EDITORIAL
Libertad
y libertinaje social
Nietzsche afirma con ímpetu el distanciamiento que existe entre un
sujeto y otro. El distanciamiento que existe entre cada uno de los
seres humanos se da en la imposibilidad de conocer por qué los otros
hacen o dicen, en su totalidad. En otras palabras, cada palabra o
acción siempre carece de una expresión total al momento de su
predicación, en este orden de ideas, cualquiera podría afirmar que
no existe ningún lazo entre los sujetos, pero es aquí que las
relaciones humanas cobran su momento místico, aún en el
desconocimiento del motor que generan palabras o acciones, existe un
respeto a ese sujeto, este respeto nos hace intentar descifrar
aquello que sus labios suelen producir.
Este lazo, crece conforme al respeto; es directamente proporcional.
Entre más fuerte es el lazo, mayor respeto y por ende la
responsabilidad que tenemos por los otros, aquellos que funcionamos
como receptores intentan resolver las entrecruzadas palabras o
acciones que el otro expresa, esa es nuestra responsabilidad del
receptor, mientras cuando funcionamos como locutores es intentar
decir de la manera más clara aquello que queremos mostrar.
En el orden de ideas anterior es donde nace la forma más clara de
ser libre. Es decir, cuando el respeto y la responsabilidad se
mueven por alguien, entendemos de que todas nuestras acciones
repercuten en esta otra persona, en otras palabras, no se es libre a
la hora de tomar decisiones, se es libre en cuanto a decidir a quién
le entregó esa responsabilidad.
La relación interpersonal es una habilidad social que se ha dejado
de lado. Es decir, acumulamos relaciones, pero nunca nos damos
cuenta la responsabilidad que acogemos cuando nos relacionamos con
otros, simplemente se supone en la actualidad que el otro va a
entenderme y por ende se va a enajenar de cualquier tipo de
responsabilidad sobre algún otro. El pensamiento ególatra y
libertino de los seres humanos los ha llevado a olvidar que sus
acciones recaen sobre todo el grupo con el cual ha creado una
relación y pasar por alto las intensidades que se comparten, muestra
la inmadurez de nuestra sociedad, una sociedad de sujetos caídos en
el libertinaje, libertinaje que ha llevado a nuestra sociedad a ya
no generar un distanciamiento, sino un enajenamiento del otro, dando
como resultado una sociedad reducida a la utilidad, sociedad que ha
olvidado su naturaleza y la importancia de crear relaciones reales.
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LOS INTERESES
Luis Enrique Arango
La democracia es un invento de las sociedades humanas para
gobernarse, que depende de la voluntad de los electores en el
momento de depositar el voto.
El camino que toma el elector es un asunto demasiado complejo e
impredecible.
Recordemos el paradójico dilema en que terminaron las últimas
elecciones presidenciales, con la segunda vuelta entre Rodolfo
Hernández y Gustavo Petro, o la reciente elección de Alexander Char
en Barranquilla con más del 70%, de los votos válidos, a pesar de la
“costa nostra”; solo a título de ejemplo para no entrar en honduras.
Los mismos griegos que inventaron la democracia fueron los padres de
la retórica y la dialéctica para animar la competencia por el poder.
Las campañas electorales son ejercicios de comunicación y persuasión
para ganar la voluntad de los electores.
Ha sido usual pensar que el encarnar la bondad es un racero básico
para lograr el éxito electoral y se suele caer con frecuencia en el
fanatismo encontrando el demonio de la maldad en los otros, cuando
no hacerlos responsables de fantasiosas conspiraciones. Se olvida
algo fundamental, ese si principio y fin de las acciones humanas, me
perdonan la insistencia los que ya me han oído; me refiero a los
Intereses.
Los intereses en si no son malos; los hay de todo tipo, desde los
diabólicos hasta los más nobles. A veces nos obsesionamos buscando a
un ser humano que se mueva solo por la razón, por el bien común, en
abstracto, y ello me perdonan, es una verdadera utopía.
En esta sublimación de la bondad para la competencia política, han
encontrado un tinglado para condenar a las personas; la llamada
coherencia. Debe entenderse como nunca contradecirse ni mucho menos
cambiar de opinión.
Cambiar de opinión es perfectamente válido, diría que es algo
inherente a la vida, al conocimiento; no hay verdades absolutas. Aún
recuerdo la época en que se consideraba el socialismo como el paso
obligado de la humanidad.
Creo que relatos centrados en juzgar a los demás de manera
implacable como bueno o malo, sin atenuantes, algo que se ha vuelto
casi una norma, debe revisarse.
Me podrán decir que los políticos no son ingenuos y que los relatos
se construyen buscando equilibrios con los intereses, pero toca
reconocerlo; no están acertando.
Grande también es la indiferencia de muchos electores; como explicar
que alrededor del 50% de manera sistemática no acudan a las urnas.
¿Tendrá que ver con intereses o será una actitud consiente de pensar
que no vale la pena, y que les da lo mismo cualquier resultado?
Llego la hora de dejar las simplificaciones que conducen a los
maniqueísmos.
Tenemos que tomar en cuenta los intereses y las necesidades de la
gente, no basta con la bondad, si se quiere veámoslo como otra
manera de entender la inclusión tan necesaria y tan de moda
Luis Enrique Arango Jiménez
P/D. El telescopio Hubble ha servido para validar muchas cosas en
materia del cosmos. Quizás la más impresionante es verificar que por
lo menos existen 300.000 millones de Galaxias, como muestra la Vía
láctea, y que estamos muy lejos de que la nuestra siquiera sea la
más grande.
Con semejante panorama a veces siento asombro cuando se quiere
sentar cátedra en materia de verdades.
¡SI HAY FUTURO!
Por: Álvaro Ramírez González
alragonz@yahoo.es
El pasado 7 de septiembre realizamos un Foro en Pereira llamado
“después de Petro,
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¡habrá futuro!”.
Yo fui el coordinador general de ese evento que no buscaba para nada
criticar más a Petro, y menos diagnosticar su mandato.
La asistencia fue numerosa y el recinto de Expofuturo, se llenó
hasta las banderas. (650 asistentes)
Empresarios, profesionales, sociedad civil, y militares de la
reserva, coparon el recinto.
El objetivo del Foro, nos hizo invitar a Ma. Fernanda Cabal, Carlos
Alonso Lucio, Coronel Julio César Prieto, José Manuel Abuchaibe y
Eugenio Trujillo.
Este tándem de conferencistas eran los más indicados para mostrarle
al país desde Pereira, que “después de Petro, ¡hay futuro!”
Las pasadas elecciones regionales del 29 de octubre, le mostraron al
país, que no estaban equivocados.
Los resultados coincidieron con las encuestas, pero las cifras
fueron muchísimo más contundentes.
Galán, Char, Fico , Eder, y Beltrán, barrieron.
Los candidatos del petrismo fueron arrasados.
El mensaje de las urnas para los colombianos, es muy claro:
El país, no quiere más el mandato Petro.
Contundente.
La narrativa de la izquierda, hoy dividida, desbaratada y
desprestigiada, que no se apena en mentir, fue salir a declararse
también victoriosos en la contienda electoral.
Argumentan que ganaron en unos pocos Municipios muy pequeños, donde
el narcoterrorismo domina.
Pero intentan con ello tapar el hecho de que Petro, fue arrasado en
las 5 ciudades más grandes del país, donde justamente obtuvo el 88%
de los votos que lo eligieron presidente.
La izquierda no va a aceptar la contundencia negativa de los
resultados, pero la sociedad civil quedó claramente notificada:
Después de Petro, ¡hay futuro!
Le quedan 33 meses de mandato, y ya Petro ha anunciado públicamente
que “su retiro al terminar el periodo, será inminente.”
¡Y que el “poder le aburre, le harta!”
Detrás de esas declaraciones, está sin duda un país, que ya no lo
quiere, y no le cree.
Un país que no entiende la desarticulación sistemática de las FFAA.
No entiende con una paz total que vende el gobierno es un verdadero
baño de sangre.
No entiende como el gobernó destruye deliberadamente su industria
petrolera, de gas y carbón, que le dan los ingresos más altos al
aparato central y a la provincia, vía regalías.
No entiende como un sistema de Salud que respalda el 85% de los
colombianos y tiene una cobertura del 98%, hay que destruirlo.
No ve ninguna reforma agraria y si la toma e invasión de fincas.
Un país que no acepta la importación de gas desde Venezuela,
teniendo en los yacimientos propios garantizando el abastecimiento.
Un gobierno que quiere devolverle el dinero de las pensiones a lo
público y político, que ya se las robaron en el Seguro Social.
Un país que rechaza ver el Palacio de Nariño, rodeado por los
indígenas del Cauca, que intenta reemplazar la fuerza pública.
Un país que ve caer mes a mes sus exportaciones y su economía.
Un desestímulo brutal a la Inversión local y extranjera.
Una gasolina y un alza salarial, que dispararon la inflación de
nuevo a dos dígitos.
Unas tasas de interés impagables.
Un país arrodillado a las FARC y al ELN.
A todos nos va muy mal, pero a Petro, peor.
Nada le ha salido bien.
Su gobernabilidad en los meses que le quedan es ya muy limitada.
¡Hasta su imagen internacional hoy, es una vergüenza!
La gente quiere otra cosa.
¡Y después de Petro, si hay futuro!
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