas de las selvas
tropicales.
La agricultura, silvicultura y otros usos del suelo contribuyen en
un 22% de las emisiones mundiales de carbono, la pérdida de carbono
por deforestación tropical en las dos últimas décadas se ha
duplicado y sigue aumentando, impulsada en gran medida por la
expansión de las fronteras agrícolas y el mal uso de los suelos
agrícolas.
En la selva tropical más grande del mundo ocurren fenómenos que son
vitales para la estabilidad de las especies, cada árbol se asemeja a
una fuente que absorbe agua a través de sus raíces y la libera a la
atmosfera en forma de vapor, un árbol de 20 metros puede transpirar
hasta mil litros de agua al día, los árboles emiten sustancias
volátiles precursoras de semillas que ayudan en la condensación del
vapor de agua, cuya eficiencia en la nucleación de las nubes resulta
en lluvias abundantes y benignas, por eso se han bautizado las
selvas como océanos verdes.
La Amazonia no es solo ese tapete verde apreciado desde el cielo,
sino el territorio que genera servicios ecosistémicos y beneficios
de diferentes tipos, invaluables para la región y el mundo, hasta la
fecha se sabe existen mas de 2.000 especies útiles para la
alimentación, la medicina, otros de uso humano; servicios de apoyo,
como los nutrientes que obtenemos del ecosistema, regulador del
clima, reciclador de entre el 50 y 75% de la lluvia anual, generador
proveedor de agua y proveedor de materias primas.
En sus entrañas, transita unos de los ríos más caudalosos del mundo,
el río amazonas, que mide 6.800 km y provee alrededor del 15% de la
descarga fluvial total a los océanos del mundo y alberga entre el 17
y 20% del agua dulce del mundo.
Su biodiversidad
alberga uno de los bosques más importantes del mundo, con 6 millones
de km2, que representa el 2/3 de los bosques tropicales del mundo,
territorio amazónico protector para la supervivencia de miles de
especies frente a los impactos de fenómenos climáticos extremos.
De acuerdo con la
Red Amazónica de Información Socioambiental
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