Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

  Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

Pereira, Colombia - Edición:13.162-742

Fecha: Domingo-19-11-2023

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

 El gran juego: la vida


¿Podríamos afirmar una verdad última? ¿Reglas apodícticas? Tal vez en la naturaleza, pero nunca en la naturaleza humana. Una y otra vez la historia ha decidido delimitar la naturaleza del ser humano, del hombre incluso del sujeto: Siempre atribuyéndole adjetivos que sólo en condiciones ideales podría llegar a desarrollar. El ser humano debe ser virtuoso, bondadoso, humilde, etc… ¿¡Virtuoso en cuanto a qué, a qué tipo de esencia mística definida por un ente muchísimo más dudoso que la misma esencia!? Siempre dirigiéndonos, obligándonos a seguir un camino, unas reglas, un cierto tipo de lógicas, de las cuales desconocemos sus orígenes ¿Cómo no estar tan cansados? ¿Cómo no tener una vida agotada, si vivimos la nuestra y la que los otros dicen que debemos tener?

Un ser humano: Agotado, enfermo, frustrado es el resultado de la imposición de reglas que no logran encontrarse con la multiplicidad de lo que el propio ser humano es. El ser humano, no es simple, el hombre o el sujeto, es un cuerpo cargado por toda su historia, sus vivencias: es complejo; pero, muy pocas veces toda la experiencia del ser humano logra manifestarse en su totalidad en una sola expresión: Nunca eres siempre astuto, nunca un idiota por completo o sólo alegre, siempre eres múltiple. Más ¿Cómo afirmar nuestra multiplicidad en cada expresión de la vida? ¿Cómo evitar morir? ¿Cómo pensar en lo impensable?

No existe una sola verdad sobre el humano que podamos afirmar en su totalidad. Desprenderse de la idea egocentrista de poder obtener una verdad última, nos obligará a ver la vida con jovialidad, desentendernos de lógicas culturales y crear nuestros propios esquemas de pensamiento, sólo dejarán una visión del mundo jovial, una en donde la vida es un juego donde las reglas cambian constantemente.

Nuestra vida se desarrolla sin límites. Después de todo porque tendríamos que agruparnos, delimitarnos y encasillarnos en un sólo modelo de pensamiento, un modelo definido de respuestas ya prediseñadas, en busca de ganarnos el título de “buen ciudadano” “buen humano” etc… ¿Por qué no abandonamos las gradas del mundo y nos unimos a él? No es acaso Husserl el que afirmaba la necesidad de ir a las cosas mismas, a lo que el post- estructuralismo luego afirmará la necesidad de de-construir cada una de los conceptos que utilizamos, pero, que en la gran mayoría de los casos desconocemos, porque no volver nuestra vida, una cuestión propia, que cada concepto, experiencia o persona que juegue con nosotros el juego de la vida se le quede una pequeña parte nuestra, que cada verbo desarrollado tenga en su inscripción nuestro nombre ¿Por qué no atrevernos a deconstruir lo ya construido, destruir los edificios que nos impiden percibir la forma más clara del ser humano, es decir, aquello que nos impide vernos y reconocernos como una multiplicidad que incluso nosotros desconocemos o simplemente una multiplicidad libre, que se mueve en el mundo jugando, apostando, gritando con furia ¡viva lo múltiple! explotando en cada uno de los acontecimientos a los cuales sólo le queda acaecer, no sería esto el juego ideal o en palabras más claras, una manifestación precisa del gran juego llamado vida.
 

 

 

El Estado y la democracia el mayor flagelo de la sociedad

 

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

Por lo general todos piensan que el Estado y la democracia son la base de una buena convivencia humana. Por su puesto que dentro de este concepto hay una verdad a medias y una realidad dolorosa que todos vivimos en nuestro quehacer diario.

En la modernidad todos nacemos en una sociedad que viene registrando la existencia de los seres que nacen cada día y esos datos los van almacenando ahora en base de datos y en la antigüedad en documentos impresos que terminaban en las bibliotecas. Por eso hoy conocemos nuestra historia como civilización.

Estamos acostumbrados a vivir bajo el imperio de un Estado y ahora en lo que se llama democracia. Esto nos ha hecho seguir al pie de la letra lo que el Estado dice bajo sus Leyes y Decretos. Pero en la realidad somos prisioneros de esa envoltura invisible que nos persigue y que identificamos como Estado y sus gobernantes.

Pero nosotros somos el Estado porque sin la existencia de nosotros él no existiría, porque tenemos conciencia de nuestra existencia y nos obligamos a seguir los dictámenes que un grupo de nosotros ha establecido para poder ellos vivir a costillas de nosotros, El Estado.

Contra el Estado no puede haber rebelión porque él es simplemente un concepto hecho realidad porque todos apoyamos ese concepto. Y nos vemos obligados a acatar lo que la gente diga que hay que hacer porque ellos representan el Estado. Es una simbiosis que no podemos deshacer porque dejaría de existir lo que ya hemos establecido y somos parte de él. Pero si podemos controlar y establecer unas reglas administrativas que nos permitan dirigir lo que hemos creado como Estado.

En primera instancia hay que eliminar la democracia o el concepto que se tiene sobre ella porque ella es la generadora del crimen organizado en un Estado donde ella tiene injerencia. A través de ella se establecen todas las componendas de partido y de grupos políticos y sociales para poder alcanzar el poder o gobernar el Estado. Y la sociedad que es el Estado pierde sus derechos y autonomía porque otros tienen ese poder y el ciudadano es solo un contribuyente para que los gobernantes existan a nombre del Estado y mantenido por las contribuciones de la sociedad al erario.

Después de millones de años de evolución intelectual estamos en la condición de poder ser autónomos en sociedad y poder administrar nuestros bienes sociales bajo un
estado capitalista. Donde todos tienen la libertad de invertir o simplemente hacer parte de ese capital humano que aporta para que a través de la inversión personal pueda vivir una vida con todos
 

 

 

los beneficios que la modernidad da.

 

No podemos seguir alimentando a quienes jamás nos van a dar lo que realmente nos pertenece porque ellos se quedan con todo y nos obligan a actuar

 

 Qué lee Gardeazábal
 

 

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

NUÑEZ de Indalecio Liévano Aguirre, editada por Taurus.

Audio:

https://www.spreaker.com/episode/57693875

Hace ya casi 80 años el brillante intelectual liberal Indalecio Liévano Aguirre, quien llegare a ser canciller de la república y Designado a la Presidencia, publicó su biografía sobre Rafael Núñez, el más influyente de nuestros hombres públicos. Por estos días, Penguin Random House ha hecho una nueva reedición de ese libro que con el paso del tiempo se convirtió en un documento excepcional que calmó hipos y apetitos sobre los mitos a veces oprobiosos que los liberales de Uribe Uribe mantuvieron vivos sobre la vida y obra del excepcional cartagenero, que fue 6 veces presidente de Colombia y le armó el andamiaje más duradero a la nación política que siempre hemos sido.

Se trata de una biografía realizada desde dos puntos de vista, el de Núñez poeta y, el de Núñez y sus mujeres. Y, entrelazando sus versos de ocasión con la febril actividad que lo llevó, desde ser juez de un pueblo perdido en la geografía panameña hasta organizarnos la Constitución Nacional, el libro consigue copar de manera objetiva y sin apasionamientos toda la vida de un líder que tuvimos una vez y no volvimos a tener igual, pero que mucha falta nos hace por estas épocas de desasosiego.

Resumir lo que hizo desde 1825,cuando nació el esposo de doña Soledad Román ,el mozo de espadas de doña Gregoria del Haro, el casado por la iglesia con doña Dolores, la cuñada del poderoso senador Obaldía, es imposible en esta reseña. Pero quien lea el libro de Indalecio y se entretenga recorriendo la historia patria colombiana y coleccione el rosario de estupideces políticas y económicas que forjaron finalmente a la nación colombiana, no solo estará satisfecho sino orgulloso de saber que a este país lo gobernaron gentes tan capaces intelectualmente como Núñez o como su biógrafo.

Es un libro fundamental para entender a Colombia. Un libro para abrirle calle de honor a los festejos con que seguramente se celebrarán los 200 años del nacimiento de Rafael Núñez con igual o mayor pompa que lo celebrarían Eduardo Lemaitre ,Fernando Gómez Martínez y Donaldo Bossa Herazo, sus grandes cultores, quienes en mi adolescencia literaria me enseñaron en charlas privadas inolvidables a admirar y estudiar el incalculable valor de Rafael Núñez.

El Porce, noviembre 19 del 2023

 

 

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